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Silvia Martínez, técnica provincial de asentamientos y personas sin hogar de Cruz Roja LP
«Están aumentando las familias que viven en asentamientos en la ciudad»

«Están aumentando las familias que viven en asentamientos en la ciudad»

Familias nómadas procedentes de Rumanía, el perfil mayoritario de los chabolistas de la ciudad

Mar Guadalajara

Lunes, 1 de abril 2019, 19:35

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Recorren un largo camino hasta llegar al sur de Europa, nómadas supervivientes y errantes invisibles.Centenares de familias llegan a Valencia pero no todos con la intención de quedarse. Guiados por su comunidad, se dirigen hacia lugares donde pueden trabajar en el campo o de la chatarra. Buscan un hogar donde refugiar a los más pequeños porque no están dispuestos a sufrir las consecuencias de la calle. Viven en condiciones precarias pero escapan de una realidad mucho más dura en su país de origen.

«Cuesta ganarse su confianza, son reacios a contarte por lo que han pasado, pero aunque al principio es difícil, hay que tenderles una mano, explicarles que estás ahí para ayudarles y darles un número de contacto por si necesitan cualquier cosa. Después te vas y a los pocos días recibes su llamada», relata Silvia Martínez, técnica provincial de asentamientos y personas sin hogar de Cruz Roja. Ella junto a un equipo de profesionales y voluntarios se dividen para realizar las visitas; dos días a la semana recorren el extrarradio y las zonas periféricas de la ciudad de Valencia en busca de asentamientos. En 2018 han atendido a 184 personas que habitan en chabolas, la mayoría son inmigrantes procedentes de Rumanía. «Están aumentando las familias que viven en asentamientos, por suerte entre ellos se conocen y nos avisan de las nuevas llegadas y de dónde están porque saben que necesitan nuestra ayuda», comenta Martínez.

Los hombres son los que se dedican a la chatarra o trabajan en el campo, ellas son muy dispuestas al trabajo pero buscan más estabilidad, su prioridad son sus hijos: «tienen muy asumido que ellos pueden salir de la vida que llevan, por eso cuando tratamos de escolarizarlos ponen mucho interés y colaboran con nosotros con todos los trámites necesarios», dice la responsable provincial que insiste en que es una de las cuestiones clave para que los niños «para que vivan en un entorno lo más normalizado posible a pesar de que están en una situación precaria. El hecho de ir al colegio, recibir educación y relacionarse es un regalo para estas familias, tienen asumido que es el arma más poderosa para su futuro», asegura.

Los pequeños van contentos, se rodean de otros niños que pertenecen a un mundo diferente al suyo, algo que rompe las barreras de la discriminación y ayuda a visibilizar la pobreza en la sociedad. «La pobreza pasa por alto en nuestras vidas, ellos son invisibles, por eso nuestro trabajo es integrarlos a través de la escolarización, con talleres para los adultos y con empleo para que puedan asumir gastos y ser más independientes», una ayuda integral en la que colaboran con los servicios sociales y con otras entidades, asociaciones o plataformas para crear una base a partir de la que puedan crecer.

Durante la intervención de Cruz Roja se muestran partícipes porque «no les entrego un kit de ropa y alimento por hacerlo, lo hago porque veo que lo necesitan pero además tienen muchas otras necesidades y la comida se acaba, es pan para hoy hambre para mañana; ellos se dan cuenta de que se puede ir más allá y se interesan, se dejan aconsejar. Aunque las mujeres son más predispuestas que los hombres, en general se muestran receptivos» incide Silvia Martínez.

Pero están marcados por su condición nómada. Resulta inevitable que llegue a ese momento en el que dejan todo lo que habían empezado y cambian de ciudad. «Se mueven por sus redes de ayuda y de contactos, que suelen ser de la misma región de la que proceden, ellos quieren estar juntos por comunidades. No les supone un esfuerzo, lo tienen interiorizado por su propia cultura, igual están aquí y se marchan a Extremadura de temporeros y después vuelven o directamente cambian de ciudad, pero hemos detectado que son ellos mismos los que nos piden ayuda para hacer el traslado de papeles y también la escolarización de los niños, ellos se adelantan a nosotros y nos piden en función a sus necesidades».

Silvia Martínez, técnica provincial de asentamientos y personas sin hogar de Cruz Roja
Silvia Martínez, técnica provincial de asentamientos y personas sin hogar de Cruz Roja LP

Muchos regresan y otros no vuelven jamás. Forman parte de una realidad que para Silvia Martínez es posible cambiar. «Parece que hemos aceptado que haya gente así pero no se intenta cambiar, existen muchos prejuicios por cómo viven, porque su aspecto puede generar desconfianza, por su falta de higiene; hay que darle la vuelta. Resulta gratificante ver que son felices con lo poco que tienen y son muy agradecidos».

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