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El padre de los niños en un vehículo de la Guardia Civil. efe
La vida entre rejas de los padres de los niños de Godella

La vida entre rejas de los padres de los niños de Godella

Gabriel se refugia en la lectura y María sigue ingresada en una celda de observación

Javier Martínez

Valencia

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Martes, 26 de marzo 2019

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La lectura se ha convertido en el principal refugio emocional entre rejas de Gabriel Salvador C. A., el joven encarcelado por el asesinato de sus dos hijos, mientras que su pareja, María G. M., la madre de los niños y presunta autora material de los crímenes de Godella, sigue en una celda de observación con vigilancia las 24 horas del día. Durante el tiempo que llevan en el centro penitenciario de Picassent, el joven belga y su mujer no han tenido ningún contacto personal al estar ingresados en diferentes módulos de enfermería, pero él ya ha escrito una carta a la madre de sus hijos.

El contenido de la misiva no ha trascendido, pero la fecha y los nombres de la pareja recluida figuran en el libro de registro de control de correspondencia, como establece el protocolo establecido para las comunicaciones postales entre internos de una misma cárcel. El juez de Paterna que instruye la causa por doble asesinato no ha intervenido el correo de Gabriel y María, por lo que la pareja puede enviarse todas las cartas que quieran con confidencialidad. Los funcionarios solo podrían abrir el sobre si sospechan que dentro hay algún objeto punzante o sustancia estupefaciente, pero siempre en presencia del preso y sin leer la misiva.

La pareja no ha tenido ningún contacto personal en la cárcel, pero él ya le ha enviado una carta y ella escribe frases sobre el pecado y la misericordia

Mientras Gabriel suele aprovechar la zona de bienestar y tranquilidad del módulo de enfermería para leer libros casi todo el tiempo, algunos reclusos le han increpado en el patio para echarle en cara su presunta conducta criminal. El joven sigue incluido en el programa de prevención de suicidios y parece haberse adaptado a las normas penitenciarias mejor que María, ya que no ha protagonizado ningún incidente grave, y está muy pendiente de las noticias en los televisores de la cárcel. También ha recibido la visita de un familiar.

Vigilada por dos reclusas

La presunta infanticida continúa sometida a una estrecha vigilancia por dos internas que realizan labores de ordenanza en el módulo de enfermería. Una de estas presas duerme en una celda contigua y puede ver a María a través de un ventanal de grandes dimensiones. Además, las funcionarias de la planta no pierden de vista a la joven en sus salidas al patio u otras zonas comunes después del incidente que protagonizó el pasado día 17. Como ya informó LAS PROVINCIAS, María sufrió ese día un brote psicótico y comenzó a propinar puñetazos y patadas a las funcionarias porque no quería entrar en su celda. También mordió a una de las trabajadoras durante el forcejeo.

La reclusa fue reconocida por un psiquiatra en la prisión tras gritar que quería hablar con sus hijos

Desde que ingresaron en la cárcel y fueron incluidos en el programa de prevención de suicidios, tanto Gabriel como María no pueden tener en sus manos ningún objeto cortante o puntiagudo, como puede ser un bolígrafo o una cuchilla de afeitar, cuando se encuentran solos en la celda. Solo pueden utilizar estos instrumentos si están acompañados por un 'preso sombra', nombre como se conoce al recluso que vigila a otro para que no se autolesione. Los funcionarios también confiscaron a la pareja los cordones de las zapatillas y sus cinturones, tal y como establece el protocolo de protección.

Antes de protagonizar el incidente violento, la presunta asesina escribió algunas frases en varios folios sobre el bien, el mal, la misericordia y la compasión. Una de estas reflexiones afirma textualmente: «En el paraíso de uno mismo, al que todos podemos llegar, existe un orden. Los primeros en entrar son aquellos que cometieron el pecado y se arrepintieron». María fue reconocida por un psiquiatra en prisión poco después de que gritara que quería hablar con sus hijos.

Los agentes recogen dos palos en la escena del crimen. d. torres

Analizan una azada como posible arma homicida

Los investigadores del doble crimen de Godella remitirán al Servicio de Criminalística de la Guardia Civil una azada para buscar de forma minuciosa restos biológicos ante la sospecha de que podría haber sido utilizada por María G., presuntamente, para matar a uno de sus dos hijos. La herramienta fue hallada el pasado 20 de marzo a escasos metros de la escena del crimen, cuando los agentes regresaron para realizar la tercera inspección en la parcela donde ocurrieron los sangrientos hechos. Los especialistas del Departamento de Biología analizarán la azada en su laboratorio de Madrid. Según la autopsia, uno de los niños murió al ser golpeado en la cabeza con un objeto romo todavía sin identificar.

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