Profesores meteorólogos, kits de emergencia y refugios: los colegios se blindan ante lluvias extremas, vendavales o nevadas
El nuevo protocolo recoge las funciones del equipo directivo para tener a punto las instalaciones y sobre cómo actuar en caso de fenómenos extremos
La Conselleria de Educación presentará este jueves a los sindicatos el nuevo protocolo de actuación por parte de los centros cuando se produzcan fenómenos meteorológicos adversos ... como fuertes precipitaciones, olas de frío, nevadas o tornados, quedando fuera, a la espera de una regulación posterior, los episodios relacionados con altas temperaturas.
El borrador, al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS, establece las medidas a adoptar en función del nivel y el tipo de alerta, además de recoger una serie de recomendaciones comunes, como disponer de un kit básico de emergencia conformado por radio, linterna y pilas (por si se producen cortes en suministros o comunicaciones). También se concretan las funciones que debe asumir el equipo directivo, tanto en materia preventiva como durante el seguimiento de la situación, controlando la evolución de los avisos y la comunicación efectiva de las medidas a adoptar entre el personal a su cargo. Además, se ofrecen consejos en caso de que el fenómeno adverso coincida con la actividad escolar -pues no siempre se suspenden las clases- tanto en el interior de los centros (buscar las zonas más seguras) como en el exterior.
En cuanto a las actuaciones previas, un miembro del equipo directivo debe encargarse de la gestión de los avisos, asumiendo el seguimiento de la situación y la comunicación entre todo el personal. Será el nexo de unión entre las autoridades y las agencias informativas y sus compañeros. Como un docente con perfil especializado en emergencias meteorológicas.
El borrador le atribuye tareas como la «recepción de los avisos desde AEMET y del organismo competente en materia de protección civil», vigilar la «situación y evolución de avisos y alertas meteorológicas» y comunicar las instrucciones pertinentes, bien las genéricas de cada emergencia o las recogidas en los planes de autoprotección, que son de carácter obligatorio y establecen cómo se tiene que proceder en las instalaciones. El protocolo ofrece diferentes enlaces de consulta, como la DGT (para incidencias de tráfico como atascos o carreteras cortadas), del 112 (los apartados específicos sobre emergencias meteorológicas o preemergencias) o de la agencia estatal (el menú de avisos y sobre predicciones por municipios).
Por otro lado, la dirección de los centros, a finales de verano, deberá solicitar al ayuntamiento (en el caso de colegios de Infantil y Primaria) o impulsar (en Secundaria y enseñanzas de régimen especial), la puesta a punto de las instalaciones con tareas como la limpieza de cubiertas, bajantes y canalizaciones, la revisión de cornisas, balcones y fachadas o el aseguramiento de toldos, persianas, antenas y demás elementos susceptibles de desprenderse. También la retirada de «árboles muertos o ramas que sobresalgan de las estructuras y objetos que se encuentren en patios, terrazas, techos o balcones y que puedan volarse».
También se habla de la «comprobación y mantenimiento de puntos de edificio por donde pueda haber contacto con el exterior (cierres de ventanas o puertas)» -se entiende que para prevenir filtraciones- y de la revisión de equipos y sistemas de calefacción. En caso de olas de frío o nevadas, se plantea abrir los grifos (sólo un hilo de agua puede evitar la congelación de una tubería) o el vaciado completo de la conducción si no está bien aislada.
En cuanto a las medidas a adoptar por niveles de alerta, en amarillo básicamente se plantea hacer un seguimiento de la situación. Por ejemplo, si evoluciona a naranja y es necesario suspender las clases. Algo que, por otro lado, será cada vez más habitual en zonas cartografiadas como inundables o, sin estarlo oficialmente, resultaran afectadas por la dana del 29 de octubre. En este caso, el protocolo señala que si la cancelación dura más de un día habrá que dar continuidad a la actividad lectiva como se pueda (por ejemplo con el envío de tareas o clases online).
Si el aviso es rojo y el ayuntamiento decreta la suspensión de las clases (que será lo habitual), lógicamente el personal no acudirá. Pero si se activa mientras está en la escuela, sólo podrá abandonar las instalaciones si el desplazamiento es seguro. Y no podrá hacerlo en el caso de que haya alumnado, pues su servicio se considera esencial para su cuidado. Para evacuaciones, se estará a lo dispuesto por la autoridad pertinente, y siempre se tendrán que seguir las medidas del plan de autoprotección, que entre otras recoge los espacios más seguros donde permanecer, como las zonas altas en caso de lluvias torrenciales y riesgo de inundaciones.
En el apartado de recomendaciones durante una emergencia (o de cara a ella), entre las genéricas se habla de ubicar productos tóxicos fuera del alcance del agua y hacer lo propio con «objetos de valor, documentación y equipos con información importante», además de dar un uso responsable a los teléfonos (sólo para llamadas imprescindibles). El protocolo también incluye consejos a seguir en función del fenómeno adverso, como evitar la presencia de personal en sótanos y zonas bajas de los edificios si se trata de precipitaciones, no salir al exterior en caso de ventisca o buscar zonas de refugio si se producen tornados, como sótanos, pasillos interiores, baños o cuartos sin ventanas.
También se contemplan recomendaciones por si el fenómeno coge a alguien en el exterior o en un vehículo: desde mantenerse alejado de barrancos y cauces hasta buscar una zanja o acuclillarse cerca de un edificio si se produce un ciclón.
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