Familiares en el funeral: «Yo vengo por respeto a mi padre. Si vienen a darme la mano, me giraré»
Los seres queridos siguen llegando por goteo, mientras la autoridades acceden por otra puerta
Desde minutos antes de las 16 horas, varios familiares de víctimas de la dana esperan junto a la rampa del parking de la Ciutat de les Arts al lado del puente de l'Assut de l'Or. Ahí las medidas de seguridad han sido férreas desde antes de ese momento, pero a partir de ese instante los agentes de la Policía Nacional no permiten que acontezca nada más que el paso de estas personas, con un papel en mano. Unas turistas le preguntan a una chica en patinete. Lo hacen en francés, explicando que quieren ir a pasear al Jardín del Turia. «No se puede, hay un funeral», les dice en castellano, despacio para que la entiendan, acompañando sus palabras con un gesto esclarecedor.
Mientras, los familiares empiezan a bajar hacia el complejo que ha convertido a Valencia en icónica. Como la dana. Hoy sí, y nadie desearía que fuera por esto, sino por el Maratón de dentro de algo más de un mes, el edificio ideado por Santiago Calatrava es el centro de atención del mundo. Sobre las 17:45 está prevista la llegada de los reyes y 15 minutos después, que arranque el funeral por las víctimas de la tragedia de la que este miércoles se cumple un año.
«Yo vengo por respeto a mi padre. Si vienen a darme la mano, me giraré», señala un hombre, vecino de Benetússer, que perdió a su padre. Están junto a él los familiares del padre y del hijo que fallecieron por el desplome de un edificio en Sot de Chera: «Es indignante. ¿Ahora qué nos queda? Sólo espero que lo paguen. Venimos con serenidad pero seguimos cabreadísimos, no tienen perdón».
Es lo mismo que piensa Vicente, hermano de Milagro del Consuelo, que perdió la vida camino de casa, en Silla, cuando salió de trabajar del polígono de Picanya. «Como no llovía... ¡Pero había alerta roja! ¿Para qué están los dirigentes si no nos avisan? Yo sólo espero que los imputen y que paguen», lamenta. Unos vestidos de riguroso y respetuoso luto, otros con camisetas con mensajes como 'Eren morts evitables'...
Los familiares siguen llegando por goteo, mientras la autoridades acceden por otra puerta. Esto es también caldo de cultivo para la indignación. «Por la puerta de atrás», recriminan en unas palabras que se llevará el viento los mismos que afirman que no quieren ni ver a los políticos. También hay algún despistado que muestra su cabreo porque no entiende la prohibición de bajar al Jardín del Turia, a pesar de que les explican que hay un funeral de Estado por la tragedia de hace un año. Hay gente para todo.