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El PPCV sacrifica a Castellano tras el fracaso del 25-M y sitúa a Bonig de número dos

El PPCV sacrifica a Castellano tras el fracaso del 25-M y sitúa a Bonig de número dos

Fabra deja caer a su secretario general y pacta un relevo con Barberá y los barones que rebaja el peso de Valencia en la cúpula popular

F. RICÓS/J. C. FERRIOL

Martes, 3 de junio 2014, 00:33

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El batacazo electoral del 25-M le ha costado el cargo al secretario general del PP valenciano, Serafín Castellano. La consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, será la nueva mano derecha de Alberto Fabra y asumirá un cargo que se considera como el de número dos del partido. Es la conclusión que salió de la reunión que mantuvieron ayer el presidente del PPCV, Alberto Fabra, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y los tres barones provinciales, Alfonso Rus, José Císcar y Javier Moliner.

La dirección nacional del PP había emplazado a Fabra a consensuar con Barberá y los presidentes provinciales los cambios a realizar en la cúpula del partido. El presidente del Consell lo reconoció el pasado jueves, en la comparecencia pública para anunciar que María José Català asumía la portavocía del Consell en sustitución de Císcar. Cuando se le planteó si Castellano seguiría en el cargo hasta las municipales y autonómicas de 2015, Fabra evitó confirmarlo. La suerte estaba echada.

La situación de interinidad de Castellano obligaba a acelerar las decisiones. Fabra convocó ayer a Barberá y los barones provinciales a un almuerzo. La comida acabó pasada la hora de la merienda (cerca de las 19.00 horas). Un breve comunicado de los populares explicaba que se había producido el encuentro y que se habían «estudiado y analizado de forma seria y profunda desde todos los ámbitos los resultados electorales» del PPCV, que perdió 470.000 sufragios en comparación con las europeas de 2009. «En el PPCV no se está satisfecho con los resultados obtenidos». Y por ese motivo, se había acordado, desde la unidad, la coordinación y el compromiso expreso, elevar a la Junta Directiva del partido que Isabel Bonig «asuma las funciones de la secretaría general del PPCV». Acuerdo por unanimidad. Ni una palabra en ese comunicado sobre Castellano, ni para agradecerle los servicios prestados.

Serafín Castellano fue la gran apuesta de Alberto Fabra en mayo de 2012, cuando fue elegido presidente regional del PP valenciano. El líder del PPCV lo propuso como secretario general pese a la oposición clara, manifiesta y pública del presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, y de la alcaldesa Rita Barberá. Ese rechazo se tradujo en un voto de contestación a su candidatura que rozó el 19%. Durante los dos años que ha ocupado el cargo, Castellano ha añadido a este rechazo el de Císcar, al que el secretario general desplazó del núcleo duro del jefe del Consell.

El Palau de la Generalitat esperaba la semana pasada poder sostener a Castellano en el cargo, y que el acuerdo unánime exigido por la dirección nacional se visualizara con algún movimiento en el organigrama del comité ejecutivo, que restara competencias al secretario general. Pero tanto Barberá como los barones provinciales ya advirtieron el viernes de que su propuesta pasaba por la salida de Castellano. Alberto Fabra ayer, según las fuentes consultadas por este diario, no planteó en ningún momento que Castellano siguiera como número dos, aunque se nombrara un cargo que estuviera por encima de él o se le quitaran competencias. Hasta ayer, el conseller de Gobernación ha durado 744 días en el cargo de secretario general.

El PPCV se pone ahora en manos del partido en Castellón. Tanto Fabra como su nueva número dos en el partido son de esa provincia. Un dato que no pasa desapercibido, máxime si se tiene en cuenta que el PP de Castellón es, con diferencia, la organización provincial con menor peso específico de las tres que componen el partido -tiene 15.000 afiliados, sobre un total de 150.000-.

A Bonig se le reconoció ayer que su personalidad se ajusta como un guante a lo que requiere el partido: pulso, vitalidad, capacidad de comunicación y convencimiento a la hora de transmitir el mensaje. Bonig, la Thatcher de la Vall como a ella misma le gusta que la conozcan, pertenece a ese tipo de dirigentes populares sin complejos, con buena capacidad dialéctica para plantar cara a la oposición.

Pero por encima de todo, lo que se le pide a Bonig es que propicie lo que Castellano fue incapaz de lograr: la implicación de Barberá -el principal valor electoral del PP valenciano- y los presidentes provinciales a la hora de dar un nuevo impulso al partido con el objetivo puesto en 2015. Con todo, la decisión, según admitió ayer un cargo popular, ha sido bastante más la de destituir a Castellano que la de nombrar a Bonig. En plena campaña electoral de las europeas los barones provinciales del PPCV ya se quejaron a la dirección nacional de la falta de coordinación con la dirección regional a la hora de organizar los actos de campaña. Una situación que llegó a provocar incluso serios problemas de asistencia a los actos de partido en la provincia de Valencia, a pesar de contar con la asistencia del propio Fabra.

Las fuentes consultadas recordaron ayer que el nombre de Bonig cuenta también con el visto bueno de la dirección nacional de los populares. De hecho, se aseguró que fue la propia calle Génova la primera que puso sobre la mesa su nombre.

El relevo de Bonig por Castellano se producirá, tal y como señala la nota difundida ayer por el PP valenciano, en una reunión de la junta directiva regional del partido -el máximo órgano entre congresos de esa formación-. Bonig será nombrada primero miembro del comité ejecutivo a través de los cinco vocales de libre designación a los que tiene derecho el presidente regional. Y será entonces cuando asuma esas funciones de secretaria general.

En la reunión de ayer Fabra también abordó con Barberá y los barones del partido el relevo en la delegación del Gobierno, tras el anuncio de Paula Sánchez de León de dejar el cargo. El líder popular explicó que sigue sin haber una decisión definitiva respecto a quién ocupará ese puesto.

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