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La apertura esta semana del Grand Hotel Centenari en la plaza del Ayuntamiento, en el antiguo edificio de Telefónica, me lleva a revisar los datos ... de la oferta hotelera y de apartamentos turísticos en Valencia. A día de hoy, 20.756 plazas en el primer apartado y 7.338 en el segundo, en este caso sólo los registrados. ¿Tiene techo el sector en la ciudad de Valencia?
A la vista de la evolución de los últimos años diría que no. Tras la moratoria de nuevos apartamentos, que también afectó en cierto modo a los hoteles, llega una etapa donde todo deberá estar más ordenado. Al menos en teoría.
Un estudio previo a la ordenanza dejó claro que en algunos barrios hay margen de crecimiento para los apartamentos, a pesar de que los detractores de este sector sostienen que hay mucha oferta sin registrar. Sería conveniente pues depurar esas cifras con inspecciones para saber de qué estamos hablando, es decir, la oferta real que hay en los distritos.
Hoteles y apartamentos generan algo más de 3.800 empleos directos, lo que ya es importante, aunque en el turismo cobra la misma importancia los beneficios indirectos en todo tipo de sectores, desde la hostelería a los comercios.
Estos días ha comenzado también la construcción de un nuevo hotel de lujo en el centro de la ciudad, en concreto junto al Mercado Central. El establecimiento de la calle Eixarchs ve la luz al fin después de décadas de paralización, en ocasiones por la torpeza de la Administración a la hora de tramitar los permisos y otras veces por el bloqueo decidido sin más, como en los ocho años de gobierno de Compromís y PSPV.
Esos solares, por lo tanto, podrían haber desaparecido hace mucho tiempo, precisamente en uno de los espacios más singulares y turísticos de la ciudad. Pero bueno es que todo eso haya terminado y se inicien al final las obras.
El turismo tiene también sus barrios de moda. Sin pensarlo demasiado, yo diría que en Valencia son los de Ciutat Vella, Ruzafa y el Marítimo. Confieso sobre el litoral que no salgo de mi asombro por los precios que alcanzan las viviendas, a tenor de las subasta que realiza el Ayuntamiento de vez en cuando de inmuebles ruinosos.
En estos barrios queda mucho por hacer y los solares abundan, sobre todo en la parte más próxima al paseo de Neptuno. La Marina, a pesar del afán de empresas y entidades por asentarse en la dársena, también adolece de muchas deficiencias y tiene margen de mejora. Y en el caso de Ciutat Vella, huelga decir que los problemas de incivismo (suciedad, pintadas, vandalismo) no desaparecen y conviven con demasiados solares.
Con todas las reglas de juego ya aprobadas, tanto en el centro como en el resto de Valencia, no debería haber problema por lo tanto para que el sector turístico planifique sus inversiones con menos sobresaltos de los ocurridos hasta ahora. También para que la Administración pública sea la gran animadora de la construcción y rehabilitación de viviendas. La falta de oferta es tan asfixiante que no es necesario detallarla más, como puede comprobar cualquiera. La última vez que lo miré, en la plataforma más conocidas había sólo 40 promociones de obra nueva para una ciudad que supera los 815.000 habitantes. Lamentable.
Hasta que ese tapón desaparezca, en algunos barrios habrá resquemor hacia las inversiones turísticas, lo que no ayuda a nadie. El sector necesita una opinión favorable de los vecinos, es obvio. La clave del turismo es una ciudad amable, abierta y que sea capaz de provocar las ganas a los visitantes de que quieran regresar.
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