Un museo que tarda en arrancar
El desmantelamiento de la sala Sorolla, la fractura con la Academia, el plan museológico y la recuperación de fondos marcan la gestión de Casar Pinazo
CARMEN VELASCO
Domingo, 17 de julio 2016, 20:36
Las transformaciones de mayor calado se suelen trabar a fuego lento aun con el riesgo de que la cocción no concluya o el resultado no satisfaga finalmente a todos. Así suele suceder en la vida y también en la gestión política. La cultura es un terreno fértil, pero también se bifurca en caminos abruptos. Uno de ellos se vivió hace un año en el Museo de Bellas Artes de Valencia con el cese de Paz Olmos. Su marcha fue el preludio de un año de cambios en la pinacoteca valenciana. Doce meses en los que el museo tarda en arrancar, pese a la gestión del director provisional que ha planteado un plan museológico, ha puesto al día los fondos del centro, ha activado los órganos de gestión interna (la reunión del patronato) y ha implicado al Ministerio en su proyecto, entre otras acciones. Sin embargo, Cultura no ha convocado el concurso público para elegir al responsable definitivo, no ha destinado una línea propia en los presupuestos autonómicos ni tampoco ha ampliado la plantilla.
El 'nuevo' Bellas Artes empezó a gestarse hace un año. El 19 de julio de 2015 LAS PROVINCIAS publicó que los problemas del aire acondicionado de la pinacoteca habían dañado lienzos de Sorolla y Van Dyck, entre otros. Estas piezas, 19 en total (siete sorollas y obras de Pedro de Orrente y Vicente López), están hoy completamente restauradas. Esta información, que partió de una denuncia del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, anticipó una etapa de modificaciones en la pinacoteca valenciana.
La salida de Paz Olmos, directora cuestionada por parte de la plantilla del museo y designada por el Consell de Francisco Camps. La renovada cúpula de Cultura, con Vicent Marzà a la cabeza, destituyó a Olmos, bajo cuya dirección arrancaron las obras de rehabilitación del edificio (una rebaja de la tan reivindicada quinta fase de ampliación) que hoy continúan.
El conseller, que visitó con su equipo el museo para cerciorarse de los problemas de mantenimiento del Bellas Artes el 20 de julio de 2015, cargó contra la gestión de Olmos, cuyo mandato «no había respondido a una verdadera gestión destinada al buen funcionamiento del museo», afirmó. Se refirió a una deuda con la empresa de mantenimiento y cuestionó el uso de la caja fija para sentenciar que en el caso de Paz Olmos «hubo dejación de funciones». Ella, por su parte, rechazó las acusaciones, dijo ser «una víctima política» y denunció al entonces gerente Antonio Bravo, cuya gestión ha motivado la apertura de un expediente en la conselleria de Marzà, como avanzó este periódico.
Tras la marcha de Olmos, Cultura optó entonces por asumir la gestión del museo hasta convocar un «procedimiento lo más transparente y abierto posible», aseguró hace un año el conseller. Ni rastro del concurso para elegir director, la cuestión todavía está pendiente. La Administración marca sus propios plazos. Durante el periodo en el que la pinacoteca estuvo descabezada se produjo un robo de 45 obras de arte. Este suceso volvió a evidenciar la vulnerabilidad del Bellas Artes, un museo que se convirtió en campo de batalla entre el PP (en las administraciones valencianas) y el PSOE (en el Ejecutivo Central). El hurto de pequeñas esculturas del pabellón Benlliure se tradujo en un cruce de acusaciones entre los actuales responsables de Cultura y los salientes a cuenta de la seguridad del museo.
En septiembre Cultura cambió de opinión. Decidió nombrar a José Ignacio Casar Pinazo como director provisional hasta resolver la convocatoria definitiva del concurso público. Arquitecto de profesión y bisnieto del pintor Ignacio Pinazo, su principal tarea ha sido ejecutar una puesta a punto del centro y actualizar la gestión diaria de la pinacoteca, desde el funcionamiento ordinario del personal hasta el control de los fondos artísticos sin olvidarse del futuro del centro, un porvenir que se recoge en el plan museológico.
Bajo el mandato de Casar Pinazo, el centro ha recuperado el horario habitual de los museos: abiertos de martes a domingo. Durante la época de la consellera Lola Johnson se apostó por que el IVAM, el Centro del Carmen y el San Pío V abrieran también los lunes para complementar la oferta turística de la ciudad, sobre todo, de cara a los cruceristas. El Bellas Artes fue el primer centro artístico valenciano en abrir el primer día de la semana y el último en adaptarse al horario común.
