El triángulo más lluvioso de la Comunitat Valenciana: más de 1.000 l/m2 en apenas 20 km2
El año 2025 ha dejado precipitaciones fuera de los común en una zona entre la Marina Alta y La Safor
En el interior norte de la provincia de Alicante se esconde un pequeño triángulo de apenas veinte kilómetros cuadrados donde el año 2025 está siendo ... un año de récord. Los municipios de Vall d'Ebo, Vall de la Gallinera y Villalonga conforman una zona donde la lluvia ha caído con una persistencia poco habitual: más de 1.000 litros por metro cuadrado en cada uno de ellos hasta el 13 de octubre, según los datos que maneja Avamet (Asociación Valenciana de Meteorología), que maneja una extensa red de medidores.
Entre los tres localidades suman más de 3.200 l/m², lo que convierte a esta franja montañosa en el punto más húmedo y lluvioso de toda la Comunitat Valenciana en lo que va de año. Es decir, que en cada una de las localidades, si pusiéramos un medidor, el agua habría alcanzado ya el metro de agua por metro cuadrado.
No se trata de un episodio aislado ni fruto de un único temporal. Desde enero, la sucesión de borrascas, frentes mediterráneos y varias danas han descargado sobre el interior alicantino con una frecuencia y regularidad que no se veían desde hace más de una década. Las estaciones de Vall d'Ebo (1.129 l/m²), Sagra (1.109) y Vall de la Gallinera (1.057 l/m²) encabezan el ranking autonómico, seguidas muy de cerca por Aín (1.048), Enguera (1.031), Eslida (1.029) y L'Alcúdia de Veo (1.020). Municipios como Barx y Alzira también superan los 1.000 l/m² y al borde esta Villalonga (996), consolidando un patrón que ha convertido el prelitoral valenciano en un auténtico receptor de humedad mediterránea.
La comparación con los dos años anteriores es elocuente. 2024 fue catalogado por la Agencia Estatal de Meteorología como un año «normal en lluvias», con una precipitación media en la Comunitat de 519 l/m², apenas un 4 % por encima del promedio climático de referencia (1991-2020). Aquel año estuvo marcado por un solo gran episodio: la dana de finales de octubre, que dejó registros históricos como los 771 l/m² en 24 horas en Turís y 185 l/m² en una sola hora, récord de intensidad en España. Sin embargo, fuera de aquel temporal, el resto del año fue bastante estable y las lluvias quedaron repartidas de manera irregular.
En cambio, 2025 ha destacado por su regularidad y extensión. No ha sido un único episodio extremo el que ha disparado las cifras, sino una suma de frentes que, mes a mes, han ido empapando las comarcas del interior. Marzo fue especialmente generoso, pero abril, mayo y septiembre también contribuyeron con lluvias significativas, sin periodos prolongados de sequía. El resultado: estaciones como las de Vall d'Ebo y la Gallinera ya han duplicado los valores totales del año anterior antes siquiera de llegar al invierno.
Por qué esa zona
Los meteorólogos apuntan a varios factores. Por un lado, la persistencia de danas mediterráneas que han afectado de forma reiterada al este peninsular. Por otro, el efecto orográfico de los valles y sierras que rodean esta zona, auténticas «paredes» que condensan la humedad cuando el viento sopla de Levante. Y, de fondo, la variabilidad climática acentuada por el cambio climático, que alterna años secos con otros de lluvias torrenciales o acumuladas por encima de la media.
El impacto de este exceso hídrico es doble. En positivo, ha permitido recuperar acuíferos y embalses en zonas que arrastraban déficit desde la sequía de 2022-2023. Pero también se han registrado episodios de erosión, corrimientos de tierra y daños agrícolas, sobre todo en bancales y caminos rurales. Los técnicos insisten en la necesidad de reforzar las infraestructuras de drenaje y las alertas locales, ya que la recurrencia de lluvias intensas parece más frecuente que hace una década.
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