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La cooperativa apremia al Valencia a vender Mestalla antes de la Junta

La cooperativa apremia al Valencia a vender Mestalla antes de la Junta

ADU defiende que de los cuatro operadores que presentó en julio han quedado dos finalistas y que ahora es Peter Lim quien tiene que decidir

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Lunes, 18 de noviembre 2019, 23:34

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Hace justo tres años (6-11-2016), a Layhoon le tocó comerse el 'marrón' de anunciar en Junta de accionistas que Peter Lim no iba a tener listo el nuevo Mestalla para el centenario, como así se había comprometido. «El mercado inmobiliario en España no se ha recuperado mucho. Como tenemos que pensar en la estabilidad, debemos anunciar que no llegaremos a tiempo. El estadio se empezó sin fondos, sin dinero para acabarlo y sin poseer el suelo sobre el que se construía. Estamos comprometidos a finalizarlo, pero no queremos repetir errores». Dentro de 25 días, Anil Murthy se enfrenta a una Asamblea que, lejos de la crispación al saber que él y Kim Koh se han puesto un sueldo del club que podría llegar hasta los 2,7 millones, estará muy pendiente de lo que se diga en torno a la operación de Mestalla, la venta del viejo solar y el anhelado traslado al edificio de Cortes Valencianas.

Pues bien, aunque la cooperativa que se creó para llevar a cabo la operación inmobiliaria no llegó a tiempo en octubre para cumplir con los plazos que se habían previsto en las negociaciones –hubo que gestionar un aplazamiento para la firma definitiva–, la intención de ADU Mestalla y seguramente la del propio Valencia es que todo quede resuelto antes precisamente de la Asamblea de accionistas del 13 de diciembre. Seguramente, tanto una como otra parte coinciden por diferentes motivos en su interés de culminar este farragoso proceso antes de esa fecha. 'Sólo' hay que salvar el obstáculo del terciario, porque ya ha quedado claro que hay suficientes interesados en las viviendas para cubrir las condiciones previstas.

De conseguirlo, Meriton obtendría el mayor golpe de efecto al que podía acceder en un escenario que por ahora le es bastante hostil a nivel de respaldo popular, circunstancia que cambiaría radicalmente la percepción que hoy en día tiene el aficionado sobre las verdaderas intenciones de Lim respecto al problema del estadio, así como la opinión que hay –bastante extendida– sobre la capacidad de gestión que tiene en Valencia la gente de Meriton. Si en lo deportivo se van a escuchar críticas por lo de Marcelino y Alemany (las posibles renovaciones de los canteranos serán el contrapeso), en todo lo que tenga que ver con el estadio también porque se han cumplido ya cinco años desde que llegó Lim a la sociedad y los obreros siguen sin aparecer por el nuevo estadio.

El Valencia lleva tiempo sin pronunciarse sobre esta operación y la auditoría que ha entregado a sus socios indica claramente que "los hitos recogidos en dicha oferta vinculante –la de ADU– no han sido satisfechos en su totalidad, por tanto no se han cumplido todavía las condiciones para transmitir el control del activo". Es decir, el viejo Mestalla continúa sin venderse. Y no lo ha hecho porque el Valencia aún no ha dado el visto bueno a las dos propuestas sobre el terciario que tiene sobre la mesa, decisión que al no tomarse ralentiza todo el proceso.

Ya dijo ADU a sus compromisarios hace algunas semanas que todo se retrasaba por culpa del operador que optaba al terciario (cuanta mayor cuantía menor precio tendrían las viviendas). La realidad, según la cooperativa, es que el Valencia conoce desde julio pasado que había cuatro firmas interesadas en hacerse con ese terreno (se llegará a la planta -2), aunque con el paso del tiempo y el trabajo de Deloitte finalmente se han quedado solo dos aspirantes. Se trata de prestigiosos y potentes operadores españoles –así lo califican–.

Es pues el Valencia el que tiene ahora que mover ficha y decidir cuál de las dos propuestas le convence más. El problema es bajo qué garantías. Y ahí es donde, como suele ocurrir en este tipo de operaciones, surgen las dudas. A Peter Lim, que será el que tenga que dar el visto bueno al final, le tienen que convencer las condiciones, entre las que estarán también las fórmulas de pago. Se trata lógicamente de una operación que las partes siempre calificaron de muy compleja y de una tremenda envergadura. De hecho, la cifra global de negocio se estimaba en unos 400 millones de euros y el Valencia como copromotor se juega también bastante.

En el hipotético caso de que Peter Lim quisiera en un futuro vender su paquete accionarial, por ejemplo, no es lo mismo que la situación del viejo y nuevo Mestalla esté tan enquistada como ahora, a que ya esté encauzada o incluso resuelta.

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