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Jardín de acceso al recinto de la Exposición Regional de Valencia de 1909. Biblioteca Valenciana Digital
La idea de copiar el Partenón en la Alameda
La Valencia imaginada

La idea de copiar el Partenón en la Alameda

El Comité organizador de la cita propuso construir el mismo edificio griego en el lugar que se emplazó el Pabellón Municipal

Jaume Lita

Valencia

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Sábado, 18 de mayo 2019

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Valencia a lo largo de su historia ha ido dejando proyectos, que se anunciaron a bombo y platillo, en los cajones de despachos tan diversos. Planos que mostrarían una ciudad diferente, repleta de edificios, plazas y avenidas muy diferentes a las que hoy en día tenemos. La Exposición Regional no se quedó atrás en esta denominada 'La Valencia imaginada', pues uno de sus edificios más destacados y que ha llegado hasta nuestros días tuvo un plan diferente al finalmente construido: Valencia quiso un Partenón.

Relatan las memorias de Tomás Trénor y diferentes crónicas de la época, así como recoge Daniel Benito Goerlich en su libro 'La arquitectura del eclecticismo en Valencia' una idea por parte del Comité organizador de la Exposición Regional que habría cambiado la zona que hoy conocemos entre la Alameda, Tabacalera y Palacio de la Exposición. Sin ningún lugar a duda y de haberse formalizado las aspiraciones de los organizadores, Valencia no contaría con una de sus joyas arquitectónicas, un edificio que sabe conjugar detalles del Miguelete, la Lonja, las Torres de Serranos y el Claustro de Santo Domingo con diversas formas góticas.

El Pabellón Municipal de la Exposición Regional Valenciana de 1909 fue una obra destacada. Tomás Trénor quiso que «no fuera una más, sino la mejor y más hermosa construcción» del certamen. El Ayuntamiento y el Comité organizador acudieron al recinto ferial un 27 de noviembre de 1908 para estudiar la ubicación exacta del palacio que el Ayuntamiento de la ciudad ofrecería a los visitantes. Se quiso situar ante la entrada, para que tras cruzar el Arco Triunfal se pudiera contemplar aquel edificio con un gran jardín en su fase previa, «siempre guardando las líneas con el Gran Casino». Por eso se ubicó en el actual enclave, en la misma manzana que el Asilo de Lactancia.

Desde el Comité organizador de la Exposición le propusieron a Francisco Mora, arquitecto encargado de diseñar el edificio, «realizar una reproducción del Partenón de Atenas», según apunta Daniel Benito Goerlich, pero Mora contravino el planteamiento y optó por un edificio que por su carácter municipal representara a Valencia, también en su arquitectura regional: «En medio de tanto extranjerismo no había de desentonar el Palacio de la Ciudad inspirado en los bellísimos monumentos que posee Valencia». Benito Goerlich apunta que esa idea de Mora de replantear un edificio con inspiraciones ya vistas fue vista como «tratar de reproducir una antigualla». Lo bien es cierto es que Valencia ganó un edificio propio, único y valenciano, sin reminiscencias extranjeras ni edificios fuera de lugar.

Pero los proyectos no realizados respecto al Pabellón Municipal no se quedaron en una mera idea del Comité organizador, pues se quedaron por realizar diversos arreglos en los puentes de la ciudad, así como convertir en lago el tramo del río entre el puente del Real y el del Mar y la construcción de una gran maqueta a escala de la Albufera de Valencia a los pies del Palacio Municipal.

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