Crece un 13% la demanda de hipotecas por mayores de 45 años en la Comunitat Valenciana
Este colectivo ya representa una de cada cuatro solicitudes de financiación para adquiriri vivienda en España (25%), frente al 20% que suponía en 2024
La edad ha dejado de ser un dique para acceder a financiación inmobiliaria. El mercado hipotecario español vive un vuelco demográfico silencioso: en lo que ... va de 2025, una de cada cuatro solicitudes (25%) procede de mayores de 45 años, frente al 20% de 2024, según el análisis de la fintech-proptech Gibobs.com. La Comunitat Valenciana se alinea con esta tendencia, con un repunte de la demanda en este perfil del 13%, solo por detrás de Cataluña (23%), Madrid (17%) y Andalucía (15%).
«En el último año he notado un cambio muy claro en el mercado: cada vez son más las personas mayores de 45 años las que deciden solicitar una hipoteca para comprar casa. Lo que antes era minoritario se ha consolidado», afirma Marisela Martín Gutt, responsable del departamento hipotecario del Grupo Cuenca & Mirasol. Su diagnóstico resume el giro de fondo: la demanda sénior se ha convertido en uno de los motores del crédito residencial.
La explicación combina factores estructurales y coyunturales. Por un lado, los menores de 35 encajan peor el acceso al crédito, lastrados por la inestabilidad laboral, el ahorro insuficiente para la entrada y unos alquileres que siguen altos, lo que retrasa la emancipación. Por otro, el comprador de 45 a 65 años pisa con mayor solvencia, acumula patrimonio y cuenta con historiales financieros más estables. «Aunque no existen hipotecas específicas para mayores de 45, los bancos valoran muy positivamente la solvencia y el historial de este perfil. La edad no impide acceder a una hipoteca, pero sí condiciona sus características: se ajusta el plazo para que el préstamo venza antes de los 70 o 75 años, lo que puede implicar cuotas algo más elevadas», explica Jorge González‑Iglesias Baeza, CEO de Gibobs.com. De ahí la importancia del asesoramiento experto: comparar, simular escenarios y planificar amortizaciones.
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En la Comunitat, el fenómeno se manifiesta con acentos locales. Valencia ciudad concentra la demanda en vivienda usada de barrios consolidados, donde pesan ubicación, servicios y eficiencia energética por encima de los metros cuadrados. Alicante suma el factor segunda residencia y la tracción de compradores europeos de más edad, atraídos por el clima y la conectividad. Y Castellón destaca por la estabilidad de precios y una oferta relativamente más asequible, atractiva para quienes buscan certidumbre de cara a la jubilación. «Este perfil de comprador es más reflexivo y comparador; prioriza la ubicación, la eficiencia energética y la estabilidad. Para la banca es un cliente muy solvente, aunque con plazos de amortización más cortos, lo que exige planificar con precisión», añade Martín Gutt, desde la óptica de la intermediación hipotecaria local.
Los números acompañan el relato. En 2025, el precio medio de las viviendas para las que los mayores de 45 solicitaron hipoteca alcanza los 246.670 euros, un 4% más interanual. El préstamo medio sube más: 187.750 euros, un 11% respecto a 2024. Aun así, el esfuerzo financiero se mantiene en niveles prudentes, con un 19% de los ingresos mensuales destinados a la cuota, lo que sugiere presupuestos ajustados a la capacidad real y una gestión conservadora del riesgo. La preferencia por la segunda mano es abrumadora: el 85% de las solicitudes de este grupo se dirigen a viviendas usadas; el destino mayoritario es la primera residencia (78%), mientras que segunda residencia e inversión se reparten a partes iguales (11% y 11%).
