Carpalandia
El concejal de Fiestas anuncia dos fines de semana de carpas falleras. Nadie, en ningún partido, se atreve a interpretar el papel del feo o del malo en esta película
El concejal de Fiestas y presidente de la Junta Central Fallera, Santiago Ballester, pretende -que es tanto como decir que lo va a hacer, dado ... el cargo que ocupa- que en 2026 las carpas falleras estén operativas durante dos fines de semana. Como quiera que el año que viene San José cae en jueves, esos sábado y domingo a los que se refiere el edil serían los del 7 y 8 de marzo y el 14 y 15. Aunque no ha aclarado si el viernes 6 las comisiones ya podrían celebrar cena y fiesta, como quiera que la instalación de todas estas estructuras desmontables no se puede hacer en una o dos jornadas, eso significa que en los primeros días de marzo, el 2 o el 3, comenzarían a llegar a las calles y a cortarlas al tráfico. Ballester, que es fallero, evita ponerse en contra a los de su sector, a los otros falleros. Nadie aspira a ser el feo y mucho menos el malo de la película. Ni en este ni en ningún ámbito, profesión o actividad. Lo vemos a diario con la educación, nadie quiere ser el primero en decir que el rey está desnudo, que el sistema ha colapsado. Al contrario, el discurso oficial y buenista, el que se lleva, es proclamar que los jóvenes están mejor preparados que nunca. ¿Perdone...? Es mejor que te lleve la corriente, debe de haber pensado el concejal, que tratar de nadar contra la fuerza de las aguas. ¿Dos fines de semana, dice? Pues dos fines de semana. O tres si algún año se pide. Los que opinamos de los asuntos valencianos sólo hablamos de Fallas en los días de Fallas. Que si la suciedad, que si las churrerías, que si el botellón junto a la Lonja... Y luego, en cuanto las hemos quemado, nos olvidamos hasta el año siguiente. Y vuelta a empezar. La reflexión sobre el futuro de la fiesta que se anuncia tras cada edición queda recluida a la Junta Central Fallera. Con lo que es fácil imaginar en qué termina esa reflexión. Las carpas llegaron en la década de los noventa y han transformado la fiesta. Los viejos casales resultaban insuficientes para albergar a todos los miembros de la comisión y a sus invitados en los días grandes. Pero con tanta carpa, las Fallas han evolucionado hacia una Feria de Abril, aunque en lugar de concentrar las casetas en el Real de la Feria se reparte por toda la ciudad. Cientos de carpas con cientos de churrerías y cientos de 'foodtrucks' que venden hamburguesas y perritos calientes y cientos de puestos que preparan mojitos y cubatas y cientos de mercadillos 'medievales'. Un modelo imparable que a algunos no nos convence. Pero no hay un concejal que se plante y diga en voz alta: ¡Las Fallas están desnudas! Desde luego, mucho me temo, no va a ser Santiago Ballester.
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