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El viejo cauce del Turia experimenta una realidad que ya ni tan siquiera puede ocultarse con el trote cochinero de algún que otro dominguero que ... aprovecha para salir a soltar las piernas, el estilo semiprofesional de otros 'runners', el pedaleo incesante de pelotones de guiris por los carriles bici o las clases masivas de zumba con altavoces a todo trapo. La proliferación de los asentamientos de indigentes que malviven en las tiendas de campaña o colchones sucios tirados por el suelo del pulmón verde de la ciudad de Valencia se ha expandido a una velocidad de vértigo, especialmente desde comienzos de este año, según algunos vecinos y asiduos de la zona. Tanto es así que si uno pasea ojo avizor por el gran jardín urbano avistará ya más de un centenar de estos puntos donde se concentran personas sin hogar.
LAS PROVINCIAS ha realizado una radiografía sobre esta situación con tal de contabilizar, aunque sea de una manera aproximada pues muchos son itinerantes y cargan con su casa a cuestas, este tipo de asentamientos así como de localizar las zonas donde existe una mayor concentración.
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Esta diáspora de tiendas de campaña que ha florecido de manera descontrolada en los últimos años y que toma ya muchos rincones de la dorsal verde que vertebra la capital. Los estudios municipales avalan el incremento de la pobreza en la ciudad, sirva como ejemplo el último censo de personas sin hogar realizado por el Ayuntamiento en octubre de 2023. El informe consistorial de hace dos años arrojó la preocupante cifra de que un total de 837 personas se encontraban sin techo, batiendo en 83 la marca de 2021. Eso sí, de las citadas 837 personas sin hogar, un total de 366 se encontraban en albergues o pisos tutelados mientras 471 sí se encontraban en situación de calle. Dado que este particular registro efectuado por los Servicios Sociales se configura de manera bianual, en este 2025 se podrá comprobar de manera oficial lo que a simple vista ya aprecian cada vez más vecinos al haberse dado cuenta de la alarmante proliferación de tiendas de campaña en el viejo cauce.
Lo cierto es que gran parte de la ciudadanía que hace deporte o pase por la zona no observa este fenómeno simple vista. O no es capaz de hacerlo por los estigmas que recaen sobre las personas que viven en la calle o no quiere ver esta triste realidad en la que malviven a diario cientos de sus iguales. Puede que la gente mire estos iglúes de tela, pero en realidad no los ve, cosa que parece difícil dado que cada vez son más en número. De hecho, muchas veces uno pasa por el lado de algunos de estos campamentos que albergan pesadillas, sueños frustrados, adicciones sin curar, malas decisiones vitales, delincuencia o el hecho de no haber sabido o podido adaptarse de manera adecuada a una cultura, bien por falta de voluntad o por no haber tenido oportunidades, y no se da cuenta de nada. Sin embargo, ahí están y poco a poco se adueñan de cada rincón, sin freno, sin control.
El recuento efectuado por este diario arroja que existe un total de 110 asentamientos de personas sin hogar en los 9 kilómetros de longitud que unen el Parque de Cabecera y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. No obstante, las ubicaciones donde se cobijan los indigentes, muchos de los cuales se han tornado auténticos inquilinos del jardín, no son fruto de ninguna casualidad.
En lo que se refiere a los números hay un patrón bien marcado: mientras un total de 63 asentamientos se cobijan bajo algunos de los 18 puentes históricos del río, los 47 restantes lo hacen en pleno centro de las zonas arboladas, junto a los pretiles laterales o, incluso, emboscados entre arbustos. Entre los pretiles de las Artes y Glorias Valencianas existe un auténtico poblado con más de una veintena de habitáculos.
El análisis de las ubicaciones de estos campamentos de gente sin techo también permite extraer algunas de las principales conclusiones a este respecto. La primera de ellas es que la mayor concentración de asentamientos se produce en el tramo del paraje comprendido entre los puentes de Glorias Valencianas y el del Real. En este sentido, mientras en la parte sur del río, la zona más turística donde se hallan las imponentes estructuras de Calatrava o el parque Gulliver, apenas se de ja ver algún vestigio de este particular fenómeno, al menos durante las horas de luz. La tónica cambia radicalmente una vez se cruza el puente de las Flores-Alcaldesa Rita Barberá y uno se encamina hacia los tramos intermedios del antiguo cauce.
Los números hablan por sí solos y es que entre Glorias Valencianas y el puente del Real (los tramos 4, 5 , 6 y 7) se sitúan 71 asentamientos, es decir, casi dos de cada tres de los contabilizados por este diario. Asimismo, resulta especialmente llamativa la alta concentración que alberga el puente de San José donde existen hasta 17 tiendas de campaña, seguida por el de Campanar con 11 y el del Real con 9. Por contra, algunos de los pretiles cuentan con estanques que imposibilitan plantar cualquier habitáculo.
Sin ir más lejos, el anterior concejal de Parques y Jardines, el voxista Juanma Badenas, planteó la posibilidad de crear nuevas láminas de agua bajo los puentes para impedir los asentamientos de indigentes. Esta apertura de puertas a poner cerco a los problemas derivados del sinhogarismo en el río no hizo demasiada gracia en las filas del PP que optó por enfriar el proyecto y agendarlo en el «largo plazo».
Sea como fuere, Badenas ya no ostenta la concejalía encargada de materializar o no esta idea desde la crisis interna del grupo municipal de Vox. Por ello, su sucesora en el cargo, Mónica Gil, deberá decidir si continúa adelante con dicha idea o pasa a ser papel mojado de manera definitiva.
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