«Ya no me vigila. Al fin puedo salir a la calle con menos miedo»
«Cuando empezó a coger a los niños del cuello dije basta. Ahora he recuperado a mi familia y a mis amigos», revela la víctima Amparo Sánchez 41 años. Valenciana y separada
Amparo Sánchez no es su nombre. Lo usamos para protegerla. Porque así debe ser todavía y porque también la protege la policía mediante atención telefónica permanente. Separada y madre de tres hijos, decidió dar el paso hace dos años y denunciar. «Cuando mi ex empezó a coger a los niños del cuello dije basta. Ahora las cosas no están solucionadas. Aún estoy pendiente de juicio y nos ha dejado sin nada, pero al menos he recuperado a mi familia y a mis amigos. Y ya salgo a la calle con menos miedo», asegura.
Él, camarero. Ella, dependienta. Se conocieron en 2002, nacieron dos de sus hijos, se casaron y luego vino el tercero. «¿Qué vi en él? Si te digo la verdad, me dio pena. Venía de una familia desestructurada, pero parecía ser maduro y tener las cosas claras. Eso me atrajo». Pero todo se torció «casi desde el principio».
Amparo cita un ejemplo: «Le molestaba que hiciera reposo por el riesgo de aborto con los embarazos y después llegó el maltrato puro y duro». Uno de los peores momentos llegó «cuando me dio un tortazo con uno de los niños en brazos... era aún bebé». Pero ella «lo perdonaba todo, lo justificaba y lo achacaba a su pasado, atribuyendo esa violencia a la falta de cariño en su infancia». La conducta del hombre se tornó más peligrosa. «Cuando empezó a coger a los niños del cuello o a empujarlos contra la pared sentí un verdadero miedo».
Tras una agresión, él acabó detenido y con una orden de alejamiento. Y ella, con asistencia telefónica policial. Después buscó el apoyo de la Asociación Alanna. «Son mis ángeles. Es casi imposible salir sin ayuda del maltrato. Y con niños a cuestas, aún más». Dos años después de la ruptura, «estoy conociendo a gente, me siento más comprendida y puedo hacer las cosas sin temor a ser culpada o reñida a todas horas».