La provisionalidad de Casar Pinazo no ha sido obstáculo para exigir mejoras incuestionables para la autonomía de la institución cultural, como una línea presupuestaria propia para el Bellas Artes (un compromiso financiero que la Conselleria de Cultura ha incumplido, al menos, en los últimos presupuestos autonómicos), y para normalizar relaciones entre instituciones. En este punto, el Consorcio de Museos trabaja para programar exposiciones comunes en los Bellas Artes de Valencia, Castellón y Alicante.
Con Casar Pinazo se han recuperado las reuniones del patronato de la pinacoteca. Durante los últimos meses se han celebrado dos: una el 22 de diciembre de 2015 y otra el 14 de junio de 2016. La primera sirvió para recobrar la gestión interna del centro dado que no se convocaba el patronato desde septiembre de 2003. En la cita de diciembre se acordó buscar una fórmula de gestión que dotara de autonomía al centro de arte y se habló entonces de un consorcio. En el encuentro del pasado junio, donde se dio cuenta de las exposiciones para 2017, se retomó la cuestión y se acordó encargar a un grupo de trabajo la elaboración de los estatutos del consorcio. Los promotores del consorcio serán el Ministerio y la Conselleria, pero en los órganos de gobierno estará presente la Academia de San Carlos.
La fórmula del consorcio, que deberá consensuarse con el Ministerio, permitirá a la pinacoteca tener mayor autonomía y mejor financiación, dos cuestiones básicas para el futuro del Bellas Artes y no resueltas durante este ultimo año.
En ambas reuniones asistió Miguel Ángel González Suela, subdirector de Museos Estatales. La relación del Bellas Artes con el Gobierno central es imprescindible para el presente y futuro. El Ministerio no es un invitado del centro artístico, sino el propietario. Tiene voz, voto y presupuesto. Casar Pinazo ha viajado en varias ocasiones a Madrid para abordar cuestiones relativas a la pinacoteca.
La pasada primavera el responsable del Bellas Artes avanzó el plan museológico en Madrid. El Ministerio avaló las líneas maestras presentadas por el San Pío V, dio el visto bueno a la metodología aplicada y respaldó los cambios a realizar. El plan rector de la pinacoteca que pretende superar la concepción tradicional de museo (garante de la conservación) para que el Bellas Artes sea «transmisor de conocimientos».
La idea, según el equipo de Casar Pinazo, es construir un museo de arte valenciano (valencianizar el discurso para redescubrir otras figuras del arte de la Comunitat, como Beltrán Grimal, Ricard Boix, Muñoz Degraín, etcétera), vincularlo con la historia de la ciudad y con la pintura europea. Además, se quiere incorporar nuevas disciplinas artísticas, como el dibujo, la arquitectura, el cartelismo o el grabado.
El plan museológico definitivo aún no se ha hecho público. El borrador, que incluía un reordenación de los espacios del edificio, se presentó el 17 de febrero de 2016. La hoja de ruta, que elimina la sala Sorolla, no gustó a la Academia de San Carlos, que nutre a la pinacoteca con 14.000 piezas. La discrepancia entre la propuesta de Casar Pinazo y la de los académicos fue absoluta. De hecho la Academia presentó su alternativa museográfica por si la dirección de la pinacoteca se prestaba a elaborar una mesa de trabajo conjunta y debatir el futuro de la pinacoteca «de igual a igual», según Manuel Muñoz, presidente de San Carlos.
La disconformidad de la Academia se centró en más de una decena de puntos. Uno de ellos es la valencianización del museo. «El arte valenciano no se puede separar de su contexto, sino que hay que incluirlo dentro del ideario colectivo del arte europeo», matizó Muñoz. Para la Academia, las obras de autores valencianos no se deben separar del resto en una concepción teórica de internacionalización de los artistas de la Comunitat. Se han mantenido tres reuniones con San Carlos y algunas de las conclusiones, según Casar Pinazo, se han incorporado.
Lo que sí se ha ido para no volver es la colección de obras de Sorolla. En noviembre de 2011, el San Pío V inauguró la sala Sorolla con 40 lienzos, prestados por particulares y cedidos por instituciones, y se amplió el espacio en 2012. La situación de la sala Sorolla dista de la de hace cinco años: el museo ha atendido las peticiones de devolución de los propietarios. Del Bellas Artes se han marchado una veintena de sorollas ( 'Retrato de don Carlos Urcola con su hija Eulalia', 'Cabeza de italiana' y 'Adelfas en el patio', entre otros), que han desdibujado el espacio. El borrador del plan museológico contempla su desaparición.