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Un hombre prepara unas rayas de cocaína en una calle de Valencia. lp
La droga se ceba con los jóvenes valencianos

La droga se ceba con los jóvenes valencianos

Bebés ingresados bajo efectos de las drogas, venta de 'chocolate' a menores en un quiosco... Medio millar de jóvenes valencianos se convierten cada año en adictos antes de los 18 y casi un centenar acaba detenido por tráfico de estupefacientes

J. A. MARRAHÍ

Sábado, 1 de junio 2019, 01:25

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Las drogas están ganando terreno en las vidas de los más jóvenes. Desde los 14 años, e incluso antes, la sombra de los estupefacientes y las adicciones se alarga. Bebés con coca o cannabis a su alcance intoxicados e ingresados en hospitales valencianos. Siete casos en poco más de año y medio, algunos de ellos con niños en estado grave. Un quiosco con su propietaria acusada de vender marihuana a menores desde su negocio. Camellos que merodean sin escrúpulos por los institutos en un cruel intento de ampliar su negocio ilegal. Chavales que fuman porros como quien masca chicle. Y el resultado: más de medio centenar de adictos antes de cumplir los 18 años, con el cannabis como principal esclavizador a edad temprana. Es la realidad que esboza las últimas operaciones policiales y estadísticas sanitarias.

Como punto de partida, las adicciones se están agravando en la Comunitat. A las del alcohol, tabaco y drogas ilegales se suman ahora las del juego 'online' o móvil. En conjunto, el año pasado comenzaron tratamiento casi 13.000 personas en la región, según los datos facilitados por la Conselleria de Sanidad. Supone un incremento de más del 4% respecto al año anterior y del 5% en relación a 2016. Conclusión: vamos a peor en adicciones a cualquier edad, con el alcohol como la principal, la cocaína en segunda posición y el cannabis en tercer lugar. Además, las toxicomanías de coca y cannabis muestran la evolución más preocupante. Los enganchados al polvo blanco crecen un 8% y los esclavizados por el cannabis, un 5%, según el Sistema Autonómico de Información en Adicciones (SAVIA).

Por primera vez descienden, aunque de manera muy ligera, las nuevas adicciones de internet, teléfono móvil, juegos o redes sociales. Pero lo que no da tregua son las ludopatías de la mano del juego 'online' y las casas de apuestas aquí y allá. Su ascenso el año pasado es el mayor en el conjunto de las adicciones: un muy preocupante 16%, con casi 600 nuevos enganchados al año en tierras valencianas.

Es al analizar las franjas de edad de los nuevos adictos cuando el titular que proponemos cobra todo el sentido: sí, las drogas se ceban con los más jóvenes. No en términos absolutos (el mayor número de adictos está en edad adulta), pero sí en la evolución. De los 401 menores valencianos que acudieron en 2017 al sistema sanitario para intentar desintoxicarse pasamos el año pasado a 550. Aumento del 12% en sólo un año. Y ellos son sólo una punta visible del problema. Hay otros muchos más en fase de consumo abusivo sin plantearse una solución.

¿Qué droga está esclavizando a más jóvenes antes de los 18? De manera abrumadora, el cannabis. De esos 550 nuevos adictos, 496 lo son por su consumo abusivo de la marihuana en sus diferentes formas. Su potencial para crear nuevos 'yonkis' adolescentes crece un 15% respecto a 2017. Y hay un dato tristemente llamativo: cada año hay más adicciones a este estupefaciente entre los 14 y los 18 años que en la franja adulta que va de los 35 a los 64 años.

El 'boom' del porro

Este auge merece un punto y aparte. La percepción del problema es generalizada. «Los policías que desarrollamos el trabajo en la calle vemos un repunte del consumo de la marihuana y cada vez a más temprana edad», aseguran desde el Sindicato de Policías y Bomberos (SPPLB). La organización también pone el acento en otra droga: la heroína, «cuya aparición en las grandes ciudades está generando miedo a los responsables policiales».

Un joven manipula una planta de marihuana.
Un joven manipula una planta de marihuana. Nicolás García

Más allá de las adicciones, ¿cuántos menores consumen hoy cannabis en la región? La única manera de aproximarlo es la Encuesta Sobre Uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes). La última data de 2016 y revela que es la droga ilegal más deseada por los jóvenes antes de la mayoría de edad. El 2% de menores la consume a diario entre los 14 y los 18 años, lo que en nuestra región equivale a casi 5.000 estudiantes asiduos al porro. Uno de cada tres (más de 73.000) ya lo ha probado en alguna ocasión.

