La tumba de Sinatra
Este Nueva York ya no es el 'New York, New York' que cantaba Frank Sinatra, aquel elegante farandulero que no vendía voz, sino estilo. Y ... tampoco parece que este Nueva York sea el de las cinco familias mafiosas que dominaban el cotarro desde las sombras y la sangre, los Gambino, Bonanno, Colombo, Luchese y Genovese. Aunque quizá estos históricos del hampa aprovechen la situación en vista de lo que prometía el actual alcalde musulmán, pues según afirmaba piensa recortar el presupuesto de la policía. Este Nueva York quizá no inspire películas como 'El padrino' o series como 'Los Soprano'. No importa, seguro que el nuevo rumbo fertilizará la imaginación de los guionistas del lugar. Este Nueva York, en fin, no sé si albergará otro largometraje de Woody Allen, entre otras cosas porque no encuentra financiación en su tierra, que el wokismo lo canceló aunque la Justicia le absolvió.
En cualquier caso, desde la distancia, resulta sorprendente que un musulmán haya vencido en la ciudad donde unos compañeros suyos de religión demolieron por las bravas las emblemáticas Torres Gemelas. Tras Londres, otro alcalde musulmán, esta vez en la ciudad que nunca duerme, en la capital del mundo. Pues no sé yo qué sucederá en aquella megaurbe, pero me temo que nada bueno. Más allá de su lícita creencia religiosa, el mozo es un podemita en versión de ultramar y sus ideas radicales, intervencionistas, presagian un pufo gigantesco, si le permiten aplicarlas, que no lo tengo tan claro. Estamos ante un feroz antisemita, ante un joven que asegura que los millonarios deberían de prohibirse, aunque ignoramos si a su amigacho Soros 'junior' también le afectaría esta prohibición. Intuyo que asistimos al auge de un vendedor de alfombras de infinita labia, de un verdadero encantador de serpientes. 'New York New York'. Sinatra, ya te digo, flipa en su tumba.
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