La elección entre tipo fijo o variable vuelve a primer plano para este colectivo. Con horizontes de amortización más cortos y menor margen para errores de cálculo, la previsibilidad gana enteros. «A partir de los 45 años, las posibilidades financieras se acortan, por lo que la previsibilidad y la estabilidad son sumamente importantes», apunta el CEO de Gibobs.com. La hipoteca fija ofrece tranquilidad presupuestaria en un momento vital en que los ingresos tienden a estabilizarse y los gastos futuros (educación, cuidado de mayores, pre‑jubilación) se planifican con mayor certidumbre. La variable, con un Euríbor contenido y plazos inferiores a 15 años, puede ser más competitiva si se prevé amortizar anticipadamente. En ambos casos, la clave reside en comparar diferenciales, comisiones de amortización y la flexibilidad para novar o subrogar en función del ciclo de tipos.
«Este perfil es más reflexivo y comparador; prioriza la ubicación, la eficiencia energética y la estabilidad. Para la banca es un cliente muy solvente, aunque con plazos de amortización más cortos, lo que exige planificar con precisión»
Marisela Martín Gutt
Responsable del departamento hipotecario del Grupo Cuenca & Mirasol.
El comportamiento del comprador sénior también moldea la oferta. Crece la demanda de inmuebles «listos para entrar a vivir», con comunidades saneadas, mantenimiento correcto y calificaciones energéticas que reduzcan el coste operativo a medio plazo. La reforma profunda pierde atractivo frente a la inmediatez y la certidumbre. Y se impone un enfoque patrimonial de largo plazo: más que apalancamiento, estabilidad; más que maximizar metros, optimizar ubicación y calidad de vida. «Muchos clientes nos dicen que buscan vivir tranquilos y dejar de depender del alquiler; preparan un hogar que acompañe la etapa de los próximos 20 años», resumen desde Grupo Cuenca & Mirasol.
Para las entidades financieras, este segmento ofrece una combinación de solvencia y bajo riesgo histórico de impago, aunque con préstamos de menor duración. Esto introduce matices en el pricing y en las condiciones: mayor relevancia de la amortización parcial, posibilidad de fijar tipos mediante novación en momentos favorables y cuidado especial del ratio de esfuerzo, que en las oficinas se trata de mantener por debajo del 30%-35%. La documentación de ingresos estables y un historial sin incidencias se vuelven determinantes para lograr condiciones competitivas.
No obstante, el auge de las hipotecas sénior abre un debate generacional ineludible. Si los mayores de 45 ganan tracción por solvencia y estabilidad, los jóvenes corren el riesgo de quedar orillados. La Comunitat Valenciana, que pretende retener talento y facilitar la emancipación, debe atender este desequilibrio con una agenda de vivienda ambiciosa: agilizar licencias para ampliar la oferta, recuperar suelo finalista, impulsar vivienda asequible y protegida, y explorar incentivos de ahorro para la entrada (cuentas vivienda de nueva generación) junto con avales públicos bien diseñados para primeras compras. Sin oferta suficiente y mecanismos de acceso, la brecha puede ensancharse.
De cara a 2025, el escenario invita a la prudente continuidad. Tipos de interés moderados frente a los picos recientes, inflación en descenso y un empleo resistente conforman un cuadro relativamente favorable para la demanda solvente. La obra nueva seguirá tensionada por costes y plazos, por lo que la segunda mano continuará liderando transacciones, en especial en barrios bien conectados de Valencia y los corredores metropolitanos, así como en municipios costeros con servicios. La diferencia la marcará el asesoramiento de calidad: escoger el tipo adecuado, calibrar plazos, blindar la operación frente a escenarios adversos y no sobredimensionar la cuota.
En suma, la Comunitat Valenciana se consolida como uno de los epicentros de esta mutación hipotecaria. Las cifras y los testimonios del sector dibujan un mercado que «madura»: más selectivo, más exigente con la calidad y más atento a la estabilidad. El reto está en que esa madurez no derive en una exclusión de los que llegan. Entre tanto, el dato es nítido: la demanda de hipotecas por mayores de 45 años crece en torno al 13%-15% en la región y ya impulsa una de cada cuatro solicitudes a nivel nacional. La vivienda vuelve a ser ancla vital y proyecto de futuro. Y, como recuerda Marisela Martín Gutt, «una casa no es solo una inversión, es bienestar y seguridad». En hipotecas, la clave —hoy más que nunca— está en planificar bien la llave que abre esa puerta.
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