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Ucrania, más que una hamburguesa

Ucrania, más que una hamburguesa

En el país de la Europa del Este tiene lugar un conflicto territorial en el que la lengua adquiere un especial protagonismo

EMILIO GARCÍA | DOCTOR EN FILOLOGÍA

Sábado, 13 de marzo 2021, 07:20

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Ucrania está siendo sometida a una violenta campaña pro rusa impulsada por el oligarca ucraniano Viktor Medvedchuk, amigo íntimo de Putin. Tanto él como su esposa, Oksana Marchenko, figuran en una lista de sanciones junto con otros ciudadanos de la misma nacionalidad, cinco rusos y 19 organismos legales. Las medidas anunciadas por Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, a principios de febrero de 2021 contra este grupo, a falta de ser refrendadas por un decreto aún por publicar, comprenden la retención de sus activos financieros. Las medidas van dirigidas igualmente contra el letrado Taras Kozak, e incluyen la prohibición de emisiones de tres cadenas pro rusas (112 Ukraine, NewsOne, and ZIK), supuestamente vinculadas a Medvedchuk.

El trasfondo de este asunto tan turbio es la supuesta ucranización del país y la creciente histeria anti rusa denunciada por Medvedchuk. El Presidente Zelensky parece navegar entre dos aguas por miedo a Putin y a los oligarcas ucranianos. Su meta final es la reunificación de Ucrania a costa de cesiones, entre ellas la cuestión del idioma. Pero una condescendencia hacia la lengua rusa, como exige Medvedchuk, iría en contra de la lengua ucraniana, que en esta región ha sido reivindicada durante siglos como propia y distintiva, en oposición al ruso. El largo periodo de rusificación a todos los niveles sufrido por el país durante el imperio de los zares y, especialmente, soviético no llegó a acabar con la resistencia de los ucranios a aceptar una lengua y una cultura que nunca han considerado propias, sino extranjeras. La disolución de la Unión Soviética permitió a Ucrania en 1991 recuperar sus signos identitarios, no sin causar grandes estragos, ya que gran parte de la población urbanita había adoptado el ruso como lengua esencial, relevando al ucraniano al entorno familiar y rural. La llegada de la «primavera rusa» tras la ocupación de Crimea supuso un balón de oxígeno para los rusófilos de Ucrania oriental, llegando a considerarse a sí mismos como «minoría discriminada» frente al poderoso empuje ucranizante, tanto en los medios de comunicación como en las escuelas y la Administración del Estado.

Uno de los episodios de menor relevancia que más han alterado la idiosincrasia del país comenzó a mediados de 2014 en la región separatista de Lugansk (autodenominada República Popular de Lugansk), cuando la compañía McDonald's cerró su restaurante. A partir de entonces, el local siguió abierto a sus clientes con otra denominación, manteniendo el aspecto y los servicios de restauración en línea con la anterior empresa. La franquicia norteamericana denunció la situación, sin poder evitar que los ocupas de la Ucrania oriental siguieran explotando el negocio.

McDonald's tomó recientemente la decisión de rotular sus menús en el resto de la nación en ucranio e inglés, dando como opción, a petición individual, el menú en ruso. «Con arreglo a la legislación sobre el idioma, la lengua principal de los restaurantes de McDonald's es el ucranio. No obstante, nuestros empleados pueden utilizar el ruso si así se lo piden». Desde el Kremlin se ha llegado a acusar a McDonald's de contribuir a la marginación de las lenguas oprimidas, como el ruso de Ucrania. Quienes han formado parte hegemónica de Ucrania en tiempos soviéticos reclaman ahora el derecho a no ser relegados a segundo plano.

Pero Ucrania vale más que una hamburguesa. La diferencia entre el idioma ruso y el ucraniano es claramente marcada, aunque ambos sean variantes eslavas que utilizan el alfabeto cirílico con ciertas marcas diferenciales. La presencia del ruso en Ucrania supuso el arrinconamiento del ucranio como rama marginal del primero. En cierto modo ocurre algo parecido al portugués y el gallego, que muchos consideran ser la misma lengua a pesar de sus notables diferencias, producto de su evolución histórica. Un caso paralelo, en menor medida, al sistema lingüístico de la Comunidad Valenciana, minorizado por el empuje institucional del catalán. La politización del idioma no es nada nuevo; cualquier variante lingüística minoritaria puede convertirse en dominante como resultado de la acción administrativa y doctrinal. En la actual situación de Ucrania, mientras no cambien las circunstancias, el debate lingüístico seguirá siendo un frente de confrontación social.

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