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EP

«Nuestro querido PSOE»

Qué gran error confundir la herramienta con el objetivo. Un error que explica muchas cosas. El partido acaba siendo una religión con un profeta al que adorar

Pablo Salazar

Valencia

Viernes, 20 de junio 2025, 23:31

De la segunda comparecencia de Pedro Sánchez en la sede de su partido para dar explicaciones -que no fueron tales sino ataques a la oposición- ... se ha destacado humorísticamente y se ha convertido en un meme lo de «son las 5 de la tarde y no he comido». Pero a mí hay algo que aún me llamó más la atención. Y es cuando se refirió a «nuestro querido PSOE». Reconozco que me sorprendió. Porque de inmediato pensé en que el concepto querer es algo reservado a las personas. Incluso, algunos, a sus mascotas. O a conceptos inmateriales como la patria o la ciudad en que uno ha nacido. Quieres a España o a Nigeria, a Valencia, a Salamanca o a Burdeos. Como quieres a tu mujer o a tu pareja, a tus hijos, a tus padres y a tus hermanos, a tus amigos. Uno puede estar muy a gusto viviendo en su piso de la plaza del Historiador Claudio Sánchez Albornoz pero no declarará su amor a la comunidad de propietarios del número 17 de la plaza del Historiador Claudio Sánchez Albornoz. Se quiere a un club de fútbol, por supuesto, porque de alguna manera te relaciona o con tu lugar de nacimiento o con tu familia, con un sentimiento de pertenencia o de identidad. Se puede querer un arma del Ejército, incluso un regimiento. Pero no se quiere a una empresa o a una entidad. Nadie dice ¡cuánto quiero a la Asociación de amigos de las plantas de Puebla de Sanabria! También te puedes sentir a gusto en un partido político, especialmente si has hecho carrera en el mismo y hasta llegado a lo más alto, a presidente del Gobierno de España. Siendo que, además, no eres una lumbrera y en la empresa privada no habrías pasado de un puesto medio, oscuro y desconocido por la inmensa mayoría. Has encontrado tu sitio, estás a gusto, te sientes amparado, tus militantes te aclaman, tus colaboradores te están agradecidos y hacen la ola cuando pasas. Genial, estupendo, pero... ¿»querido PSOE»? El problema, claro, es que se confunde la herramienta, que es el partido, con el objetivo, que es la sociedad, la colectividad, la gente. La vida de las personas. Se ponen las siglas por delante de todo lo demás. Un error de concepto que explica muchas cosas, muchas actitudes, muchas corrupciones. Lo que de verdad importa, claro, no es el PSOE sino España, Valencia, Andalucía, Cantabria... es decir, los españoles, los valencianos... No es un lapsus de Sánchez, es la demostración de hasta dónde puede llegar el fanatismo ideológico de una izquierda que al creerse moralmente superior hace de su partido una religión con un profeta al que adorar. Aunque ya se ha visto en qué ha terminado, en una secta.

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