Cuando Blasco Ibáñez se colegió como abogado
La biblioteca del ICAV guarda entre sus 25.000 fondos desde una carta del escritor a la legislación jurídica del siglo XV
Noelia Camacho
Lunes, 7 de marzo 2016, 21:33
Paseando entre sus estanterías nadie diría que esa biblioteca tiene tanta solera. Parece casi el espacio de estudio de una modesta escuela por la que, al día, pasan decenas de alumnos. Y, en cierto modo, no deja de ser así. La biblioteca del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia (ICAV) es la más antigua de España que pertenece a una institución de estas características. Permanece abierta para sus colegiados, que recurren a ella para trabajar. Y es que entre sus paredes se encuentra la historia jurídica de este país de los últimos siglos.
Sin embargo, ahora, tras el cambio de sede en el año 2000 , que trasladó el ICAV a la plaza de Tetuán de la ciudad, la biblioteca ha dejado de tener ese aspecto señorial que, cuando estaba instalada en el Tribunal Superior de Justicia, poseía. Sin embargo, conserva su importancia documental, por lo que LAS PROVINCIAS ha querido bucear entre sus más de 25.000 volúmenes, conservados muchos de ellos, los más antiguos, en el archivo del ICAV. Fundada en 1847, los fondos que posee forman parte de la historia viva de la Justicia en España. Pero el nacimiento de la primera biblioteca de un Colegio de Abogados en el país no fue sencillo. El actual bibliotecario Rafael Guía cuenta como en el momento de la fundación de la librería cada nuevo miembro debía donar un libro a la institución. «Cada colegiado entregó un ejemplar. Ese fue el germen de lo que hoy conservamos aquí», asegura.
Después, con el esfuerzo de todos los miembros de la institución, se fueron adquiriendo más y más libros, hasta alcanzar los 25.000 que ahora tienen registrados. «Se compraban bibliotecas de grandes juristas, que iban engrosando la colección», afirma. De ahí que, entre sus estantes, resalten desde un Código Penal de 1870 a las denominadas Leyes de los Siete Partidos, manuales de derecho romano, una reproducción de los Fueros a legislación jurídica de la época de Felipe II.
Pero no sólo de leyes vive esta biblioteca. Desde volúmenes que narran Nuestras Fiestas, los manuales del fundador de LAS PROVINCIAS, Teodoro Llorente, a una reproducción de lujo del Libro de las horas de Isabel la Católica, una pequeña parte de los fondos se dedican a otros temas que nada tienen que ver con la Justicia. «El 95% de la colección pertenece al ámbito jurídico, pero hay otros volúmenes que se adquirían por prestigio, para engrandecer la biblioteca», narra.
Pero quizás, entre las piezas más curiosas que salvaguarda la institución es la petición manuscrita de ingreso en el Colegio de Abogados del literato valenciano Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 29 de enero de 1867-Menton, Francia, 28 de enero de 1928). En una carta fechada en el año 1889, un jovencísimo Blasco Ibáñez solicita en una misiva firmada por su puño y letra el ingreso en la institución. Con apenas 22 años, y sin haber alcanzado la repercusión que, años después, tendría, el valenciano solicita al decano del ICAV su inclusión en una entidad que, como recoge su archivo, fue creciendo en número de colegiados conforme iban pasando los años. «En los registros de miembros se puede apreciar como, de una media de veinte ingresos al año, se pasa a decenas de socios con el mayor acceso a la educación por parte de la sociedad», cuenta Guía.
Pero entre sus informes también se puede se puede encontrar, por ejemplo, la petición de otro valenciano ilustre: Cirilo Amorós. La memoria anual de la institución arroja una importante cantidad de información para entender también la historia de Valencia. Un ejemplo, en el año 1921 se colegió la primera mujer abogada. Fue Ascensión Chirivella Marín.
La biblioteca del ICAV, además, conserva una excelsa colección de la Revista General del Derecho. Una publicación, editada en Valencia, que ha sido una fuente principal de información de los magistrados españoles. Las leyes que regían a España desde 1860 hasta 1936, recopiladas en una colección de volúmenes de extraordinario valor histórico, también pueden ser consultados. Mucha legislación, pero poco valiosa, dice el bibliotecario. «Muchas de ellas han perdido su sentido legal», reitera.
La modernidad y, sobre todo, los sucesivos cambios legislativos, han conseguido que gran parte de estos fondos hayan perdido validez legal, que no documental. «Esta legislación está obsoleta. La mayoría no sirven. Pero es tan importante su valor documental que siguen siendo consultados por los investigadores», asevera tras resaltar que pese a que la biblioteca suele ser utilizada por los colegiados, sus puertas están abiertas a cualquier experto o estudioso que requiera información.
En la actualidad, la biblioteca y el ICAV miran al futuro. La institución ha impulsado una aplicación para móviles y tabletas en la que se recogen lo que los expertos consideran las leyes de uso diario. En un sólo click, los abogados y magistrados pueden realizar cualquier consulta. Además, cuentan con una Nube de lectura con más de 10.000 volúmenes digitalizados. Los tiempos han cambiado. Antes, y como resalta Rafael Guía, era necesario revisar jurisprudencia y legislación de años y años para poder trabajar.
Aunque el espíritu de esta biblioteca no ha perdido su valor. Sigue siendo la primera de las nacidas en España en una institución legal. Pese a que en ella sea difícil encontrar una novela y no tanto un Código Penal de 1870.