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J. S.
VALENCIA.
Domingo, 22 de octubre 2017, 00:23
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Tras la catástrofe provocada por la rotura de la presa de Tous, de la que esta semana se han cumplido los 35 años, el Gobierno, entonces presidido por Felipe González ordenó una serie de obras urgentes entre las que se encontraba la reconstrucción del embalse.
Las obras del pantano se iniciaron el primer trimestre de 1990 y finalizaron a fines de 1995. Pero entre las actuaciones previstas para evitar una catástrofe similar sólo algunas se llegaron a ejecutar. Otras, 35 años después, todavía no se han llevado a cabo.
Además, según un informe elaborado por la Cámara de Contratistas, posteriormente la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) redactó el plan contra inundaciones de la Ribera, aprobado y conveniado en el año 2000 por el Ministerio de Medio Ambiente y la Generalitat Valenciana. En él se incluían algunas de las actuaciones urgentes ya proyectadas pero todavía no ejecutadas. El plan recogía así la construcción de los embalses de laminación de Estubeny, en el río Sellent; Montesa, en el río Cànyoles, y Marquesat, en el río Magro. Ahora, cuando se cumplen los 35 años de la pantanada, ninguna de estas tres infraestructuras se ha construido todavía. Además, el plan contra inundaciones incluía otras actuaciones como la mejora del drenaje sur de la marjal (barrancos de Murta y Duch, zona de l'Estany de Cullera y filtros verdes de la Albufera) y el acondicionamiento del Júcar entre Carcaixent y la AP-7 (que implicaba actuar en el río Verde, barrancos de Vilella, La Casella y Estret, Barxeta y afluentes).
En conjunto, todas estas obras suponen una inversión de 750 millones de euros. Según la Cámara de Contratistas, a la firma del convenio siguieron nueve años de «olvido» por parte de la Administración (tanto socialista como popular), hasta que en 2009 la Confederación recibió la autorización para impulsar el pliego de bases para la redacción de los proyectos constructivos.
Entre los años 2010 y 2012 se realizaron una serie de reuniones de trabajo y foros de participación pública con el objetivo de completar los proyectos y consensuar las distintas posturas.
Pero todo para nada. Se han cumplido casi dos décadas de la firma del convenio para la ejecución del plan y todavía no se ha puesto en marcha ninguna de estas obras.
Para la Cámara de Contratistas se trata de una actuación que no puede demorarse más tiempo, ya que se trata de la seguridad de la población y «no podemos someter» a la población de la Ribera «a la ruleta rusa de la gota fría». No se puede dejar el Júcar una vez más a su suerte.
Más grave aún es la situación de la presa de Vilamarxant, prevista para laminar una posible avenida del río Turia y evitar una catástrofe como la de 1957. Prevista desde hace años aparece y desaparece de los presupuestos del Estado. El coste previsto es de unos 30 millones de euros.
La construcción de esta presa es una de las reivindicaciones que han presentado los regantes valencianos ante la Generalitat y el Gobierno central, ya que además contribuiría a mejorar la falta de agua que sufre el Camp de Túria. Pero parece que esta infraestructura no aparece entre las prioridades del Ejecutivo central.
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