Reflexiones sobre el concurso de camareros: la verdad de sus ojos
Sí, tranquilos, hoy voy a hablar de sala. Voy a reflexionar sobre nuestro futuro. También voy a intentar ilusionaros, enamoraros, entender o poner en valor ... el noble oficio de servir. Y sí, lo voy a hacer porque os lo debo. Se lo debo a mis compañeras y compañeros. Sí, tenemos una responsabilidad. Quien tiene un altavoz, debe usarlo. Usarlo bien, con coherencia, sin que el sonido se distorsione. Usarlo para bien. Yo soy afortunado. Hoy mi altavoz os va a contar un cuento bonito. Se ve que el espíritu navideño ya nos embarga… aunque alguno en el plano comercial haya mezclado rebajas de verano, Halloween, Black Friday y, quién sabe, hasta la Nochevieja. Ay, madre.
Parafraseando el título de la gran película argentina de Campanella, 'El secreto de sus ojos', la semana pasada pude comprobarlo: en los ojos de Juan Pedro López, del restaurante DelArde en Jaén; en los de Paloma Sánchez, del restaurante Santa Ana en Murcia; en los de Ángela Rodríguez, de Bodega Airen & Restaurante en Alicante; en los de Diego de Obeso, del Hotel del Oso en Cantabria; y en los de Javier Gil y Juan David Marco, del restaurante Gaytán y Saddle en Madrid… había, y hay, mucha verdad.
Este cuento va de ojos llenos de verdad.
La verdad de quien es feliz con lo que hace y sus ojos sonríen. La verdad de quien se responsabiliza con la profesionalización del sector y la mejora de sus compañeras y compañeros. La verdad del detalle sencillo que emociona hasta casi llorar. La verdad de los ojos nerviosos por agradar, por recibir la gratitud cómplice de quien sirve. Verdad también en el jurado: Casto Copete, Iratxe Miranda, Ángela Marulanda y David Seijas en las pruebas de mesa; Elisabeth Gomes, Joan Francesc Gallego, David Mazón e Iván Talens en barra; y Mireia Riba y el gran Mariano Castellanos como jurados técnicos, bajo la dirección del reconocido maître y sumiller Antonio Chacón. Un lujazo.
Verdad en ellos y ellas que sonreían casi sin querer, porque el futuro ya está aquí, porque la sala sigue emocionando y haciendo vivir experiencias que llegan al corazón. Verdad y felicidad en todos los profesionales que compartieron cada prueba: montar la mesa desde cero, recibir y acompañar a los comensales, ofrecerles el menú, servir bebidas, acompañar toda la liturgia de un buen servicio, y hasta elaborar un plato frente al cliente. Las propuestas de los candidatos, espectaculares. Luego, barra, tiraje de cervezas, café, mixología moderna… Yo, sinceramente, hubiese suspendido todas. Palabra.
Verdad en Jesús Soriano (@soycamarero), Victoriano Martínes, öscar Carrión, Manuel, Michel, Medinilla, María, Carmen, Iván, Guillermo Elejabeitia (periodista, historiador y camarero), María Jesús Tomé, Juan Navarro, María Miñano, Geni Perramón y tantos más, que se sienten y se sentirán siempre orgullosos y felices de trabajar en el oficio más bonito del mundo: servir a los demás.
Y termino con la verdad más grande: la verdad del agradecimiento.
Gracias a todas y todos los participantes por su compromiso, sus valores y su saber.
Gracias a quienes les cuidan y animan a diario.
Gracias a quienes les ponen en valor.
Gracias a quienes lo cuentan, porque si no se cuenta, no ha pasado.
Y especialmente, gracias a ti.
A ti que me lees.
A ti que tratas a quien te sirve con respeto y empatía.
A ti que agradeces la sonrisa y la devuelves.
A ti que me cuidas.
A ti que me enseñas.
A ti que sigues creyendo que la sala merece reconocimiento, difusión y puesta
en valor.
A ti que luchas por mejores condiciones laborales.
A ti que peleas por la igualdad.
A ti. Siempre a ti. Que me das verdades con tus ojos.
Reflexionemos.
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