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Alumnos poco antes de empezar una de las pruebas de selectividad, el martes pasado. irene marsilla

Educación descarta revisar el examen de Matemáticas pese a la presión de alumnos

Profesores instan a la conselleria a estudiar la prueba y los universitarios se concentrarán hoy en señal de protesta

JOAQUÍN BATISTA

VALENCIA.

Viernes, 7 de junio 2019, 01:13

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La Conselleria de Educación rechazó ayer intervenir en el examen de Matemáticas II de la selectividad pese a la protesta masiva de los estudiantes a través de la plataforma Change.org, que al cierre de esta edición sumaba 38.790 firmas electrónicas pidiendo una solución ante el supuesto nivel de dificultad de los ejercicios planteados.

No es la única medida de presión hacia la administración, que ayer insistió en hacer un llamamiento a la tranquilidad a través del conseller Marzà. El Sindicato de Estudiantes, con especial implantación en los institutos, ha convocado una manifestación para hoy en la sede de Campanar, aunque su exigencia es más concreta y radical: que la calificación no se tenga en cuenta en el cálculo de la nota de acceso a la universidad. Desde el ámbito docente también se ha movido ficha, y la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (Csif) pidió que se trasladara la reclamación de la organización sobre el nivel de dificultad de la prueba a los responsables de las PAU. Algo que, dijeron desde la misma, aceptó Educación.

«Desde la conselleria damos por buenas las respuestas que nos está dando el coordinador de las pruebas», dijo ayer el conseller Marzà tras un acto cultural, antes de añadir que este, Antonio Gil, «corroboró que las preguntas forman parte de la materia» y de «lo exigible», que «hace unos años otra prueba pedía lo mismo» y que en otros territorios «han hecho una pregunta parecida», tal y como recogió la agencia Efe. Además, dijo «comprender» los nervios de los estudiantes y que desde la administración se estará «a su lado para que todo vaya bien».

Csif reclama que se tenga en cuenta la dificultad del examen a la hora de corregirlo

En otras palabras, el conseller no ve indicios que permitan algún tipo de revisión o impugnación de los enunciados, e incluso una anulación. De hecho, la administración es la única que podría solicitar algo así en el seno de la comisión gestora de las Pruebas de Acceso a la Universidad, entidad encargada de la Selectividad que está presidida por el secretario autonómico, Miguel Soler. Eso sí, como explica el coordinador Antonio Gil, para ello debería existir algún error formal que diera pie a ello, como haber incluido ejercicios distintos a los contenidos de la materia. En este sentido ayer insistió en que el nivel de dificultad era parecido al de otros años y que los ejercicios fueron acordes al currículum. Fuentes universitarias matizaron, por su parte, que sí se aprecian diferencias respecto al modelo de otras convocatorias que pudieron influir en el grado de exigencia, especialmente en cuanto a la comprensión de los enunciados.

Pese a la postura adelantada ayer por Marzà, el Sindicato de Estudiantes presionará. A las 12 horas ha convocado una concentración en la sede de la Conselleria de Educación exigiendo la anulación de la calificación. A su favor juega no sólo la capacidad de movilización y la alarma generada, sino los tiempos: con las PAU terminadas y los estudiantes de vacaciones es probable que la concentración sea multitudinaria. Por contra, puede influir la programación de los típicos viajes para celebrar el tránsito a la universidad.

Sin selectividad

«Queda muy claro que en ningún caso estos exámenes tienen el objetivo de evaluar, al contrario, es eliminar de un golpe a miles de estudiantes y que no puedan acceder a la universidad pública», opinó la organización estudiantil en el comunicado enviado a los medios. También se mostró muy crítica con la existencia de un filtro como la selectividad. «Los alumnos no necesitamos más dificultades para acceder a la educación universitaria, sino que precisamos de un acceso libre y gratuito que garantice que todo el mundo tenga una oportunidad de obtener una formación superior y de calidad independientemente de su situación económica», subrayó.

Sólo la Administración puede pedir una impugnación si detecta algún fallo grave

A nivel docente, el único sindicato que se ha posicionado claramente sobre la polémica ha sido Csif, que ayer la trasladó a la mesa sectorial donde se debía tratar la propuesta de calendario escolar para el curso que viene. Desde la organización pidieron «una revisión de los criterios de evaluación para contemplar la especial dificultad de la prueba», a lo que el representante de la administración, el director general de Centros Joaquín Carrión, replicó que la situación «se había desbordado», si bien dijo, siempre según el sindicato y ante su insistencia, que se comentará su petición en la comisión de coordinación de las PAU, aunque no se trate del organismo que pone los exámenes. En la Selectividad, el diseño corresponde a los grupos docentes de cada materia.

Para Csif, «una prueba excesivamente complicada en la Comunitat supone restar posibilidades al alumnado valenciano frente al de otras autonomías», en clara referencia al distrito único universitario. Y además, «al rebajarse su nota media se cuestiona al mismo tiempo la formación realizada por el personal docente durante años».

Opciones de los afectados

Los alumnos que se consideren afectados por el diseño de la prueba tienen diferentes vías de protesta. En el momento actual, antes de conocerse las calificaciones, pueden presentar una reclamación formal planteado sus reivindicaciones que les será contestada en base a los argumentos planteados. Al tratarse de una cuestión sobre la elaboración del examen, lo lógico sería hacerlo ante la comisión de materia correspondiente, aunque también pueden recurrir a la conselleria, al tribunal al que estuvieran adscritos, a la universidad e incluso al propio coordinador de las PAU.

Una vez conozcan sus calificaciones, la próxima semana, también podrán actuar, aunque en este caso ya será en relación al resultado obtenido. Cabe la posibilidad incluso de solicitar nuevas correcciones, de las que se encargaría un profesor distinto al designado inicialmente.

De hecho, una vez se sepan las notas se podrá hacer una valoración más completa de la polémica, al permitir la comparación con convocatorias anteriores, tanto del porcentaje de aprobados como de la nota media obtenida por todos los que se presentaron. Si hay mucha diferencia, será indicativo de que algo ha sucedido. Se da la circunstancia de que en la prueba de junio de 2018 la calificación fue especialmente alta (7,23 sobre 10), así como el porcentaje de aprobados (87%) y de sobresalientes (24,5%).

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