El lento camino de la reconstrucción: lecciones desde Alemania
LAS PROVINCIAS viajó hasta el valle del Ahr, devastado en 2021 por una riada semejante a la sufrida en Valencia, para extraer enseñanzas de esa tragedia: cuatro años después todavía sigue en marcha el proceso de recuperación, que avanza despacio y apuesta por construir de nuevo en vez de reconstruir
En la noche del 14 al 15 de julio del año 2021, el apacible valle del Ahr sufrió una trágica inundación. El río, que atraviesa el estado sureño de Renania-Palatinado, se desbordó y destrozó cuanto encontró a su paso. Cuatro años después, las cicatrices todavía perduran. Murieron cerca de 200 personas en una catástrofe que guarda profundas semejanzas con la padecida el 29 de octubre en Valencia, incluida una cifra similar de víctimas mortales. Similitudes de donde extraer una serie de lecciones que sirvan para el empeño común de ponerse en pie que anima al vecindario de ambos territorios y que engrosaron una jornada de debates que, cuando se cumplían cuatro años del desastre, tuvieron lugar en la localidad alemana de Remagen.
Hasta allí acudió una representación de LAS PROVINCIAS, invitada por la organización del simposio, que corrió a cargo del think tank Thinking Circular. Su responsable, Eveline Lemke, era cuando se produjo la riada en el valle del Ahr, la titular de medio ambiente del gobierno del estado renano. Bajo su dirección, el simposio contó con las aportaciones de estudiosos, dirigentes empresariales y líderes políticos de Alemania y Valencia, que pusieron en común sus respectivas visiones sobre las dos catástrofes. También se programó un ilustrador viaje por el curso del río Ahr, que desemboca en el Rhin precisamente en Remagen.
Es un para de gran belleza y hermosura, patrimonio de la Humanidad, donde todavía se observan las huellas de la tragedia y donde siguen en marcha los trabajos de recuperación. Un proceso más lento de lo que pudiera atribuirse a un país tan avanzado y tan rico. Esta es la lección principal que puede extraerse de aquella visita, en comparación con lo ocurrido en la zona cero: que la recuperación va muy despacio. Una enseñanza que se completa con otras también de gran importancia desde el punto de vista valenciano. Por ejemplo, la conveniencia de atender a las recomendaciones de la ciencia y la necesidad perentoria de tener en cuenta los dictados del cambio climático en curso, que amenazan con nuevos episodios tan dramáticos como los vividos en ambos países en el lapso de tres años. Y más lecciones que se llevaron consigo quienes viajaron desde Valencia, incluida una representación de las víctimas: organizar el territorio dañado con un control más férreo de la seguridad para las personas, ensanchar los cauces, mejorar el sistema de alertas... En definitiva, evitar incurrir en errores como los que entonces, en los dos casos, segaron demasiadas vidas.
Las conclusiones de aquel simposio se pueden resumir en la frase más repetida también durante los testimonios extraídos de las víctimas de las inundaciones del Ahr. El concepto de que recuperar el tejido dañado significa no tanto reconstruir como construir de nuevo, que no es exactamente lo mismo. Construir infraestructuras y viviendas sobre bases distintas, de acuerdo con las exigencias que dicta la madre naturaleza, y construir además un nuevo modelo de relaciones entre la población civil y sus instituciones. Una gobernanza que también se construya de nuevo mediante un trabajo en red sensible a las exigencias ciudadanas: que no se limite a reconstruir el viejo paradigma que se demostró inservible, así en el valle del Ahr alemán como en la zona cero valenciana.