El gran atasco de las carreteras del subsuelo: la dana afectó a 890 kilómetros de tuberías de la red de alcantarillado
Empresas y expertos piden paciencia a los vecinos que sufrirán varios años de zanjas abiertas y calles cortadas por las obras que se avecinan / La inversión superará los 437 millones
El llamado Ejército del Agua se desplegó en el territorio dana prácticamente desde el 30 de octubre, horas después de las inundaciones que asolaron la provincia de Valencia ... . «Lo primero que pedimos fueron fontaneros y camiones cuba. Vinieron de toda España», resume Vicente Fajardo, director general de Global Omnium.
El directivo tiene en la cabeza el mapa de la red de saneamiento y alcantarillado. Todas las instalaciones quedaron muy tocadas por el arrastre de las aguas y el limo que se fue depositando en las tuberías, ahora convertido en un material tan duro como el cemento. La reposición de todos estos servicios todavía no ha terminado ni mucho menos. Este jueves, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, firmaba el reparto definitivo de 437 millones de euros para financiar las obras, con una duración de cuatro años. ¿Dará tiempo? Fajardo apunta que no se pueden levantar las calles de municipios enteros, por lo que se tendrá que hacer la reposición por fases. Eso sí, pide paciencia a los vecinos.
La dana dejó daños en la red de alta, con la rotura del canal Júcar-Turia, lo que dejó en el aire el suministro de agua potable de dos millones de personas. Gracias a la pericia de los ingenieros, que fueron regulando la presión, se logró que en el resto de municipios se mantuviera el servicio. En la red de baja, los arreglos se multiplicaron. Contadores, acometidas, tuberías interiores afectadas,... Se pidió ayuda a la patronal del agua y llegaron unas siete mil personas para ayudar en la fontanería.
En el alcantarillado, se vieron afectadas 890 kilómetros de tuberías. Fajardo apunta que las instalaciones tienen una edad media en España de 40 años, lo que añadió un problema al mal estado por los atascos. «Para resolver los problemas de la dana se movilizaron en total 3.000 camiones cuba auto-aspirante. Sólo en Paiporta hay 78 kilómetros de alcantarillado y cada 25 metros una trapa». En el último año, lo que ha quedado resuelto son los arreglos en las depuradoras. «La dana afectó a 123 y a 150 kilómetros de tuberías».
Para las reparaciones, el Ejército del Agua fue en opinión de Fajardo todo un ejemplo de «colaboración público-privada; en toda España se movilizaron más de 14.000 personas. Gobierno, Generalitat, Ayuntamientos, Diputación de Valencia, Egevasa, Emshi, y todas las empresas del sector. «Hicimos lo imprescindible y ahora hay que hacer lo necesario», contesta sobre la tarea pendiente, principalmente en el alcantarillado. «Será el 70% de los 437 millones», dice en referencia a la resolución del Ministerio de Transición Ecológica. La gran novedad es la posibilidad de incluir redes separativas de aguas residuales y pluviales. «El alcantarillado estaba antiguo y como consecuencia de la riada tiene menor capacidad; aunque no se vea hay que hacerlo», resume.
Para Miguel Ángel Eguibar, profesor del departamento de Ingeniería Hidráulica de la Universitat Politècnica de València, en las obras pendientes hay problemas ocultos que empiezan a salir a la luz. El más preocupante es el hundimiento del subsuelo debido a las roturas y filtraciones de tuberías, que han ido socavando la tierra desde hace un año.
«Ya se han dado algunos casos», señala este experto, para apuntar un caso reciente en Torrent. Hasta que no se excave es casi imposible identificar los lugares más «tocados». En cuanto a la gestión de los 437 millones de euros otorgados por el Gobierno, ve un problema evidente de gestión. «Los Ayuntamientos pequeños tendrán problemas», comenta sobre algo que se extiende al resto de la reconstrucción. Numerosos municipios han pedido refuerzos de personal ante unas obras que afectarán a todos los servicios municipales como los de Urbanismo y otras operadoras que tienen tendidos en el subsuelo de las zonas afectadas.
En numerosas zonas, señala este experto, los colectores están inservibles. «Se han cegado, están llenos de porquería, nunca mejor dicho». El limo de la dana tiene una composición más fina que la arena y se endurece de manera extraordinaria conforme pasa el tiempo. «No te lo puedes ni quitar de la ropa», asegura.
La solución debe pasar por redes separativas. Además, la normativa obliga, recuerda. Tras un primer borrador que sólo permitía la reconstrucción, se hizo un añadido después para permitir el doble tendido, algo lógico según la opinión de Eguibar.
Acerca del estado general de la red de alcantarillado, señala que hay dos zonas bastante diferenciadas. «En la parte media y alta del Poyo, realmente no hubo mucha afección en las redes de colectores con algunas excepciones como ocurrió en Chiva, que en la plaza de la Iglesia llegaron a dos metros de agua», dice.
