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María Galiana LP

María Galiana: «Tengo mucho miedo a la muerte porque no tengo ningunas ganas de morirme»

Estará en La Rambleta el 23 de diciembre con 'Yo quiero irme a Francia'

Viernes, 28 de noviembre 2025, 00:50

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María Galiana es un amor de persona. Creo que no hay mejor forma de definirla. Es cercana, humilde, risueña y profundamente sabia. Por algo se ha ganado el apelativo de Abuela de España. Por eso y porque, como actriz, es mastodóntica. Los valencianos tendrán la suerte de poder verla una vez más sobre las tablas de La Rambleta el 13 de diciembre, con 'Yo quiero irme a Francia', la primera obra dirigida por Elisabeth Larena, con un reparto de lujo compuesto por Alicia Armenteros, Nieve de Medina, Ledicia Sola y Galiana. La obra habla de las heridas de cuatro mujeres desde la Guerra Civil hasta la actualidad.

Hablamos con Galiana sobre su vida, sobre la historia de España, sobre la Guerra Civil y sobre el auge del ultraconservadurismo en los jóvenes. Más que respuestas, lo que a sus noventa años ofrece son puras enseñanzas.

-No sé si has leído el libro de David Uclés, 'La península de las casas vacías', donde cuenta que las mujeres fueron quienes más sufrieron la Guerra Civil para luego no haber formado parte de su narración. La historia, siempre contada por hombres. Aunque parece que esto está cambiando. Queda patente en la obra que protagonizas.

-Es verdad. Las mujeres, en los diferentes núcleos familiares, tanto de un bando como del otro, han sido las que han callado siempre. Han considerado que la armonía familiar y la paz pasaba por no contar nada de lo que había ocurrido. En toda familia ha habido tragedia de una parte y de la otra. Yo he conocido, ya mayor, cosas terribles que han sucedido en mi familia, tanto de un color como del otro. El hecho de que las mujeres no hayan contado lo que ha pasado se ha debido fundamentalmente al miedo, y a la necesidad de silenciar las burradas tan trágicas de la Guerra Civil. Eso nos ha pasado factura.

-Hay quien defiende que ya está bien de hablar de la guerra, que no hay que reabrir heridas, y hay quien dice que esta herida nunca se ha cerrado. ¿Tú qué opinas?

-Yo opino que esa situación dramática y terrible no ha terminado del todo. No se ha hecho bien, es imposible aceptar que no se haya sacado a tantísimos represaliados de las fosas comunes. Me parece históricamente absurdo y raro, imposible de pensar que se pueda terminar con una situación tan dramática de un plumazo, tapándolo todo. Hay que aclarar y, tranquilamente, volver a una situación de paz, pero con la dignidad, el recuerdo y el cariño que todas esas personas necesitan.

María Galiana Geraldine Le Loutre

-Tú naciste en el 35. Eres de las pocas personas que han vivido la República, la guerra, la posguerra, la dictadura, la democracia y ahora el boom de la inteligencia artificial. ¿Recuerdas algo de la Guerra Civil?

-No. Los que nacimos prácticamente en la guerra, porque yo tenía un año, no tenemos esos recuerdos que la gente piensa. Yo lo que conozco es lo que me han contado mis padres y mis tíos. Muchos niños y niñas de esa primera posguerra tan dura empezamos a darnos cuenta de lo que realmente había pasado cuando ya éramos mayores. Recuerdo mi niñez como algo nebuloso, porque todo se me ocultaba. Si había un poco de pan, era la primera que se lo comía. Todos los mayores disimulaban. Yo sabía que no me podía comprar más que unos zapatos, pero no lo vivía como una tragedia, lo vivía como algo normal.

-¿Crees que seguimos cayendo en los mismos errores de siempre y por eso estamos tan divididos en España, o hemos mejorado?

-No tenemos solución, hijo mío (ríe). Es terrible cómo se cuentan las cosas ahora. La evolución ha sido tan poco clara, tan poco cristalina... Yo estudié Historia. En el instituto, en los temarios, nunca se llegaba a explicar más allá de la Guerra de la Independencia en España. Mis alumnos desconocían, por ejemplo, que la Constitución que tenemos ahora no era la única, ni la primera, desconocían que en el siglo XIX había habido varias constituciones. Se interpreta la historia como te la están contando quienes te la estén contando. No hay una claridad basada en estudiar a fondo, con tranquilidad y de la manera más racional posible. No se ha estudiado bien la historia de España. Las generaciones actuales, entre los TikToks, la X y lo otro, desarrollan su inteligencia sin profundidad ni claridad. Lo último que oyen es lo que se creen. Y hay tantos bulos…

María Galiana

-Te lanzo un dato: hoy, fruto del hartazgo y como forma de ser antisistema, los jóvenes están recuperando ideas ultraconservadoras, hasta el punto en que uno de cada cuatro piensa que con Franco se vivía mejor. ¿Qué mensaje les mandas a estos jóvenes?

