«La gente se ha acostumbrado a comprar en Exposición»

Alba Oliete es la dueña de la Mercería Bosque, un negocio que abrieron sus abuelos hace setenta años. «La familia de mi abuela se dedicaba a las telas y durante la guerra lo pasaron muy mal», relata. La tienda pasó a la madre de Alba, y ella se crio en la mercería. Tras estudiar dos carreras, decidió continuar con el negocio familiar. «Esto tenía tirada, el barrio seguía respondiendo al negocio y me vine aquí», explica. Además, desde pequeña le ha gustado la mercería, y empezó a trabajar junto a su madre, quien se jubiló en 2016 pero va a ayudar a la tienda de vez en cuando.

Todos los años de experiencia familiar no las podían preparar para la pandemia, aunque, debido a que tienen sección de droguería, pudieron mantener abierto el local. Tan solo cerró durante una semana en todo el confinamiento a causa de la muerte de uno de los dueños de un ultramarinos del barrio, a quien conocía desde pequeña. Tras el confinamiento, y gracias a que su tienda es la única mercería de la zona, el gran aumento de ventas permitió mantener el negocio a flote. «No ha sido un año maravilloso, pero vamos pagando facturas poco a poco», declara.

Un fenómeno que se ha dado en la zona ha sido el apoyo que los vecinos han dado al comercio local. «Se nota que la gente se ha volcado con el barrio», observa. E incluso si la mayoría de clientes trabajan fuera del vecindario, afirma que «la gente se ha acostumbrado a comprar en Exposición». Esta mayor unión entre los residentes de la zona y el negocio de Alba le aseguran aún muchos años más de trabajo.

Quienes pasan el día entre las calles del barrio, como Alba Oliete, explican los matices de una nueva realidad marcada por la pandemia. Lee en LAS PROVINCIAS qué sucede en el barrio de Exposición a través de sus testimonios

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