Así es el exclusivo reservado de El Ventorro donde Mazón y Vilaplana comieron un menú de 165 euros
El dueño del restaurante aporta a la jueza dos fotos de la habitación, sus medidas y la factura del encuentro
El dueño de El Ventorro ya ha aportado a la jueza de Catarroja lo que le pidió sobre el restaurante: sendas fotos del exclusivo reservado de la segunda planta del complejo gastronómico en el que comieron Mazón y Vilaplana durante el mediodía y la tarde de la dana, así como las medidas del habitáculo y la factura del encuentro: 165 euros por «dos menús concertados», en la «mesa 106» del local.
El juzgado ha notificado este miércoles la aportación de los documentos a las partes en lo que supone un nuevo paso en la instrucción. En las dos instantáneas aportadas por el dueño del local, Alfredo Romero, se puede ver un salón con una somera decoración, una mesa ovalada en el centro, cuatro sillas, un pequeño sofá y un mueble con cajoneras. Dos altos ventanales, cubiertos con cortinas oscuras, dan luz al lugar.
Del techo, sobre la mesa, una lampara colgante, sin un sólo cuadro que decore las paredes, como se aprecia en las fotos. No es el único documento aportado a la jueza por el restaurador. Como también le solicitó la magistrada, el dueño del céntrico restaurante aporta la factura que emitió el establecimiento tras la comida entre Mazón y Vilaplana. En ella se puede leer «dos menus concertados», por un precio total, con el IVA incluido, de 165 euros. Tal y como declaró en su comparecencia el testigo, el cargo fue remitido al Partido Popular. El PP figura como destinatario de la factura en el encabezado de la misma, con la dirección de la sede del grupo político en Embajador Vich.
El propietario del local enclavado entre las calles Bonaire y Tertulias ha aportado una segunda fotografía en la que se puede observar la amplitud del exclusivo reservado, que pertenece a una parte de la vivienda del hijo del restaurador, con los domicilios en el mismo inmueble. En esta instantánea se puede ver cómo la mesa en la que comieron Mazón y Vilaplana está fuera de la visión de la única puerta de entrada que tiene el reservado.
Alfredo Romero también ha respondido a otra de las peticiones de la jueza de Catarroja. La instructora reclamó al dueño de El Ventorro un plano en el que apareciera la distribución y las medidas del reservado en el que pasaron más de tres horas el expresidente y la periodista. Y así lo ha hecho.
En el documento queda plasmado cómo el espacio reservado por Mazón y Vilaplana da en sus dos ventanales a las calles Bonaire y Tertulia. Posee una única puerta de acceso, desde la cual no se puede contemplar el interior de la habitación, al estar situada en un giro hacia la izquierda. El reservado es de una gran amplitud, como lo demuestran sus 4,86 metros por 4,43, como se puede apreciar en el plano aportado por el propietario del local.
Falta la comanda
Por ahora no ha trascendido si el restaurador ha aportado la comanda, un elemento también solicitado por la juez Nuria Ruíz Tobarra en las diligencias dictadas tras la declaración del testigo. El objetivo de la magistrada, tratar de dilucidar la «extensión del ágape» y cuándo empezaría la sobremesa.
El empresario aseguró durante su declaración testifical que entró unas siete y ocho veces, pero no escuchó nada de lo que habló Mazón. «No es lo mismo que la comida hubiera terminado, que los clientes estuvieran en la sobremesa», subrayaba el auto que reclamaba también la comanda junto a la factura, las fotos y el plano del reservado de El Ventorro.
El objetivo de las diligencias solicitadas por la jueza sobre las dimensiones y distribución del salón: comprobar hasta qué punto el restaurador pudo escuchar algunas de las conversaciones de Mazón durante las llamadas que recibió desde el Cecopi o las conversaciones que mantuvo con la comunicadora. No sólo él. También si las dimensiones del reservado pueden encajar en lo que Vilaplana señaló ante la instructora. Que en algunos fragmentos de la comida, el expresidente recibía o realizaba una llamada y, en muchas ocasiones, le hacía un gesto de disculpa y se alejaba de la mesa.
El pequeño 'hall' o recibidor de entrada a la habitación que se puede observar en el plano pudo ser el lugar al que se apartaba Mazón para dialogar con sus colaboradores, lo que no se contradice con lo señalado por la comunicadora. De hecho, como expone el documento aportado por el restaurador, de rincón a rincón del habitáculo distan más de seis metros.
Hay que tener en cuenta que Mazón y Pradas, al frente del Cecopi, hablaron durante más de diez minutos mientras el expresidente comía con la comunicadora. Dichas comunicaciones salen tanto del acta notarial aportada por la exconsellera, investigada en la causa, como del listado de llamadas del expresidente entregado a la comisión de investigación de Les Corts y reclamado por la instructora. Se trata de la llamada de las 16.29 'cancelada' entre Pradas y Mazón, una comunicación de dos minutos a las 17.37 (tras llamar Pradas), otra comunicación (esta con Mompó) de Mazón a las 17.46; siete minutos de diálogo entre Mazón y Pradas a las 18.16; nuevo telefonazo del expresidente a su entonces consellera a las 18.25; y de nuevo a las 18.30. Después se producen las dos llamadas 'canceladas' de Pradas a Mazón a las 19.10 y a las 19.36. No es hasta las 19.43 cuando se reproduce el diálogo entre ambos tras un 'vacío' de 45 minutos.
En el camino judicial para dilucidar qué pudieron escuchar los testigos de las llamadas de Mazón y sus palabras se inscribe también la comparecencia soliditada por la jueza del chófer y los dos escoltas, que no acompañaron al expresidente en la comida pero si a su llegada a El Ventorro y en su desplazamiento pasadas las 20 horas al Cecopi.
