Las granjas valencianas de cerdos se blindan ante la peste porcina: «Aquí no entra nadie por si nos mete un virus»
Un ganadero de Morella, con 4.000 animales a su cargo, explica que a sus instalaciones sólo accede un veterinario «como si entrara en un quirófano» y pide que la gente consuma sin miedo estas Navidades para apoyar al sector
Manuel García
Valencia
Martes, 2 de diciembre 2025
«Aquí en mi granja no entra nadie, lo más importante es mantener las medidas de seguridad». La crisis de la peste porcina que ... afecta a Cataluña ha puesto en alerta a un sector que ya de por sí se cuidaba muy mucho de mantener las medidas de seguridad para evitar contagios y enfermedades. Miguel Ángel Querol es un ganadero de 38 años de la localidad castellonense de Morella que lleva 13 en el sector. Antes había trabajado en un banco, «pero me aburría». Su tío vendía cerdos y su abuelo también era tratante en el sector, con lo cual decidió incorporarse al sector ganadero.
Y no le ha ido nada mal. De los 600 gorrinos con los que empezó fue creciendo y creciendo, y ahora cuenta con 4.000 además de 200 ovejas. Lo suyo le ha costado, porque prefiere no ser consciente de las horas que les dedica: este lunes, sin ir más lejos, de siete de la mañana a diez de la noche, explica con normalidad.
Asume con respeto la situación que se está viviendo tras las primeras noticias sobre la peste porcina, que corrieron como la pólvora entre los ganaderos por los grupos de mensajería de los teléfonos móviles, pero es rotundo y sabe lo que tiene que hacer porque antes de esta crisis ya hacía lo máximo para evitar problemas. Nunca ha bajado la guardia y esto lo que ha hecho es que él y todos sus colegas estén un poco más en alerta si cabe: «Las medidas de seguridad son lo más importante, pero aunque se haga todo lo que está en tu mano, nada te garantiza que no pueda pasar algo».
Y es que en su granja, como ha insistido, no entra prácticamente nadie. El camión del pienso para alimentar a los animales se queda fuera y deja el material y el camión de cargar los animales también se queda en los muelles. El único que puede hacerlo es un veterinario, que accede a las instalaciones como si entrara en un quirófano, con la ropa adecuada y con todas las medidas de seguridad y desinfección previas para evitar cualquier propagación y que él mismo pudiera ser un foco de contagio en el caso de que entrara con algún tipo de virus. Este ganadero castellonense es consciente de que el riesgo cero «no existe», pero él pone todo de su mano para estar lo más cerca posible de esta cifra.
El proceso que sigue es el de priorizar la máxima seguridad. Limpia y desinfecta sus granjas para que los lechones de 20 kilos lleguen a un espacio que tenga las menores bacterias y virus posibles. A los cuatro meses los animales se van con entre 100 y 110 kilos de peso al matadero.
Aunque cree que de momento no hay un riesgo evidente para el sector en la Comunitat, Querol confía en que, Dios no lo quiera, si hubiera que realizar un sacrificio masivo, recibirían el apoyo correspondiente por parte de la administración. En su caso, según explicó, aún está pagando un préstamo importante para la última granja que abrió, y cuyo permiso tardó siete años en recibir, con lo que una pérdida económica de gran calibre supondría un duro golpe para su manera de vivir.
Este ganadero ubicado en Morella asegura que puede dormir por las noches, ya que ha señalado que «ya he visto tantas» que mantiene todas las precauciones, por lo que no tiene una preocupación especial y confía en que las medidas de aislamiento que están manteniendo sean efectivas.
El problema que ve es que se pueda detener la exportación de los cerdos y que haya un miedo a no consumir a causa de las noticias que están surgiendo desde Cataluña. Por eso le pide a la ciudadanía solidaridad y tranquilidad máxima: «La gente tiene que tener claro que no hay ningún tipo de riesgo y necesitamos que consuman estas Navidades».
También ha pedido que los intermediarios no se aprovechen de la bajada de precios que se está produciendo para querer sacar más tajada económica y para que el consumo de la gente se mantenga e incluso pueda aumentar en estas Navidades.
Con respecto a los síntomas de enfermedad, lo complicado es que, según explicó este ganadero, la peste porcina es asintomática: «Puedes llegar un día y encontrarte a tres animales muertos y cuando les hacen la necropsia no les encuentran nada especial. Y a partir de ahí pueden seguir muriendo más. Pueden tener las orejas y el trasero rojo, porque se ha acumulado sangre en esas zonas y eso puede ser un síntoma».
Aunque es consciente de lo que hay y cree que están haciendo todo lo posible, Querol espera «que todo se solucione bien e insisto, que la gente consuma estas Navidades para ayudarnos, porque lo fácil es cerrar una instalación, un negocio como el nuestro, pero luego la persona que lo ha llevado adelante y se ha arruinado, no va a poder reabrirlo».
Y es que el sector porcino es muy importante para la Comunitat. Por lo que respecta a las exportaciones valencianas de porcino y productos derivados, se facturaron 39,9 millones en 2024, según datos de la Cámara de Comercio de Valencia.
Por su parte, la Fundación Cotec destaca que China es el segundo mercado comprador de porcino valenciano al aglutinar el 19,7% de las exportaciones. En primer lugar se sitúa Serbia, que acaparó el 30% de las ventas el pasado año. En tercer lugar, después del mercado chino, se sitúa Corea del Sur, con el 11,3% de las ventas de porcino valenciano en el exterior. Japón, por su parte, es el cuarto país al que más venden las granjas valencianas.
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