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Una de las salas de vista, con los asientos ya delimitados. Damián Torres

La nueva Justicia a dos metros

La Ciudad de la Justicia reduce su aforo en más de 8.000 personas, limita la capacidad de las salas, instala mamparas y estudia cómo ampliar dependencias

A. Rallo

Valencia

Jueves, 14 de mayo 2020, 20:05

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'A dos metros de ti' es un drama en el que dos enfermos de fibrosis quística deben mantener esa distancia de seguridad para evitar contagios que puedan resultar letales. El argumento de la película -al margen de las enfermedades- sirve para explicar una de las claves de la desescalada y de esa nueva normalidad que parece ya manida antes de estrenarla. La Justicia nunca ha sido rápida. Ahora tampoco será cercana. La distancia de los dos metros se impone sin salvedades. LAS PROVINCIAS visitó el miércoles la Ciudad de la Justicia, la principal sede de la Comunitat, para comprobar cómo la Administración se adapta a las nuevas reglas.

Lo que más sorprende es la calma. A la entrada, un grupo de no más de diez personas aguarda su turno. En el suelo, señalado, tienen la posición que deben ocupar. Esos recientes dos metros no es que sean una distancia de cortesía sino de seguridad. «Al registro civil cuando sale uno, entra el otro», aclara una responsable. La Guardia Civil controla los accesos. Al registro, por una dirección. Profesionales, por otra.

El Registro Civil, plagado de mamparas de protección. Las sillas del zaguán, precintadas. Carteles marcan el aforo a la entrada de cada sala habilitada para celebrar juicios. Damián Torres
Imagen principal - El Registro Civil, plagado de mamparas de protección. Las sillas del zaguán, precintadas. Carteles marcan el aforo a la entrada de cada sala habilitada para celebrar juicios.
Imagen secundaria 1 - El Registro Civil, plagado de mamparas de protección. Las sillas del zaguán, precintadas. Carteles marcan el aforo a la entrada de cada sala habilitada para celebrar juicios.
Imagen secundaria 2 - El Registro Civil, plagado de mamparas de protección. Las sillas del zaguán, precintadas. Carteles marcan el aforo a la entrada de cada sala habilitada para celebrar juicios.

Apenas un letrado aparece por las instalaciones. El acceso ahora ha dejado de ser libre. Un edificio que habitualmente está asociado al trajín, las prisas y la multitud, reposa hoy en una inquietante calma. El aforo quedará limitado. De la capacidad inicial, más de 13.000 personas entre funcionarios y usuarios, se pasará a no más de 4.300, menos de la mitad.

El punto de información de la Ciudad de la Justicia -destino final de los que visitan el edificio por primera vez- se ha convertido en el puesto de abastecimiento de mascarillas. Hoy se han incorporado más trabajadores, alrededor del 30% de la plantilla. Pero no hay colas. Todos mantienen la distancia de seguridad: dos metros. Justicia se ha encargado de dividir los pasillos de las dependencias en dos mitades, una para cada sentido. Se acabó eso tan común de hacer zigzag en los aproximadamente 300 metros que separan la puerta principal de la trasera. Una línea en el suelo marca el límite. De igual modo, ocurre en las escaleras. Y serán los guardias civiles y vigilantes los encargados de que esto se cumpla. La Ciudad de la Justicia tiene algunas salas ya habilitadas para la celebración de juicios. Ahora mismo únicamente aquellos casos urgentes, las causas con preso, se están realizando de manera presencial. A la entrada de la sala se ha puesto un cartel en el que se limita el aforo, un dispensador de gel que deben usar todos los que declaren y se pondrán plásticos sobre los micrófonos. «Ahora no están porque ayer hubo un juicio y tras cada vista, se cambian», aclaran los responsables de la visita. De hecho, las indicaciones de las autoridades judiciales ya recuerdan a los jueces que a la hora de señalar sean conscientes de que tras cada vista será necesaria la limpieza de las dependencias.

Los ascensores han sido siempre una de las notas pendientes de este edificio, lastrado durante años por la falta de mantenimiento. En algunos periodos, la mitad han estado fuera de funcionamiento por problemas técnicos y/o revisiones. Ahora se ha limitado el aforo a una persona y se han dividido los aparatos para subir y bajar. En un edificio con cinco plantas, el que tenga que desplazarse a varios juzgados, termina casi haciendo una sesión de gimnasio.

Las mamparas van a ser clave en la atención al público por parte de los funcionarios. Ahora mismo, donde más se han instalado -y por otro parte, más necesarias son- es en el Registro Civil. En toda la Comunitat se pondrán unas 700.

La búsqueda de espacios seguros para celebrar juicios -no quedará otra que sean en turnos de mañana y tarde- se ha convertido ahora en una prioridad. Si la tarea entraña cierta dificultad en un edificio como el de Valencia, el objetivo adquiere el tamaño de reto en sedes de pueblos, con instalaciones menos funcionales. LAS PROVINCIAS fue testigo ayer de las obras que se están haciendo para juntar las salas multiusos de los juzgados donde normalmente se realizan declaraciones o determinados juicios. Se trata de unir dos de estas dependencias para poder garantizar la distancia.

El cumplimiento de todo lo anterior resultará clave para seguir estando sanos. Porque al igual que la película 'A dos metros de ti' hay una serie que se titula 'A dos metros bajo tierra', que habla del día a día de una funeraria. Y de sus muertos. Casi 27.000 en España.

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