Valencia ensaya la movilidad en Navidad con el primer fin de semana de aglomeraciones
El Ayuntamiento cree que su plan de movilidad sirvió para minimizar el impacto de la enorme afluencia de visitantes en las calles más céntricas
Las aglomeraciones se han adueñado de Valencia este fin de semana. La concentración de eventos en menos de 48 horas, con el Maratón y el encendido de luces de la plaza del Ayuntamiento como platos estrella, ha llenado las calles del Cap i Casal de miles y miles de personas que deambulaban a la caza de experiencias. Todo era movimiento. El aderezo perfecto han sido las temperaturas de más de 20 grados, un aliciente para no quedarse en casa. El flujo de personas no ha sido caótico y la movilidad ha estado bien organizada, aunque sí que ha habido cierta molestia por el exceso, en un puente de diciembre que sirve de ensayo para lo que se espera en Navidades. La movilidad será el gran reto.
El desarrollo del Maratón siempre pone a prueba a la ciudad. A los 36.000 corredores que se han enfrentado a los 42 kilómetros y pico de la prueba hay que añadir los familiares y amigos que se han desplazado con ellos. También a los animadores de la prueba, que se contaban por miles y que se esparcían a lo largo del circuito. Media Valencia estuvo cortada en la mañana de este domingo al tráfico, así que el coche ha cedido su espacio al peatón. El metro y la bici, los únicos resquicios para poder desplazarse.
La alcaldesa del Cap i Casal, María José Catalá, se ha mostrado satisfecha por cómo se ha desarrollado la prueba. «Sabemos las dificultades de movilidad que hay, pero entendemos que hoy es el día de salir a correr, de salir con los niños y de animar. La Maratón y la ciudad hemos ido de la mano con empatía entendimiento y cariño», ha resumido. En la misma línea se ha expresado el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell, para quien el Plan de Movilidad previsto «ha minimizado el impacto y ha priorizado a la seguridad y la movilidad de los viandantes».
Una de las dificultades de la jornada del domingo ha sido despejar la zona de los alrededores de Mestalla en menos de tres horas para que el acceso al partido entre el Valencia y el Sevilla, que comenzaba a las 16:15 horas, fuera lo más ágil posible. A media hora del comienzo, la sensación era de normalidad y apenas quedaban vestigios de los maratonianos que habían cruzado por la avenida Aragón o por el paseo de la Albereda horas antes. También había un tercer evento deportivo, el partido del Valencia Basket femenino en el Roig Arena, a las 15:30 horas, que agregaba un punto extra de dificultad a la movilidad.
Fuegos artificiales en la plaza del Ayuntamiento
Aunque la Maratón ha distribuido a decenas de miles de personas por toda la ciudad, uno de los grandes picos de aglomeración se dio en la tarde del sábado en la plaza del Ayuntamiento. Allí, como cada sábado desde el 22 de noviembre, el encendido de luces navideñas iba acompañado de un castillo de fuegos artificiales. La imagen, tal y como comentaban dos amigas en las inmediaciones, era más propia «de Fallas», con las calles adyacentes a la plaza repletas de visitantes.
Una vez terminado el espectáculo, la disgregación de los asistentes hacia otras zonas céntricas obligó al Ayuntamiento a reaccionar rápido para evitar que los intereses de conductores y de peatones colisionaran. El resultado fue cortar las calles Xàtiva, Porta de la Mar, Colón o Sant Vicent entre el Ayuntamiento y el Micalet para que los viandantes no quedaran atrapados como sardinas en las estrechas aceras.
La muchedumbre, una vez finalizado el espectáculo pirotécnico, se dirigió en masa hacia la plaza de la Reina, donde les esperaban el mercado navideño y el belén a tamaño natural. Ríos y ríos de gente que avanzaban a ritmo de procesión.
Compras en el centro y zona marítima
También los hubo que se saltaron los fuegos artificiales para acudir directamente a las tiendas y seguir contribuyendo a la rueda del consumismo que gira con fiereza por estas fechas. Regalos para navidad o caprichos personales, cualquier excusa era válida para entrar y salir de las tiendas.
Las temperaturas más propias de principios de otoño o de finales de primavera han sido el ingrediente perfecto para que los valencianos salieran a las calles. El paseo marítimo se llenó durante las horas centrales del día, con parejas paseando de la mano y compartiendo un helado, grupos de amigos practicando deporte o individuos tumbados en la arena libro en mano.
El puente de diciembre, con permiso del lunes, ha sido un reto para la movilidad de Valencia que sirve de antesala para las Navidades. Se han gestionado las mareas de miles y miles de personas que se sucedían en distintos puntos de la ciudad con relativa solvencia, aunque ha habido vecinos descontentos con el exceso de personal. En unas semanas se verá si las Navidades se superan con la misma solvencia o si, por el contrario, el Cap i Casal muere de éxito.