El agresor del ácido ingresa en prisión y los otros tres detenidos quedan libres

El presunto autor del brutal ataque con ácido a un joven en una terraza de Valencia ingresó ayer en prisión tras prestar declaración ante la juez que instruye el caso, mientras que los otros tres detenidos fueron puestos en libertad, aunque están imputados en una causa abierta por un presunto delito de asesinato en grado de tentativa.

La mujer que presuntamente encargó la cruel agresión quedó libre el miércoles después de ser interrogada por la policía, pero deberá comparecer en el juzgado cuando la magistrada estime oportuno tomarle declaración, ya que el Grupo de Homicidios continúa las investigaciones para esclarecer totalmente la implicación de cada uno de los detenidos. Como ya informó ayer LAS PROVINCIAS, el agresor confundió a la víctima con otro hombre, según se desprende de las investigaciones policiales, y le arrojó a la cara un líquido corrosivo que llevaba en un recipiente.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional lograron resolver el caso tras afrontar una investigación compleja, entre otros motivos, por la vida ordenada de la víctima -un físico que no tiene enemigos ni ha estado nunca implicado en asuntos turbios- y el terrible error que cometió el individuo ahora encarcelado, que causó graves quemaduras a un joven que nada tenía que ver con la venganza ni el encargo criminal de la mujer detenida. La falta de un móvil y de un vínculo entre el presunto agresor y la víctima dificultó las investigaciones, pero la policía encontró una pista y logró componer todas las piezas del rompecabezas.

Tras la detención de los cuatro implicados, tres hombres y una mujer, el presunto autor material de la agresión se acogió a su derecho de no declarar ante la policía, aunque posteriormente sí que lo hizo en el juzgado. El individuo negó haber cometido el ataque con ácido y culpó a otro de los detenidos, mientras que los otros dos implicados acusaron al primero durante sus declaraciones ante la policía y la juez.

Tras los interrogatorios de los tres hombres, la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Valencia decretó prisión provisional, comunicada y sin fianza para el presunto agresor, y acordó la libertad para los otros dos imputados, aunque con la obligación de comparecer de forma periódica en el juzgado. También les retiró el pasaporte y les prohibió de salir del país, según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.

La policía realizó dos registros, uno de ellos en un piso de la localidad de Silla, en los domicilios de los detenidos en presencia de los mismos y sus abogados. Entre los arrestados se encuentra el joven que conducía el coche utilizado en la huida, aunque este individuo declaró que se limitó a trasladar al agresor a la plaza del Cedro y negó conocer sus crueles intenciones.

El ataque con ácido tuvo lugar el 18 de julio de este año en la terraza de una café de la plaza del Cedro. Un hombre con una gorra y vestido de negro se acercó a tres jóvenes que estaban tomando unas cervezas, y sin mediar palabra, arrojó el líquido corrosivo a la cara de uno de ellos. Los dos amigos de la víctima salieron corriendo para perseguir al agresor; y al doblar la esquina, vieron cómo el individuo montaba en el asiento del copiloto de un coche de color gris, al parecer un Alfa Romeo que conducía otro hombre. Aunque huyeron a toda velocidad, los jóvenes lograron apuntar los números de la matrícula -una pista decisiva para la resolución del caso- y regresaron a la terraza para auxiliar a su amigo.

Hasta ese momento creían que un gamberro había arrojado una bebida a la primera persona que se había encontrado en la calle, pero pronto descubrieron la gravedad de la agresión. Los gritos de la víctima eran desgarradores. En apenas tres minutos, la plaza del Cedro se llenó de coches patrulla de la Policía Nacional. También se movilizó el SAMU, que llevó al herido la Hospital Clínico, aunque luego fue trasladado a la unidad de quemados de La Fe. La víctima sufrió graves secuelas, como ceguera en un ojo y pérdida de gran parte de la visión del otro, tras las graves quemaduras que le causó el ácido en la cara.