«Le llamé violador, le golpeé y me fui a la Policía para entregarme»
Juzgan a un hombre acusado de matar golpes a su padre en Torrent tras confesar su hijo que la víctima había abusado de él
Un hijo confiesa a un padre unos supuestos abusos por parte de su abuelo. Él progenitor enfurece y busca a su padre para ... pedirle explicaciones. Le propina una grave paliza y la víctima fallece cuatro meses después. Pero, según la autopsia, no murió por la agresión, sino por su delicado estado de salud previo, algo que los otros hijos de la víctima ponen en duda al acusar al sospechoso de asesinato.
Este es el drama familiar que tiene esta semana ante sí un tribunal popular. Ayer empezó a juzgarse en Valencia. Según el fiscal, todo sucedió el 2 de marzo de 2016 en Torrent. El menor contó al procesado que su abuelo, de 75 años, le sometía a tocamientos y a otros actos de carácter sexual. El hombre fue hasta casa de su padre, en Torrent, para pedirle explicaciones, mantiene el Ministerio Público.
Una vez en la vivienda, entró en la habitación de la víctima, que sufría graves problemas de salud, cerró la puerta y comenzó a reprocharle su actitud. A continuación, mantiene la acusación, le propinó puñetazos y patadas en la cabeza y en el tórax. La víctima permaneció 41 días ingresado en la UCI y falleció cuatro meses después.
«Mi padre era mi ídolo, pero cuando mi hijo me contó los abusos de su abuelo no lo dudé. Le creí ciegamente»La familia del sospechoso pide 22 años por asesinato al entender que la víctima de 75 años pereció por la brutal paliza
La Fiscalía de Valencia califica los hechos como tentativa de asesinato (no cree que muriera por los golpes) y pide que pase nueve años en prisión. Contempla la agravante de parentesco y las atenuantes de arrebato y confesión, pues acudió a la Policía de inmediato.
Santiago C. R. ha respondido sólo a preguntas del fiscal y de su abogado. Su discurso, entrecortado por la tensión de recordar «Cuando recogí a mi hijo estaba llorando. Dijo que un amigo le había dicho que a los papás no había que guardarle secretos. Entonces me contó lo que el abuelo le hacía. Me puse a llorar», relató el acusado.
Su primer paso fue «hablar con la familia». Según Santiago, «el niño se lo contó a su madre. Relató las cosas que le hacía mi padre, que le realizaba tocamientos y le obligaba a chuparle la cosita y le metía el dedo».
Con dificultad y entre largos silencios, el hombre continuó: «Creí a mi hijo ciegamente. No dudé ni un momento porque es un niño sin móvil, que nunca había visto porno». Y ahondó: «Nunca imaginé que mi padre pudiera hacer algo así con menores. Quizá sí con adultos, porque almacenaba películas porno y en sus cumpleaños se iba con familiares a prostíbulos». Pero, pese a todo, «la relación era buenísima, él era mi ídolo».
Todo cambió aquel día. «Me fui a casa de mis padres, subí y le dije que era un violador y que me explicara. Él se levantó, se encaró conmigo y ahí le golpeé. Después me fui a casa, cogí mi DNI y me entregué en comisaría para contar lo sucedido». El padre, antes de morir, dijo en el juzgado que tenía miedo a Santiago y que, en alguna ocasión, le había cogido del cuello.
La acusación particular, que defiende los intereses de los otros hijos de la víctima, está convencida de que hay un nexo causal entre la paliza y la muerte del septuagenario. Pide 22 años y medio de prisión para el hombre por asesinato. Por contra, la defensa del acusado entiende que actuó con sus facultades mermadas a causa del estrés de la confesión de los abusos. Al igual que el fiscal, comparte que la agresión no derivó en la muerte. Con todo, pide para Santiago tres meses de prisión por delito de lesiones.
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