Después hay que ir pueblo a pueblo. «Algemesí se inundó todo y al polígono industrial de Riba-roja también llegó agua, aunque en Quart de Poblet apenas hubo daños. Pero cuando llegas de Picanya para abajo todos sufrieron lo mismo, un anegamiento total que dejó las redes muy afectadas. Y como es la cola del sistema arrastró mucho barro».
Vertido del lodo a las tuberías
Todo eso se agravó con la forma de limpiar las calles las primeras semanas, cuando todo el fango se tiraba al alcantarillado. «Y la forma de ese barro también fue un problema, es muy limoso, arcilloso, que no te lo puedes quitar de encima. Cuando se queda dentro de un colector se hace tan duro como una piedra a pesar del trabajo de las chuponas», en referencia a los camiones que desatascan con agua a presión.
«Hay una parte que se ha perdido porque no le puedes meter presión a una tubería pequeña, se rompe», dice acerca de la necesaria reposición de la red en muchas zonas. «Están inservibles, levantas la trapa y a un palmo se ve el agua y es negra tizón».
En cuanto al movimiento masivo de voluntarios que tiró el limo al alcantarillado, no lo critica. «En aquel momento no se pensaba en las consecuencias. Estuve ayudando en Paiporta y Catarroja, y aunque pensaba que estaban cegando los colectores, en ese momento haces lo que piensas que hay que hacer».
Acerca de que las obras deban estar en cuatro años, dice que el problema es la necesidad de hacerlo por fases. «No se puede dejar todo un municipio sin circulación», apunta, para añadir que también hay una limitación de empresas constructoras y de gestión del personal. En cuanto al porcentaje dañado de la red, depende de cómo se produjo la inundación, sobre todo si el agua se quedó estancada durante días.
Una de las zonas más dañadas el barrio de les Barraques, en Catarroja, debido a problemas anteriores que contribuyeron a ese estancamiento. Para todo el municipio, el Ayuntamiento ha recibido 71,1 millones con el fin de reparar la red de agua potable y, sobre todo, de alcantarillado.
La alcaldesa Lorena Silvent apunta que con fondos propios ya se han realizado algunas obras, con el fin de atender las necesidades más urgentes y críticas. «Esa ejecución acabó en el mes de junio y ahora estamos preparando la segunda fase» para toda la localidad. En el caso de la calle Pelayo, habrá que aumentar la capacidad del colector e incluir red separativa, como en el resto. «Esto se incluyó en el decreto gracias a Catarroja», dice.
«Todo esto conectado con la calle Pelayo y el camí de l'Alter, para llegar al colector oeste», explica sobre una de las obras principales. Sólo esta intervención se llevará unos 44 millones. Además, se debe coordinar con el Ministerio de Transportes y la Generalitat porque el proyecto afectará a las vías del tren, la Pista de Silla y hasta el Parque de la Albufera. Un ejemplo de la complejidad que viene.
«Las aguas fecales ya no me entran en casa, ahora veremos qué pasa con las humedades»
Neus Royo se dio a conocer en toda España el pasado 4 de junio, cuando le enseñó al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, una bolsa llena de aguas fecales que había recogido en su casa de Catarroja. «Tengo ya la calle arreglada», señaló satisfecha varios meses después de aquella denuncia. El Ayuntamiento acometió la obra a finales de julio.
Neus vive en la calle Galicia, en una planta baja desde 2012 con un hijo de corta edad. Sufrió las inundaciones de la dana al igual que el resto de los vecinos, aunque su drama continuó varios meses más, debido al rebosamiento por los desagües de la vivienda de aguas negras. ¿El motivo? No tenía red de alcantarillado y el inmueble estaba conectado a una acequia, algo que se da con frecuencia en los municipios de l'Horta.
De ahí que cada vez que llovía, Neus debía estar preparada para sufrir la entrada de aguas fecales o al menos los gases, con el peligro tanto para ella como para su hijo. «Esta casa era de mi abuela y me la dio con la condición de que la reformara. En esas obras ya me advirtieron de que una acequia pasaba por debajo y había que sacarla a la calle, pero la sorpresa fue que allí no había ninguna tubería».
La ausencia de conexión a una red de alcantarillado se ha arreglado de manera provisional. «Han puesto tubos para aguas fecales y pluviales, con lo que hemos conseguido en las últimas lluvias que no entrara agua». El arreglo es provisional para no depender de las acequias hasta que llegue la reurbanización definitiva, al menos el asfaltado.
«La acequia la han canalizado con esas tuberías, la que le tocaba, han aprovechado el cajón de la acequia». Las filtraciones llegaban a la vivienda por el baño y el corral. «Me he tenido que hacer doble tabique y poner cámara de aire por las humedades que había en la casa, aunque si no se hace en las casas de alrededor volverán a salir», en referencia a las manchas. «El problema es que las personas mayores no tienen ganas de ponerse con estas obras. Parece mentira que haya pasado un año porque seguimos con problemas, ahora con las humedades».
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