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La abuela de Godella denunció que su hija y su yerno sufrían delirios desde hacía tres semanas
La mujer avisó horas antes de los asesinatos de que sus nietos corrían «cierto peligro»
Unas horas antes del doble crimen de Godella, la abuela materna de los niños, Noemí M., denunció en el juzgado de guardia de Valencia que sus nietos corrían «cierto peligro» porque los padres de los menores, Gabriel S. y María G., presentaban «un estado psicológico alterado y delirante» desde hacía tres semanas. Era la enésima voz de alarma que daba Noemí para tratar de evitar que los pequeños sufrieran algún daño.
La mujer adujo como principal motivo de su preocupación un mensaje de wasap que le había enviado su hija en el que insinuaba que iba a quitarse la vida. «Gracias por todo Creador, me voy contigo. Adiós mamá», escribió María el 11 de marzo, tres días antes de los asesinatos. Tras leer esta frase, Noemí acudió con urgencia a la casa de Godella donde estaban Gabriel y María con sus hijos, pero antes avisó a la Policía Local para que acudiera al domicilio porque «temía tanto por su hija como por los menores», afirma textualmente la denuncia.
La abuela de los niños manifestó en el juzgado que vio a su nieto de tres años «desnudo al borde de la piscina sin ningún adulto cerca», y afirmó también que su yerno le dijo que se marchara y le amenazó con denunciarla por abusar y maltratar a los niños si volvía por la casa. Cuando la patrulla de la Policía Local de Godella llegó a la vivienda, Noemí ya había vestido a su nieto y María rechazó el auxilio policial tras negar el supuesto intento de suicidio.
El extraño comportamiento de Gabriel y sus despropósitos están reflejados en varias frases en la denuncia. El joven le dijo a su suegra que sabía que ella «salía por las noches a matar niños» tras enfadarse porque Noemí había llamado a la Policía Local. La mujer también aseveró que había presenciado cómo «inculcaban al niño que abusaban de él en el colegio y le pegaban», y que este podría ser el motivo de que no lo llevaran al centro escolar donde estaba matriculado.
Como consecuencia de este hecho disparatado y otros episodios preocupantes que habían protagonizado Gabriel y María, Noemí intentó poner en contacto a su hija con un psiquiatra a través de un médico que atiende a la abuela, pero no logró convencerla para que recibiera asistencia psicológica. Los amigos de la pareja definen a él como «un ideólogo influenciado por chamanes mexicanos» y a ella como su «acólita», pero insisten en que María era «una madraza» que se desvivía por sus hijos.
«Los niños eran su vida. La casa tenía agua corriente, instalación eléctrica con placas solares y todo lo necesario para vivir dignamente», afirma una amiga de la presunta infanticida. «Creemos que pudo sufrir una psicosis posparto», añade la joven.
Mientras los padres siguen encarcelados en sendos módulos de enfermería de la prisión de Picassent, la Guardia Civil continúa las investigaciones para determinar el grado de participación de María y Gabriel en los asesinatos. Dos equipos de agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial y del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) volvieron esta mañana a la escena del crimen en Godella para inspeccionar otra vez la parcela, un pozo y la piscina.
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