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Un equipo de investigadore sujetan un palo hallado en la caseta de Godella.

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Un equipo de investigadore sujetan un palo hallado en la caseta de Godella. Damián Torres

Analizan varios palos para identificar el arma utilizada para matar a uno de los niños de Godella

La Guardia Civil regresa a la parcela donde asesinaron a los menores para buscar el objeto romo con el que golpearon a uno de ellos en la cabeza

Javier Martínez

Valencia

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Miércoles, 20 de marzo 2019, 10:33

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Un equipo de investigadores de la Guardia Civil de Valencia regresó este miércoles a la casa de Godella para buscar un objeto contundente que podría haber sido utilizado por la madre para acabar con la vida de uno de sus hijos. Cuatro buzos de la Guardia Civil también se desplazaron al lugar para revisar un pozo situado a escasos metros de la puerta de la parcela ante la posibilidad de que el arma homicida estuviera en el fondo del mismo.

Las labores de investigación comenzaron a primera hora de la mañana con otra inspección en la escena del crimen. Los agentes del laboratorio de criminalística y del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil rastrearon los alrededores de la casa en busca de objetos romos, como una barra de hierro o un palo de madera, y recogieron varios para analizarlos.

Un guardia civil del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) descendió unos cuatro metros por el estrecho hoyo, pero no encontró ningún objeto que pudiera ser de interés para los investigadores. Los buzos de la Guardia Civil ya revisaron este pozo con agua el día que desaparecieron los niños y sacaron una camiseta y un babero.

Según las investigaciones de la Guardia Civil y los resultados de las autopsias, uno de los niños murió al ser golpeado contra el suelo de piedra junto a la piscina, mientras que el otro presentaba graves fracturas y traumatismos craneales causados con un objeto contundente que tratan de identificar los agentes. Un equipo del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) de la Guardia Civil también acudió a Godella para colaborar con los investigadores en las labores de rastreo dentro y fuera de la parcela.

Como ya informó este periódico, los forenses determinaron que el arma homicida carece de punta y filo, como una barra cilíndrica de hierro, una tubería o un palo de madera, por lo que los guardias civiles centraron ayer sus pesquisas en buscar objetos romos de esta clase.

Los padres dormían en un colchón en el suelo y sus hijos lo hacían al lado en un sofá grande

Los agentes introdujeron varios palos y una azada en bolsas de plástico para analizarlos en el laboratorio de criminalística. Los especialistas buscarán restos biológicos que serían remitidos al Departamento de Biología para su estudio y cotejo con otros hallados en las fosas y la zona de la piscina.

En el caso de que encuentren salpicaduras o manchas de sangre y el forense determine la compatibilidad del objeto analizado con las lesiones que sufrieron los niños, los investigadores tendrán que esperar los resultados de los análisis de las muestras biológicas para determinar de forma fehaciente si se trata del arma homicida.

Un buzo de la Guardia Civil inspeccionó un pozo a escasos metros de la escena del crimen

El lugar donde los investigadores sospechan que la madre mató a los niños se encuentra junto a la piscina a unos 15 metros de la casa. Los agentes del laboratorio de criminalística hallaron salpicaduras y gotas de sangre en una pequeña zona de suelo empedrado.

La pareja encarcelada por el doble infanticidio dormía en un colchón en el suelo y sus hijos lo hacían a su lado en un amplio sofá rinconera. Los investigadores no entienden cómo el padre no se despertó cuando su mujer se llevó a los niños de noche y los mató a golpes, presuntamente, a escasos metros de la casa. Los padres utilizaban una chimenea y una estufa de leña para calentar el comedor los días que hacía más frío.

Mientras Gabriel Salvador C. A. y María G. M. pasan sus primeros días en prisión, la Guardia Civil y el juez de Paterna continúan sin poder aclarar las dudas que tienen sobre la presunta participación del padre en los hechos. Tras acogerse los dos detenidos a su derecho a no declarar, tanto en dependencias de la Guardia Civil como en las comparecencias ante el magistrado, los investigadores no pueden avanzar en sus pesquisas.

Dos brotes psicóticos

Según los antecedentes psiquiátricos de María y una primera estimación del forense que examinó a la joven en el Hospital de Llíria, la presunta parricida habría sufrido dos brotes psicóticos en menos de un mes: uno en la noche del doble crimen y el otro hace tres semanas. Esto explicaría las manifestaciones de la pareja sobre el móvil de los asesinatos: una «reencarnación» de los menores tras sumergirse en el agua de una piscina, según afirmó el padre a los primeros policías y guardias civiles que llegaron a la casa, o la muerte de los niños y posterior «resurrección», como sostuvo la madre en otro momento de la angustiosa búsqueda de los pequeños.

LP

Los forenses determinaron en la autopsia que los niños murieron por varias fracturas en la cabeza y también confirmaron que los cuerpos no fueron sumergidos en el agua que había la piscina. El Ayuntamiento de Godella informó este miércoles de que ya ha terminado los informes sobre los hechos ocurridos el pasado día 14 de marzo para remitirlos al juzgado que instruye el caso por doble asesinato. El magistrado atribuye los mismos delitos al padre que a la madre, aunque todo parece indicar que ella golpeó a sus hijos hasta la muerte.

Durante los primeros interrogatorios para tratar de averiguar dónde estaban los niños, María realizó varias declaraciones de forma espontánea en las que insinuó que su marido sabía dónde se encontraban los menores. Sin embargo, varias horas después, la joven llevó a los investigadores hasta las fosas en las que estaban enterrados los cadáveres; y al día siguiente, la presunta infanticida manifestó en la habitación 211 del Hospital de Llíria que Dios le había ordenado que matara a sus hijos.

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