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El Supremo espera a Barberá

El Supremo espera a Barberá

La senadora mantendrá las mismas líneas de su declaración en Valencia

A. G. R.

Sábado, 19 de noviembre 2016, 00:00

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Rita Barberá afrontará el próximo lunes una de las situaciones más complicadas de su extensa carrera política. La senadora comparecerá a primera hora ante Cándido Conde-Pumpido, el magistrado del Tribunal Supremo que investiga su participación en un delito de blanqueo. En la misma sala estará la abogada del PSOE, formación que ayer mismo fue aceptada como acusación popular tras abonar los 3.000 euros de fianza. Su papel puede ser meramente testimonial. Lo más probable es que Barberá no entre al juego de su rival político y obvie sus preguntas.

Su declaración, salvo sorpresa mayúscula, seguirá las mismas líneas que el escrito que presentó en su día en el juzgado. Barberá aportó los 1.000 euros, pero que nunca le devolvieron la cantidad en dos billetes de 500 euros que las acusaciones sostienen que recibieron. La senadora aportó en su día también un extracto de su cuenta. No obstante, no se descarta que Conde-Pumpido solicite más datos acerca de las cuentas bancarias a lo largo de la instrucción que acaba de arrancar. Otro factor que juega a favor de la aforada: Barberá no figura en el comité de campaña y, por tanto, no pudo tener responsabilidad alguna en la decisión de aportar aquellos 1.000 euros. Mantendrá, de igual modo, la tesis de que los testigos actúan por venganza. Las declaraciones de los cuatro asesores -ninguno la implica a ella directamente pero sí revelan la existencia de ese sistema de blanqueo- responden a un plan preconcebido del exvicealcalde Alfonso Grau y al hecho de que no iban a seguir en sus puestos. El alto cargo había abandonado su responsabilidad en el Ayuntamiento ante el juicio por el caso Nóos.

Los pinchazos telefónicos a la exconcejal de Cultura y esposa de Grau, María José Alcón, desvelaban esa animadversión hacia la alcaldesa. La amistad de ambos había concluido de manera traumática. De las intervenciones se desprendía que el exvicealcalde la culpaba de que él estuviera sentado en el banquillo por los contratos de Urdangarin. El enfado se incrementaba por la posición que ocupaba Alcón en la última lista electoral, un puesto que la apartaba de ser concejal.

En contra de Barberá, juegan dos factores. Por un lado, su estrecha amistad con Mari Carmen García-Fuster, la secretaria del Grupo Municipal y quien manejaba el dinero de la organización. De igual modo, resulta incriminatoria la conversación de Alcón con su hijo, en la que se reconoce abiertamente la operativa del blanqueo. Las defensas tratan de lograr en la instrucción en Valencia la nulidad de esta prueba. El juez ha autorizado una pericial médica de la exconcejal, que en el momento del pinchazo se encontraba ingresada en un centro por su delicado estado de salud mental.

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