Una fiesta sin guinda

El Ciutat de València acogió su primer partido en la era del coronavirus. Con las medidas de prevención que ello implica: ausencia de público, escrupuloso control de accesos, distancia de seguridad, zonas acordonadas... Circunstancias nuevas en Orriols. Cabe recordar que, cuando se retomó la pasada temporada, el Levante disputó sus encuentros como local en el Estadi Olímpic Camilo Cano de la Nucia, mientras que durante el inicio de este curso hizo de La Cerámica su casa provisional. Mudanzas que han permitido llevar a cabo la remodelación que ayer vivió su puesta de largo.

Antes del encuentro, cuando los equipos saltaron al terreno de juego del Ciutat, los potentes focos que bordean la nueva cubierta realizaron un llamativo juego de luces. Una forma de dar la bienvenida. Varios trabajadores y directivos del club no lo dudaron y sacaron sus teléfonos móviles para grabar el mágico instante.

El sofisticado sistema de iluminación, tres veces más potente que el anterior, cumple con creces las exigencias de la Liga. La actual fase de la remodelación quedará culminada antes de final de año. Todavía no está instalada la nueva megafonía, por lo que el sonido de ayer nada tiene que ver con el que existirá próximamente.

A la espera de los dos videomarcadores, que tendrán un tamaño de 21 metros de ancho y siete de alto, los operarios colocaron en Grada Central una pantalla alargada donde se podía seguir el resultado y el tiempo del partido. Además, los trabajadores ya han instalado parte de la membrana que envolverá la cubierta. Se trata de un tejido impermeable de gran resistencia. Ayer respondió a la perfección el césped. Por primera vez en su historia, el Ciutat cuenta con hierba híbrida. Un estadio que mira al futuro.