Todos los colegios tendrán que mandar deberes y tareas para casa cuando se suspendan las clases
Si el cierre dura menos de tres días no se podrá adelantar materia y los trabajos serán para reforzar contenidos ya adquiridos
La Conselleria de Educación ha elaborado un protocolo de actuación dirigido a los centros públicos y concertados que recoge cómo se tendrá que atender al ... alumnado en caso de que se suspendan las clases por alguna emergencia o alerta. Situación que será bastante frecuente, como se ha demostrado este mismo curso, especialmente en zonas afectadas por la dana o en riesgo de inundación. Cabe recordar que la recomendación de la Conselleria de Emergencias a los municipios pasa por suspender la actividad lectiva si se decreta una alerta roja, y son varios los ayuntamientos, sobre todo de la zona más castigada por las riadas del 29 de octubre, que también lo hacen si el nivel es naranja.
El documento se ha presentado este jueves tanto a los sindicatos docentes de la Mesa Sectorial como a las confederaciones de Ampas de la Mesa de Padres, y aunque da autonomía organizativa, recoge una serie de recomendaciones generales que trasladan la idea sobre cómo actuará la mayoría de los centros.
Además, la regulación implica que cualquier estudiante, desde Infantil hasta Bachillerato, tendrá que recibir atención educativa adaptada a su edad y posibilidades, en lugar de que esta, en el formato que sea, quede al criterio del docente de la materia o de la propia organización interna del centro. Hasta la fecha ha sido bastante habitual que, en escenarios de suspensión de clases, los estudiantes tuvieran que realizar tareas de carácter lectivo a partir de Secundaria, pero no estaban tan generalizadas en Primaria o Infantil.
Exactamente, se señala que «en el ejercicio de su autonomía pedagógica, organizativa y de gestión», los centros «adoptarán las medidas necesarias para atender las necesidades educativas del alumnado conforme a la normativa vigente». Y también que aquellos que hayan sido cerrados o cuya actividad lectiva se suspenda (centros abiertos pero sin clase, como el día del apagón) deberán garantizar «la continuidad del proceso formativo del alumnado, facilitando y poniendo a su disposición las tareas contempladas en las situaciones de aprendizaje que figuran en las programaciones de aula para que puedan ser realizadas en condiciones de no presencialidad». Dicho de otra forma, en la organización temporal y de contenidos de cada asignatura que elaboran los docentes -para estructurar su impartición durante todo el curso- se tendrá que recoger qué trabajos son susceptibles de hacer en casa si media una alerta o una emergencia.
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Por regla general, si el cierre o suspensión tiene una duración de entre uno y tres días, las tareas serán de repaso de lo aprendido. «Enfocadas a reforzar y consolidar los aprendizajes previos», dice el documento. Y en caso de que la duración sea mayor sí se podrá adelantar materia, siempre centrada en el desarrollo de las competencias clave (o básicas) de cada etapa educativa, incluyendo «materiales en diferentes soportes en la medida de las posibilidades del centro». Esta expresión abre mucho el abanico: desde deberes al uso, siguiendo el libro de texto, hasta clases online, pasando por las asíncronas o grabadas o los ejercicios apoyados en plataformas digitales. Eso sí, será necesario adaptarse al tiempo estimado de cierre, si se puede prever, «y a los recursos disponibles en los hogares».
El tercer supuesto que plantea Educación es el caso extremo de que una escuela se cierre sine die, lo que obligaría a la conselleria a tomar «las medidas pertinentes para garantizar el derecho a la educación del alumnado». Traslados a otros centros o reubicaciones en espacios municipales tendrían cabida en estas casuísticas, atendiendo a experiencias previas, como los meses posteriores de la dana o, en un plano distinto, a lo sucedido en el Ceip Cervantes de Sueca.
Los centros también deben establecer previamente qué canales de comunicación con las familias y soportes se emplean para comunicar y realizar las tareas (como Web Familia, Aules o Microsoft Teams). Y en la medida de lo posible, «garantizarán al alumnado los recursos educativos y materiales didácticos para que puedan continuar con la actividad lectiva», algo plausible únicamente si la alerta se conoce con horas de antelación. Por ejemplo, un préstamo de tablets o reparto de libros de texto sólo sería posible el día previo al cierre, pues no tendría mucho sentido obligar a una familia a un desplazamiento en plena alerta roja.
Por último, en cuanto al ámbito de aplicación, se ciñe a los centros públicos y los concertados y de otras titularidades, que en los dos últimos casos podrán adaptar el protocolo a su contexto y necesidades específicas. Respecto a los privados, podrán obrar en base a su propia organización o aplicar las disposiciones de la administración.
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