Félix, de querer dejarlo a ejemplo de longevidad

«Estoy más tranquilo. Relajado. Tenía ganas de soltarlo, aunque estaba meditado. He recibido más cariño de lo que pensaba. Te das cuenta que hay más gente que te sigue. No me arrepiento, pero tengo un nudo en el estómago por el trato recogido. Hace que te lo preguntes, pero prefiero dejarlo a un gran nivel», explica Félix.

A sus 42 años, es uno de los referentes en la modalidad que practica. Con 16 años ya disputaba partidas en grandes carteles, mientras destacaba como juvenil. Fue en 2001 cuando Félix se estrenó en un campeonato, la Lliga, por aquel entonces Circuit Bancaixa. Félix fue finalista actuando en la punta con León y Sarasol II, hecho significativo para un debutante. «Se lesionó Sarasol I y entramos como sustitutos León y yo. Me di cuenta que no desentonamos, hicimos una Lliga espectacular. Me encontraba a gusto jugando en ese nivel y la presión no afectaba», recuerda.

En 2003 llegó el premio gordo para Félix, la primera de las tres Lligas que ostenta en el palmarés. En esta ocasión, pasó al medio con Jesús delante y Núñez detrás: «No me esperaba ni llegar a la final. Veía que podía hacer cosas porque, aunque era joven y con fallos, tenía pegada. Sabía que tenía posibilidades de consolidarme como mitger».

«La clave para resistir todo este tiempo es lo competitivo que he sido. Siempre quise jugar muchas partidas, todos los campeonatos y los desafíos», opina Félix. Con una trayectoria que comienza en los años 90, hay tiempo para todo lo malo y lo bueno. Tras ganar la Lliga, el de Dénia vivió un par de años duros: «Era muy joven y se me exigía como al mitger número uno por ese título. No lo era. Hablé con mi mujer porque quería dejar la pilota, estaba desmoralizado. Una charla con Solaz lo cambió todo. Guardo una gran amistad con él. Vino a mi casa, me soltó cuatro animaladas y vi todo de otra manera».

Nombres míticos como Solaz, Grau, Dani, Pigat III o Tato, entre otros, eran la competencia de Félix. «Imagina la plantilla que había. Un recuerdo bonito es poder jugar con ellos por igual. Era diferente porque había mitgers en cantidad. Ahora todos quieren ser resto, desgraciadamente, y eso me preocupa. Se alaba mucho al resto y el mitger queda en segundo plano. El mitger bueno juega con un resto más flojo y al revés. Ambos cargan con el mismo peso en la partida», destaca.

Esto también le influyó para descartar el Individual. «Cuando negociaba un contrato como mitger número uno, yo cobraba menos que el mejor resto y el argumento era que no jugaba el mano a mano. Por amor propio nunca quise disputarlo, a pesar de que me lo ofrecen cada año. El mitger que lo hace se engaña», explica.

Tuvieron que pasar 14 temporadas para que Félix volviera a saborear el oro liguero, esta vez junto a Pere Roc II y Monrabal II: «Me sentí el mejor en mi posición. Ese año, 2017, me encontraba espectacular. Gané todo lo que jugué». Repitió título en 2019 con De la Vega y Nacho.

Una vida dentro de los trinquets donde incluso conoció a su mujer, Macarena, en Murla. «En nuestra segunda cita, me acompañó a Massamagrell», añade entre risas Félix como el inicio de una familia vinculada a la vaqueta. Tal es así, que su vástago, Félix, quiere seguir sus pasos aunque en el resto, mientras que su hija, Júlia, no juega: «Pero es la que más afición tiene de todos». «Tengo previsto competir en llargues. Me motiva», detalla al hablar sobre su futuro: «Quiero jugar el trofeo de Torrent, y despedirme en Dénia y Pelayo, no sé el orden».