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Niños muertos en Godella (Valencia) | Las siete incógnitas de la tragedia de Godella

Las siete grandes incógnitas de la tragedia de Godella

Los enterramientos, la confesión de la madre en el hospital y las manifestaciones incoherentes arrojan dudas sobre el caso | Los investigadores tratan de determinar el grado de participación del padre en los crímenes al considerar poco creíble su versión de los hechos

Javier Martínez

Valencia

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Sábado, 23 de marzo 2019

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¿El padre de los niños participó en los crímenes? ¿Por qué mató María a sus hijos? ¿Quería luego suicidarse para reencarnarse en uno de los menores? ¿La pareja fumó marihuana la noche de los asesinatos en Godella? El Grupo de Homicidios de la Guardia Civil continúa las investigaciones para contestar estas preguntas y encajar todas las piezas del rompecabezas macabro.

Implicación del padre. Aunque los presuntos culpables ya se encuentran entre rejas tras la detención de los padres de los menores, María G. M. y Gabriel Salvador C. A., los investigadores aún no han podido determinar el grado de implicación de cada uno de ellos. El padre niega su participación en los asesinatos.

Primera versión de la madre. Los guardias civiles que localizaron a la madre dentro de un bidón y le ayudaron a salir, dialogaron con María para ganarse su confianza cuando aún creían que los niños podrían estar vivos, y le preguntaron de forma insistente dónde estaban sus hijos, pero ella contestó que eso lo sabía su marido. ¿Dijo la verdad?

Entierro de los cadáveres. La madre de los niños confesó que había enterrado los cadáveres, pero manifestó que ella no propinó los golpes a sus hijos, una niña de cuatro meses y su hermano de tres años y medio, junto a la piscina de la parcela donde vivía la familia. Según esta versión de María, los menores ya estaban muertos cuando ella los habría encontrado con fracturas craneales. La joven realizó estas declaraciones el jueves cuando colaboró con la Guardia Civil e indicó dónde estaban las dos fosas. ¿Gabriel ayudó a su mujer a enterrar los cadáveres?

Una confesión tras un delirio. Un día después de ser detenida por la Guardia Civil, la presunta infanticida manifestó en la habitación 211 del Hospital de Llíria que Dios le había ordenado que matara a sus hijos. ¿Esas palabras fueron pronunciadas tras una confusión mental caracterizada por alucinaciones? La reiteración de frases incoherentes de la madre está reflejada en las diligencias que realizó el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia, pero el juez y la abogada de María no estaban presentes cuando la joven habría confesado.

Reencarnación en la piscina. El padre manifestó a los primeros agentes que llegaron a la casa de Godella que no debían preocuparse por su mujer y los niños, porque estaban «todos muertos». También explicó que había discutido con María porque ella le había dicho la noche anterior que debía «sumergirse en la piscina para reencarnarse en sus hijos». ¿Por qué sabía Gabriel que los niños habían muerto? ¿Pudo la madre despertar a sus hijos y sacarlos de la casa sin que su marido se diera cuenta ni oyera lloros?

El padre quería declarar. El padre de los menores quería explicar su versión de los hechos y contestar las preguntas que le habrían formulado los investigadores de la Guardia Civil y el juez que instruye el caso, pero Gabriel al final se acogió a su derecho a no declarar tras seguir el consejo de su abogada de oficio. ¿Habría mantenido su inocencia? ¿El padre vio los asesinatos? ¿Pudo ser inductor de los crímenes?

Unas muertes evitables. ¿Se podría haber evitado la tragedia? ¿Aplicaron bien los protocolos de atención a los hijos de una enferma mental? El expediente abierto por los Servicios Sociales de Godella y las actuaciones policiales por otra desaparición de los niños, tres semanas antes de los crímenes, no fueron suficientes para detectar que los menores estaban en peligro. La abuela de los niños parece que era la única persona que había manifestado su miedo ante los desequilibrios mentales de su hija.

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