«Aquí las fincas son muy antiguas»

Rosa María Aranda es la dueña del Quiosco Mestalla, un negocio que ha ido cambiando de local con el paso de los años. Primero, empezó como un quiosco de prensa, un pequeño puesto de hierro que los clientes más mayores aún recuerdan. Hace once años, este tenderete desapareció y dio pasó a un local, para luego trasladarse al actual, que Rosa ha regentado desde hace nueve años. En el poco tiempo que ha estado, ha podido desarrollar una relación muy cercana con sus clientes. «Como es un negocio familiar, conoces a todo el mundo por su nombre, hasta el nombre de los perros», comenta, entre risas.

Este quiosco es uno de los locales que ha sufrido más tras el confinamiento que durante, pues no tuvieron que cerrar, debido a que garantizaban el derecho a la información. Pero sus ventas han disminuido, sobre todo entre los bares a los cuales llevaban prensa. Relata que repartían periódicos todas las mañanas a doce bares, pero que «ya no se llevan prensa porque la gente tiene miedo de tocar y compartir». Las ventas de prensa se han mantenido entre los clientes más habituales, a quienes Rosa reserva sus periódicos todos los días.

De hecho, explica que hoy en día ella atiende a segundas generaciones de clientes que, o son muy mayores o han fallecido. «[En el barrio] hay mucha gente mayor y vienen los hijos, a quienes vas conociendo». Señala que, aunque Exposición sea un barrio con edificios modernos, parte de ellos son de la época de las riadas, tal y como le han contado los clientes más mayores. «Aquí las fincas son muy antiguas», declara. Mientras el barrio se va modernizando, Rosa seguirá en su tienda, por la cual afirma «levantarse alegre por las mañanas».

Quienes pasan el día entre las calles del barrio, como Rosa María Aranda, explican los matices de una nueva realidad marcada por la pandemia. Lee en LAS PROVINCIAS qué sucede en el barrio de Exposición a través de sus testimonios

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