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EP

La superioridad moral (de la izquierda) lo ampara todo

Si el rival político queda deslegitimado por estar en «el lado equivocado de la historia», todo vale

Pablo Salazar

Valencia

Miércoles, 11 de junio 2025, 23:48

No es una simple cuestión de decir yo tengo razón y tú no. Porque todos, de una manera o de otra, creemos estar en posesión ... de la verdad. Es algo que va más allá del debate de ideas,de la confrontación de modelos ideológicos. Y que entronca con eso que se ha dado en llamar la superioridad moral de la izquierda. Que asegura estar en «el lado correcto de la Historia» (Historia con mayúsculas, para enfatizar su importancia). Y que, por tanto, no concede legitimidad a sus contrincantes. Ustedes -vienen a decir-, la derecha y la extrema derecha, no pueden gobernar, no tienen derecho a gobernar, no deben gobernar este país. (Un inciso con lo de la derecha y la extrema derecha. Antes de Vox, el PP concentraba esas acusaciones genéricas, no hay más que recordar el vídeo de la campaña electoral de 1996, el del dóberman. Ahora,se mete a los populares en el mismo saco del radicalismo por pactar con los voxistas, aunque el PSOE sí puede llegar a acuerdos con comunistas, nacionalistas, independentistas y hasta con los hijos políticos de ETA). Como quiera que desde la superioridad moral se descarta la alternancia en el poder (como Gollum, el personaje de 'El Señor de los anillos' obsesionado con el anillo único, repiten sin parar «mi tesoro, mi tesoooooro»), cualquier contratiempo es visto como un ataque de los que están en el lado equivocado de la historia (con minúscula, porque la suya no es importante). Una conspiración de los poderes fácticos contra los verdaderos representantes del pueblo, de «la gente», no de los poderes económicos ni de las clases altas. En esa izquierda moralmente superior no puede haber corrupción, un vicio que pertenece en exclusiva a la derecha. En consecuencia, los jueces que destapan la podredumbre del partido y del Gobierno son agentes al servicio del PP y de la «fachosfera». Y lo que hay que hacer es controlar ese Poder Judicial irredento metiendo en la carrera a personas del régimen. La crítica tampoco es posible, Es vista como propaganda fascista. Pero eso se soluciona okupando (la escribo con k para resaltar que es una actuación ilegal) TVE con todo el material disponible (los y las Intxaurrondo, Cintora, Broncano...) más los equipos de opinión sincronizada. Y hasta intentando el asalto a El País y la SER, los medios de confianza del Gobierno. Y como las instituciones no se pueden dejar en manos de cualquiera, colonizándolas con ex cargos públicos, hombres y mujeres del partido cercanos a Sánchez. Este es el guión: todo está permitido porque somos mejores y cualquier cosa que hagamos es válida con tal de que no gobierne la derecha.

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