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Lewis Hamilton (c), escoltado en el podio por Valtteri Bottas y Max Verstappen.

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Lewis Hamilton (c), escoltado en el podio por Valtteri Bottas y Max Verstappen. Lluis Gene (Afp)
GP de España

Hamilton retoma las viejas costumbres

Primer doblete de Mercedes en la temporada, en otro GP de España sin acción, con Sainz séptimo y Alonso octavo

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Domingo, 13 de mayo 2018, 08:03

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La teoría del caos establece que un mínimo cambio de las condiciones iniciales en sistemas complejos puede derivar en diferencias sustanciales en el comportamiento futuro, imposibilitando la predicción a largo plazo. Eso es justamente lo contrario a lo que ocurrió este domingo en el GP de España de Fórmula 1. El circuito de Montmeló volvió a demostrar sus carencias a la hora de dar espectáculo y, como antaño, brindó al público la carrera más previsible de lo que va de temporada. Por eso, porque lo preveían, desde antes de tomar la salida Fernando Alonso y compañía miraban al cielo para pedir lluvia, algo que finalmente no apareció.

Desde la salida fue todo cuestión de esperar a que pasaran las vueltas, porque Lewis Hamilton no tuvo rival. De las cinco carreras que se han disputado este año, sin duda la más cómoda que ha tenido ha sido esta. El británico no tuvo ni siquiera que pensar en una estrategia ganadora, porque simplemente Pirelli se lo impidió. Y es que la decisión del suministrador de neumáticos hipotecó el espectáculo. Sigue siendo el mismo problema de siempre: compuestos demasiado duros, neumáticos que aguantan mucho más de lo que dice la teoría y pocas alternativas estratégicas.

De principio a fin, Hamilton tuvo en su mano la segunda victoria de la temporada, lo que a la postre le valió para tumbar otro récord de Michael Schumacher: el de 'poles' convertidas en victoria. Ya son 41 grandes premios los que ha sido el dominador el sábado y el domingo.A su lado acabaron Valtteri Bottas, consumando así el primer doblete de Mercedes de la temporada, y Max Verstappen, que se encontró con el tercer puesto gracias, en parte, a una estrategia más que dudosa de Ferrari, que hizo parar a Vettel cuando no tocaba, primero, y que se vio forzado a volver a recibir a su piloto porque tenía un problema en la parte trasera de su monoplaza. El holandés, pese a tener un toque con un Williams que le rompió el alerón delantero, consiguió su primer podio de la temporada.

Toda la acción, o prácticamente toda, se resolvió en la tercera curva de la primera vuelta. Romain Grosjean tuvo una desconexión neuronal grave, cuando decidió que era buena idea trompear en mitad de la pista cuando tenía a la mitad de la parrilla llegando. Consecuencia: embistió a Pierre Gasly y a Nico Hülkenberg, además de provocar la salida del coche de seguridad. Fue lo más destacable de una prueba en la que, por lo demás, sólo un par de pinceladas con sello español evitaron los constantes bostezos de la grada, que rozó los 100.000 espectadores para apoyar a sus pilotos.

Sainz y Alonso, orgullo español

No es el resultado soñado para la afición española, que pobló la grada del circuito barcelonés de Montmeló, porque ellos esperan verles en el podio, pero tanto Carlos Sainz como Fernando Alonso dieron espectáculo a sus fans.

En la salida, el madrileño de Renault le puso las cosas claras a su amigo. Llegaron a tocarse, si bien no fue nada grave, pero eso obligó a Alonso a quedarse por detrás y buscar la remontada en dirección a la zona de puntos. Tras la reanudación por el coche de seguridad que provocó el accidente de Grosjean, Alonso dejó un memorable adelantamiento a Esteban Ocon por fuera de la difícil curva 3 del circuito, una acción que levantó al público y que fue de lo más destacado, en general, de la carrera. Mediada la carrera, Carlos Sainz también le echó la valentía que le viene de genética para ponerse rueda a rueda con un Marcus Ericsson que, aun así, no le puso las cosas fáciles.

Pero al final, poco más. Alonso, de hecho, estaba tan aburrido que empezó a preguntar que si los nubarrones que se veían de fondo iban a descargar agua para ponerle emoción al final de la prueba. Pero no llegó la ansiada lluvia, ni el espectáculo. El asturiano acabó octavos en una carrera que, irónicamente, fue la peor para McLaren: Vandoorne abandonó por un problema mecánico (primero de la temporada), y Alonso, aunque mantiene su pleno de puntos (lleva ocho carreras consecutivas, sumando las tres últimas de 2017, entre los diez primeros), este ha sido su peor resultado de la temporada.

Pese a que el séptimo y el octavo aún está lejos de sus expectativas, Sainz y Alonso dedicaron una vuelta de honor, con la bandera española en la mano, a la afición que estaba presente. Esa es, posiblemente, la imagen con la que se quedarán los presentes.

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