Las carreteras más peligrosas de la Comunitat

Algo similar ocurre con la N-340, con una intensidad media diaria ponderada de 11.501 vehículos. Estas dos arterias concentran doce de los catorce tramos identificados por la Cámara de Contratistas de la Comunitat como de especial peligrosidad en la red viaria valenciana.

El Ministerio de Fomento señaló en 2015 una veintena de puntos en los que se produce una alta concentración de siniestros. Diecisiete de ellos se encontraban en estas dos arterias.

También el Real Automóvil Club de España (RACE) concretó tres tramos en la Comunitat en 2016 como de alto riesgo de accidentes. Todos ellos se localizaban en la N-332 y la N-340.

Pasan los años y la imagen fija de las carreteras de la Comunitat no experimenta cambios de relieve. Las inversiones llegan con cuentagotas y según el director gerente de la Cámara de Contratistas, Manuel Miñés, «si no se conservan adecuadamente, el deterioro aumenta».

Esta situación es más grave aún si se tiene en cuenta el aumento de la siniestralidad de los últimos años en las carreteras valencianas. En los seis primeros meses de 2018 los accidentes con víctimas se han incrementado un 50% pasando de los 38 registrados entre enero y junio de 2017 a los 56 de este ejercicio. Al mismo tiempo, la cifra de fallecidos se ha disparado un 40% y ya son 60 los muertos en el mismo periodo.

La Cámara de Contratistas de la Comunitat señala que este incremento se debe a factores como el aumento del tráfico que se ha producido tras la crisis (empieza a crecer a partir de 2014 tras un descenso de siete años) o a la antigüedad del parque móvil. Pero apunta también a la falta de inversión en la mejora y conservación de las carreteras y al freno en la construcción de nuevas infraestructuras.

La entidad presentó en julio de 2017 un informe en el que se proponía una inversión de 152 millones en las carreteras convencionales para reducir la siniestralidad. Ha pasado un año y las administraciones no han destinado un euro a estos tramos.

Tanto el Ministerio de Fomento como la Generalitat se lo toman con calma. Las inversiones para paliar la situación de las carreteras se han ralentizado en los últimos meses. Entre abril y junio el departamento que ahora dirige José Luis Ábalos y hasta hace un mes Íñigo de la Serna, no ha licitado ni un euro en proyectos para la mejora de las carreteras valencianas.

Los Presupuestos Generales del Estado para 2018 destinan 33,5 millones al mantenimiento de la red viaria de la Comunitat. La Cámara de Contratistas señala que esta cantidad es insuficiente. La inversión tendría que ser, según la Cámara, de 66,7 millones tanto por el número de kilómetros como por el mayor volumen de tráfico.

Pero lo que es más grave es que el dinero previsto no se gasta. Según explicó Manuel Miñés, «nos importa más que el dinero prometido se invierta de verdad. ¿De qué nos sirve que se destinen cien millones si luego no se ejecutan?».

Algo así es lo que parece estar ocurriendo con los 33 millones presupuestados para este año. Fomento, desde el mes de enero, ha licitado 15,3 millones destinados a las carreteras que se conservan desde la base de La Llosa. La cantidad se tiene que gastar en tres años.

También se ha licitado la rehabilitación del firme de la A-3 a la altura de Fuenterrobles por un importe de 7,2 millones, pero también para invertir en dos años.

Se han destinado nueve millones a la adecuación del firme de la A-70 en los dos próximos años. «A este ritmo dudo mucho de que Fomento gaste los 33 millones comprometidos en 2018», puntualizó Manuel Miñés.

La Generalitat Valenciana tampoco ha apretado el acelerador. Más bien al contrario. El ritmo de licitaciones durante el primer semestre del año se ha ralentizado respecto al mismo periodo del año anterior. Durante 2018 se ha aprobado el refuerzo del firme de la CV-830 por 1,2 millones y de la CV-306 y CV-400 por un millón. También se ha dado luz verde a la rehabilitación de la CV-12 por 5,33 millones. Miñés explicó que se ha hecho un tercio de lo que aprobó en el mismo periodo de 2017.

La Conselleria de Vivienda y Obras Públicas también ha establecido un listado de tramos de concentración de accidentes. El objetivo, según especificaron desde el organismo, es identificar los elementos de la configuración de la carretera que puedan contribuir a que se produzcan accidentes y así eliminarlos.

La administración autonómica ha identificado 61 tramos de carreteras que suman 42,9 kilómetros (el 1,6% de la red viaria dependiente de la Generalitat Valenciana). En estos puntos se han registrado 4.936 accidentes (el 14,2% del total) con 7.093 víctimas (el 13,9%).

El mayor número de accidentes con víctimas de la red viaria valenciana se localiza entre los kilómetros 3,5 y 4,1 de la en la CV-35. Afortunadamente no se han producido fallecimientos, aunque sí 145 heridos de carácter leve en 75 accidentes en el periodo comprendido entre 2012 y 2016.

El segundo tramo más conflictivo de la Comunitat se localiza entre los kilómetros 3,75 y 5,05 de la CV-32 entre los términos municipales de Massamagrell y Museros. En este punto se han producido 36 accidentes con un muerto, un herido grave y 37 leves.

Le sigue el tramo comprendido entre los kilómetros 4 y 5,25 de la CV-821 en Alicante. Se han registrado en este periodo 27 accidentes con 39 heridos.

El documento de la Cámara de Contratistas de la Comunitat Valenciana señala que con una serie de medidas de bajo coste se podría reducir la siniestralidad. Entre ellas se incluyen mejoras en la adherencia del pavimento y en la señalización, la delimitación de los márgenes de las vías, reducciones de la velocidad o suavización de las pendientes en los taludes. El informe también alude a otras actuaciones, aunque estas ya requerirían de una mayor inversión. Entre ellas se apunta un incremento de la capacidad, con lo que se reduce un 44% de la siniestralidad a través de acciones como la duplicación de la calzada o de la plataforma. Otra de las acciones es la construcción de variantes de los municipios. El impacto sobre la siniestralidad implicaría una disminución del 25% en el número de accidentes. Todo ello se complementaría con distintas obras de acondicionamiento.