-Esos jóvenes se fían de una serie de circunstancias que hicieron que la gente que había vivido la guerra y que había ido progresando, encontrara la posibilidad de tener trabajo. La inmigración española fue brutal, y ese dinero ganado en Bélgica, Francia, Suiza o Alemania sirvió mucho para que la economía española progresara. Mucha gente de esa época, que había nacido en circunstancias malísimas, que no había tenido nunca casa o un cuarto de baño, empezó a tener una lavadora, una televisión o una casa, porque el país empezó a funcionar después de la terrible debacle que había sido la guerra. Y eso es lo que hace que a mucha gente le pareciera que vivían mejor. Mi generación, quizás, haya vivido mejor de lo que pueden hacerlo ahora nuestros hijos, pero también es verdad que no teníamos las mismas apetencias que ellos. Mi generación nunca pensó que era muy importante comprarse un piso. No se nos pasaba por la imaginación, vivíamos alquilados. No era muy importante comprarse el coche o tener todas las comodidades. No se concebía el hecho de tener hijos solo cuando alcanzas un confort material importante. Los tenías y ya está. Las que nos casamos en los años 60, nos casamos con el somier y dos cajones de vino como mesitas de noche. No nos pasaba nada por casarnos así, era una mentalidad muy diferente. Los jóvenes lo van a pasar muy mal porque nunca van a ganar lo suficiente para vivir de una manera más o menos normal, sin grandes lujos, pero con el mínimo indispensable.

-Tuviste una larga trayectoria como profesora y una vez jubilada empezaste a ser actriz. ¿Imaginabas así tu vejez?

-No, de ninguna manera. Yo estaba feliz porque he tenido una vocación docente muy importante. Nunca en la vida me pasó por la cabeza. Sí tenía muy claro que, cuando me jubilara, en mi casa no me iba a quedar. Trabajar siempre me ha gustado mucho. No sabía si me iba a dedicar a algo cultural o intelectual, pero no me iba a quedar de ama de casa. Yo he tenido cinco hijos y me llevé a mi padre a mi casa cuando se hizo mayor. He sido ama de casa de diez personas. Sabía que se me daba bien la interpretación, me empezaron a dar algunos papelitos en alguna película, y el trabajo llamó al trabajo, como se suele decir. Fue jubilarme en el año 2000, y en junio del 2001 me llamaron para hacer 'Cuéntame'.

María Galiana Geraldine Le Loutre

-Te has pasado 22 años siendo Herminia. ¿Cómo valoras toda aquella época en Cuéntame?

-Para mí ha sido estupendo. Tito Fernández, el primer director, cuando vio que empezábamos a tener una audiencia enorme, dijo: «Bueno, con esto vamos a tener más de un año de trabajo». Tiempo después, Miguel Ángel Bernardo, el productor, dijo: »Ojalá pudiéramos llegar hasta la muerte de Franco«. ¡Eso eran seis años, nada más! Y al final la serie se emitió durante veintidós.

-¿Hay alguna secuencia o escena que recuerdes con un cariño especial de esos 22 años?

-Soy muy poco nostálgica, no me gusta volver sobre las cosas. Pero, en general, yo te diría que las escenas con las que me quedaría son siempre las que he hecho con Carlitos, Ricardo Gómez. Recuerdo alguna escena especial con él cuando era pequeño: una vez que le pegué un bofetón. Estaba en el guion, y creo que se lo pegué de verdad porque el niño me llevaba negra. Aunque estuviera en el guion, se me fue la mano, y todavía tengo remordimiento de conciencia, pobrecito (ríe). Y en el último capítulo, mi despedida con él. Fue una escena preciosa y muy auténtica, cuando Herminia ya sabe que su final está muy cerca.

-Me imagino con 90 años y no me veo trabajando. ¿Qué es lo que te lleva a seguir trabajando hoy en día?

-Que me gusta mucho. Sobre todo hacer teatro. Trabajar como ama de casa ya no me gusta nada. Ese papel sí lo he abandonado. Me encanta hacer cine si puedo, aunque sea pequeños papeles. Este año he intervenido en tres películas. Lo sigo haciendo.

-Te he leído decir que tienes mucho miedo a la muerte. ¿Cómo es eso?

-A lo que le tengo miedo es al sufrimiento, seguramente. Y le tengo miedo a la muerte porque no tengo ningunas ganas de morirme.

-Pero tú estás como una rosa, María.

-No, no (ríe). Tengo muchos achaques. Estoy bastante mal de movilidad. Hay muchos sitios a los que ya no puedo ir andando porque la fuerza me está faltando mucho. En el escenario no, porque son distancias cortas y gracias a Dios todavía tengo bastante equilibrio, que es muy importante. Pero me encantaría hacer un viaje, y ya no tengo fuerzas para hacer turismo, ni para ir a ver monumentos. Tengo ya muchos achaques.

-Me pasa una cosa curiosa, y es que, después de toda la vida viéndote en televisión, siento que te conozco muy bien. ¿Te lo dicen mucho?

-Sí, la verdad es que sí (ríe). Probablemente debo tener muchos parecidos con Herminia. No sé si es mi voz o mi manera de expresión, pero no eres el único que me lo dice. La gente me reconoce enseguida como ella.

-¿Cuál dirías que es la clave de la vida, María?

-La clave de la vida es afrontarla con optimismo, aceptando lo que venga. Si no hacen eso, las personas entran en un círculo vicioso de depresión, en el cual, gracias a Dios, yo no he estado nunca, por muchas cosas malas que me hayan pasado. No estoy libre de haber sufrido grandes disgustos, pero yo creo que es muy importante aceptar lo malo y decir: ¡vamos hacia adelante! Es lo que nos mantiene vivos.

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