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LOLA SORIANO / ÁLEX SERRANO
Valencia
Lunes, 20 de marzo 2023, 00:56
«Hay que darle una vuelta a esto». Es una de las frases más escuchadas (o leídas) en los mentideros falleros o en las redes ... sociales tras la edición de las fiestas josefinas más multitudinaria que se recuerda. Ayudada por varios condicionantes, como el hecho de que cayera en fin de semana; el puente de Madrid, donde este lunes es fiesta; las buenas temperaturas o los tres años de pandemia, las Fallas de 2023 han sido de récord. Tras las llamas de la cremà, las carpas empiezan a recogerse mientras determinadas escenas tardarán en borrarse de la memoria de los valencianos. Esa falla constreñida en la plataforma de hormigón, esa plaza del Ayuntamiento con 175.000 personas saltando al ritmo del terremoto final de una mascletà, las verbenas lejos del centro que han terminado con escenas dantescas alrededor de la Lonja o los bostezos de quienes esperaban el paso de la fallera mayor de Valencia, Laura Mengó, por la Ofrenda a altas horas de la madrugada de este domingo forman parte de la historia de una fiesta que ha de mirarse en el espejo para ver qué quiere ser el año que viene. Las elecciones marcarán quién dirigirá la evolución de una fiesta masiva, con un impacto económico superior a los 700 millones de euros (el cálculo es de 2008), que ha renacido de las cenizas del Covid para demostrar que en esta ciudad, si hay un colectivo que no se rinde ante nada (literalmente) es el de las comisiones falleras.
El esfuerzo de todos los falleros por mantener viva la fiesta, el carácter acogedor de los valencianos, el trabajo de las administraciones y de sectores como los de la hostelería, han conseguido atraer a miles de turistas en la capital del Turia. De este modo, la fiesta se consolida como una de las mejores fiestas de España y como foco de atracción de turistas y de dinamización de la economía local.
Los artesanos han derrochado ingenio y gracia y saber hacer. El año ha sido doblemente complicado para ellos, primero por los dos años de pandemia y el hecho de que los presupuestos en la mayoría de los casos no ha aumentado. Además, el coste de los materiales se ha disparado y han tenido que hacer verdaderos equilibrios para seguir haciendo falla. Hay que darles ánimo para continuar.
Almirante Cadarso rindió un homenaje a Manolo Algarra con una gran escena y han creado un premio que concederán a la falla que gane el Ninot Indultat.
A pesar de que han sido unas fiestas con miles de visitantes, los festejos han transcurrido en paz. La nota negativa fue la agresión a un joven en Tomasos y los petardos lanzados a falleros de L'Antiga a su paso por la Ofrenda.
Los falleros de Ciutat Vella han apostado por un cambio de filosofía. Han optado por hacer menos verbenas, como en el caso de la comisión Doctor Collado, que sólo organizó una el día 18. La comisión Linterna-Na Robella cambió las discomóviles por tardeos y ya no se masificó tanto la zona y además se creó un ambiente más agradable. A la vez se consiguió preservar edificios como La Lonja.
Han sido varias las fallas que no han querido pasar por alto la celebración del Centenario de la Coronación de la Virgen y han transportado su homenaje a la falla. Así ha ocurrido en la plaza de la Reina y en Bailén-Xàtiva (la Ferroviaria). También salen en escenas en la falla infantil de Espartero y en la grande de El Pilar. Y la falla Puebla de Valverde le ha dedicado su llibret y los Vestidores el manto de la Ofrenda.
Los pirotécnicos han demostrado su entrega al oficio. Han disparado unas mascletaes impresionantes, a pesar de la crisis que están tratando de superar. En los castillos han demostrado saber hacer y destacan los innovadores espectáculos que han hecho en el programa 'Pólvora a la vespra' en cuatro fallas. Eso sí hay que recuperar firmas como Ricardo Caballer, Reyes Martí, Europlá o Vulcano.
Las fallas son un fiel reflejo de la sociedad y han demostrado que cada vez son más inclusivas. Este año una comisión ha tenido como representante a un fallero mayor y son muchas las comisiones que han plantado proyectos inclusivos.
Casi a las 3 de la madrugada entraba Laura Mengó, fallera mayor de Valencia, a la plaza de la Reina en la Ofrenda. Urge repensar el acto para evitar que se alargue hasta la madrugada, quizá con un nuevo acceso a la plaza. El aumento del censo tiene esta consecuencia indeseada, pero Junta Central Fallera haría bien en darle una vuelta al acto para reducir esperas maratonianas en las entradas a la Basílica.
Hay consenso en el mundo fallero, y miren que es difícil, en que la Crida necesita ser repensada para evitar escenas como las vividas este año: el acto de invitación a la fiesta se convirtió en un macrobotellón que terminó incluso con agresiones a algunos falleros. La animación musical motivó que aquello fuera más una verbena que un acto solemne como el de hace unos años, y ni tanto ni tan calvo.
Diga lo que diga el alcalde Ribó, el 80% del cadafal está podrido, como denunció el artista encargado de su mantenimiento y los Vestidores de la Virgen.
Especial le pidió a Carlos Galiana que eligiera él el jurado de los premios, pero no parece que un 'dedazo' sea el mejor sistema para seleccionar a los hombres y mujeres que señalarán la mejor falla de la ciudad.
Los comerciantes del centro estallaron en la semana grande al ver que algunos mercadillos tapaban determinados escaparates. Otros muchos locales optan por cerrar en la semana grande, lo que es sorprendente dado que la ciudad recibe cientos de miles de visitantes, público potencial de los establecimientos que cierran hartos de los problemas de acceso o de la falta de visibilidad que sufren.
La falla municipal tuvo que adaptarse a las dimensiones de la plataforma de hormigón del Ágora del Diseño, que no se retiró pese a que todo el mundo sabía (¿no?) que ahí se plantaba el la falla. Al final, hubo que apretar los ninots en la base, lo que los artistas Manolo García Lleonart y Marina Puche hicieron sin rechistar y para salvar la cara a un concejal Galiana bastante nervioso por el tema.
Cómo será la cosa que hasta el alcalde Ribó reconoce «falta de urinarios y algunos problemas puntuales de limpieza». En determinadas zonas de la ciudad, como Ruzafa o Ciutat Vella, el problema era algo más que puntual, pese a los esfuerzos de la legión de trabajadores de limpieza que han luchado a brazo partido contra auténticos ríos de orines en los callejones o toneladas y toneladas de basura.
Las colas ante las comisarías del sábado por la mañana evidenciaron que la noche del viernes los carteristas hicieron de las suyas en medio de las multitudes, con cientos de móviles robados al descuido por toda la ciudad.
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