Alcaldes ven inviable aplicar en playas el plan de seguridad por falta de tiempo y dinero

La 'Guía de playas seguras', presentada esta semana por la Generalitat con una serie de recomendaciones ante el Covid-19, empieza con mal pie. Muchos de los alcaldes de los municipios costeros creen que es inviable aplicar todas las directrices que marca el plan de seguridad, principalmente por falta de tiempo y dinero.

«Las recomendaciones siempre son bienvenidas, aunque son solo eso, recomendaciones a falta de tres días para entrar en la Fase 2», apunta la alcaldesa de Calp, Ana Sala, una de las más críticas con la iniciativa de la Generalitat. La edil cree que habrá propuestas que los consistorios podrán poner en marcha sin problemas, pero otras no, «aquí nos tenemos que buscar la vida, estamos a marchas forzadas para intentar llegar al lunes».

Sala echa en falta más ayudas económicas: «nadie nos ha dado un duro, ni nos han dicho 'no os preocupéis'. Ni siquiera hemos recibido las dotaciones que la Generalitat iba a destinar para el mobiliario de playas, nos dijeron en febrero que las esperáramos para septiembre u octubre».

Según la munícipe, la clave para afrontar esta delicada situación en la costa es invertir en personal, «para atajar este problema necesitamos mucha vigilancia, no creo que se resuelva con estacas en la arena». Aunque lamenta que no podrán realizar las contrataciones que requieren, «debido a la ley y al proceso largo que conlleva».

Por ello la edil exige que se flexibilice la normativa estatal para poder emplear a gente. También pide esta flexibilidad para las contrataciones el alcalde de Xàbia, José Chulvi. Una solicitud a la que acompaña también la de poder disponer de más dinero para invertir en las infraestructuras necesarias. Para el edil «la ayuda más grande sería que nos permitieran utilizar nuestros recursos económicos, tenemos superávit, pero no contamos con autorización de gasto. En situaciones excepcionales como esta deberíamos poder utilizar nuestro dinero». Para el ejecutivo de Dénia la guía de recomendaciones también llega tarde «como todo lo relativo a esta pandemia», indica el alcalde Vicent Grimalt. A pesar de ello, el munícipe matiza que en la capital de la Marina Alta «fuimos previsores al ver lo que se avecinaba y nos pusimos en marcha para trabajar con un poco más de tiempo».

En cuanto a la inversión para sufragar los nuevos cambios a los que obliga la pandemia, desde el consistorio remarcan que todo dinero ha salido de las arcas municipales.

Otra voz discordante con el plan de seguridad es la del responsable de Turismo de Oliva, Joaquín Calafat. El concejal cree que el documento tiene «muchos aspectos que pulir. Los municipios con playas naturales como Oliva no podemos colocar más pasarelas sobre las dunas o limpiar estos accesos con productos químicos, ya que afectaría el ecosistema».

Calafat pide «abordar estos aspectos y ver qué solución se encuentra». El edil descarta renunciar a ningún tramo de playa por que las medidas sean restrictivas, más bien al contrario, abogó por hallar soluciones que permitan la llegada de visitantes para disfrutar de la playa o los deportes acuáticos y las medidas de seguridad y conservación del entorno.

Mientras en Gandia, el también concejal de Turismo, Vicent Mascarell asegura entender que las medidas planteadas en la Guía de seguridad de playas pretenden garantizar la seguridad de los turistas y veraneantes y que hay que trabajar para aplicarlas, «están elaboradas bajo el rigor y atendiendo a las necesidades del litoral valenciano».

No obstante Mascarell resalta que cada municipio «tiene unas peculiaridades que hay que tener en cuenta, ya que hay poblaciones con más tramos urbanos que otras».

No todo son críticas al nuevo documento de la Generalitat. De hecho en Cullera se muestran de acuerdo con esta guía y añaden que «nosotros ya habíamos contemplado estas recomendaciones e incluso las habíamos desarrollado más allá de este documento porque cada municipio lo tiene que adaptar a sus características».

En esta localidad no están preocupados por los problemas de aforo por la gran extensión de sus playas. Reconocen que se deja en manos de los municipios costeros la aplicación de las medidas pero «nos los esperábamos» porque ya es así en otros aspectos como la seguridad o la limpieza cada verano.