Quédate en casa el 8-M
ELVIRA GARCÍA DE TORRES
Lunes, 1 de marzo 2021, 07:03
Se acerca el Día Internacional de la Mujer y ya tenemos abierto el debate otra vez sobre la celebración o no de movilizaciones. El año pasado, con datos sobre la mesa que apuntaban ya al riesgo de expansión de la Covid, se alentó desde el Gobierno la participación en manifestaciones masivas. Sabemos que fue, como poco, imprudente. Un año después estamos igual. Cerramos el mes con mayor número de fallecidos en toda la crisis y, en Valencia, las asociaciones feministas proponen la celebración con concentraciones en diferentes puntos de la ciudad. Con la Ministra de Sanidad en contra, Simón echa balones fuera y la Consellería de Sanidad espera al consejo interterritorial para adoptar directrices.
La Covid ha contribuido enormemente acentuar la desigualdad. El cuidado de los mayores y el impacto económico de los cierres y confinamientos se ha traducido en mayores pérdidas de puestos laborales y disminución de salarios, especialmente entre las mujeres. Como consecuencia de la pandemia, en lugar de descender, la pobreza de las mujeres en el mundo aumenta por encima del 9 por ciento según Naciones Unidas. Más datos: la diferencia salarial entre hombres y mujeres en España se sitúa, por efecto de la Covid, en niveles desconocidos desde hace varios años; también los recortes salariales son más altos entre las mujeres. El retroceso es claro. Asegura la presidenta de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia que las mujeres pueden ser las grandes damnificadas de la pandemia. Celebrar del Día Internacional de la Mujer para dar visibilidad al problema es más oportuno que nunca. Pero, en cuanto a las movilizaciones del 8-M, debe prevalecer el verdadero interés de la mujer.
El impacto de la Covid en la desigualdad no crea la obligación de manifestarse, como sostienen las asociaciones convocantes en Valencia. Al revés, obliga a suspenderlas o aplazarlas. Porque lo que dicen las cifras es que la precariedad laboral de la mujer aumenta en la medida en la que se incrementa el riesgo de contagio. Y eso es precisamente lo que supone una manifestación: más riesgo, más precariedad a medio plazo. La denuncia de la desigualdad puede llevarse a cabo con actos testimoniales de alto impacto y movilizaciones virtuales: el entorno digital ofrece múltiples recursos. El 8-M de las mujeres es un día para la prudencia. Es un día para recordar el sacrificio de tantas mujeres mayores, en riesgo socio-sanitario, que lo han dado todo en la vida y han atravesado estoicamente estos meses de desierto. Nuestras mayores se merecen el 8-M el homenaje de la prudencia.