¿Quién redacta y corrige los exámenes de selectividad?
Para esta convocatoria se han diseñado hasta cinco modelos distintos por asignatura. El azar decide cuáles caen en junio o julio, así como los que se quedan en el cajón sin llegar a conocerse sus preguntas
La casualidad ha tenido mucho que ver en el hecho de que los alumnos de la selectividad se hayan enfrentado, en el examen de Castellano, ... a un texto sobre el libro 'El odio' (y no a uno de la dana o el apagón, por citar ejemplos que se barajaban en las quinielas), a preguntas de sintaxis, morfología o modelización (podía haber caído también léxico) o a la obra de Lorca y no a la de Carmen Martín Gaite o Buero Vallejo, por citar a los otros autores que se podían evaluar. Y es que el modelo que los 23.744 estudiantes de la convocatoria ordinaria han tenido entre sus manos no es único. Hay cuatro exámenes más, calcados en estructura y tipología de ejercicios pero no en contenidos, pues en esta edición ha sido necesario que los responsables del diseño dejen preparada una versión más de lo habitual. Y lo mismo se aplica para el resto de materias que componen la selectividad. No todos verán la luz.
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Los autores
Sólo profesorado universitario
Muchos alumnos, cuando la prueba no cumple con sus expectativas, se acuerdan de los responsables del examen, los que se han encargado de redactarlo. La típica frase de que «se han pasado». O expresando lo mismo pero con palabras más gruesas. Pero la mayoría desconoce quiénes son, llegando a pensar, incluso, que se trata de docentes de Bachillerato, que al fin y al cabo son los que les preparan para la selectividad.
Nada más lejos de la realidad, pues el diseño corresponde a las comisiones de materia de las 33 asignaturas que componen las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU). Y estas están conformadas exclusivamente por profesores de las universidades públicas (entre tres y cinco profesionales, dependiendo del área). En función de los contenidos que se tienen que abordar y de la estructura de la prueba, aspectos condicionados por la legislación estatal y autonómica, consensúan diferentes modelos que, en sobres cerrados, ponen a disposición del coordinador general de la Comunitat. Este elige de manera aleatoria cuál se utiliza en cada convocatoria. Tiene toda la lógica que sean docentes universitarios, lo que unido a la elaboración de varios modelos minimiza el riesgo de filtración.
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Cinco modelos
Para imprevistos y solapamientos
Para esta edición se han diseñado cinco modelos. Tres verán la luz seguro (uno para cada una de las tres convocatorias previstas) y otros dos quedan de reserva, utilizándose sólo si hay solapamiento de exámenes, o si se diera el caso -improbable- de una anulación por cualquier motivo. Por ejemplo, puede suceder que haya alumnos de Castellano que tenían autorizada una adaptación y precisaran de más tiempo para completar la prueba, lo que les ha impedido hacer Historia de la Filosofía, el segundo de la jornada, a su hora. Por tanto, este se tiene que programar para otro día (quizá el jueves por la tarde). Lógicamente el examen al que se enfrenten para demostrar sus conocimientos será distinto al que este martes han hecho la mayoría de aspirantes.
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La coordinación
Redactores y preparadores
La selectividad la organiza una comisión gestora formada por la Conselleria de Educación y representantes de las cinco universidades públicas. Cada una tiene un coordinador y nombra a sus respectivos especialistas de cada materia. Sin embargo, los responsables de preparar al alumnado son los especialistas de 2º de Bachillerato, por lo que es necesario que exista una coordinación para que las cosas salgan bien. Esta se produce en octubre, cuando las comisiones de materia celebran reuniones con los profesores de Bachillerato (una por provincia), en la que se informa de cómo será la estructura de la prueba (este año ha cambiado en todas por la reducción de la optatividad), se les facilitan los criterios de corrección a tener en cuenta (cuánto puntúa cada apartado y qué aspectos se valoran) así como los contenidos que pueden caer, siempre dentro de las competencias específicas que se exigen en cada materia.
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La corrección
Dos colectivos distintos
En los últimos días, entre el alumnado afectado por la dana, se ha podido escuchar la siguiente reflexión: ¿Los correctores se apiadarán de nuestra situación? La respuesta es que no. No por falta de empatía o de humanidad, sino porque es del todo imposible saber a quién pertenece el examen que se tiene que evaluar. Ni el nombre del alumno ni tampoco el centro de procedencia, pues la identificación de los exámenes se realiza a través de un código de barras que se entrega a los aspirantes, completamente anónimo. Por no hablar de que los afectados están mezclados con el resto, tanto en esta convocatoria de junio como en la próxima de julio. Otra cosa es que los correctores empaticen, en términos globales, por los cambios a los que se ha enfrentado esta promoción. Por aquello de que estrena modelo.
Respecto a quiénes son, se trata de profesorado voluntario, tanto de las universidades públicas como de los centros que imparten 2º de Bachillerato. Para su selección se genera una base de datos para cada asignatura y universidad y se adscriben como vocales a los tribunales, en función del número de centros que tiene asignado cada uno. Durante estos días están en las aulas vigilando y ayudando al correcto desarrollo de las pruebas.
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