Pese a ser la sustancia que, con diferencia, mayor número de adictos genera en esta etapa, la percepción de riesgo entre los estudiantes no es elevada. Lo ven como un asunto menor. Según los expertos de Estudes, «el alcohol es la sustancia que se percibe como menos peligrosa y el tabaco se considera más nociva que el cannabis».

Sin embargo, basta recordar lo sucedido en el barrio de Campamento de Paterna el 1 de julio de 2017. «He matado a mis padres por no dejarme ir a por marihuana», confesó David J. B., de 35 años, antes de segar la vida de sus progenitores con dos disparos de escopeta. Ellos intentaban por todos los medios frenar su adicción.

Peligros del cannabis

Desde el Ministerio de Sanidad, resumen así el riesgo del estupefaciente: «Provoca dificultades para estudiar», por lo que puede convertirse en la antesala del fracaso escolar. Segundo peligro fundamental: la adicción. Uno de cada diez de quienes lo prueban acaban enganchados. También acaban como 'yonkis' uno de cada tres de los que lo toman de manera habitual. Y su factura aún puede ser más cara: «enfermedades pulmonares, trastornos cardiacos, psicosis y esquizofrenia». Se suma «el abandono de los amigos no consumidores, un desinterés generalizado por todo lo que no sea fumar, problemas de sueño, irritabilidad, nerviosismo...».

Después del mal que llega del cáñamo, debemos fijarnos en la cocaína. Su número de adictos antes de los 18 años es muy residual en la Comunitat: once nuevos enganchados durante el año pasado, pero lo llamativo es el incremento. Los nuevos menores cocainómanos se ha doblado en un año, en consonancia con lo que está sucediendo en edades adultas pero en menor proporción. Las adicciones por cocaína en la Comunitat tocaron techo en 2008 y cayeron tras la crisis económica, pero desde 2016 se aprecia un repunte en todas las edades que, de momento, no parece tener fin.

Y hay quien decide dar un salto cualitativo y hacer de las drogas negocio. Convertirse en el camello de sus colegas, del instituto o de su barrio. Y también en este punto los datos del Ministerio del Interior invitan a la preocupación. Casi un centenar de menores valencianos acaba cada año ante la Fiscalía por cometer delitos contra la salud pública. Entre los 18 y los 30 años, esa cifra se dispara ya hasta el millar. La evolución de estos traficantes prematuros es al alza. Su número tocó techo el año pasado con 87 casos, un incremento del 70% en menos de una década.

Porno, la nueva amenaza

Más allá de las drogas prohibidas expertos como Ángel Turbi, profesor de la UCV y director del Máster en Educación y Rehabilitación de Conductas Adictivas, aprecia una nueva amenaza adictiva en el horizonte: la pornografía en internet. «Ya están apareciendo patologías y disfunciones sexuales en los jóvenes que antes no eran comunes. Y problemas de pareja por el consumo de porno desde la adolescencia, a edades cada vez más tempranas». Desde su experiencia, «la distorsión psicoafectiva que conlleva acrecienta el riesgo de acudir a la prostitución en edad adulta».

Consumo aproximado

  • ¿Qué es? ¿Qué es? Es la encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España. La última data de 2016. Gracias a ella, el Gobierno aproxima los porcentajes de consumo en jóvenes de entre 14 y 18 años en España. Estos son los resultados aplicados a la población juvenil de la Comunitat.

  • Tabaco: Casi 21.400 menores valencianos fuman a diario. Pese a ser una cifra elevada, está muy por debajo de lo que sucedía en 2004, con el doble de fumadores habituales antes de los 18 años.

  • Alcohol: Lo más preocupante es el llamado 'binge drinking' o atracón alcohólico. Uno de cada cuatro jóvenes de 15 años ya lo practica al menos una vez al mes.

  • Cannabis: Droga ilegal más consumida por los jóvenes. El 2% de menores la consume a diario entre los 14 y los 18 años, lo que en nuestra región equivale a casi 5.000 estudiantes asiduos al porro. Uno de cada tres (más de 73.000) ya lo ha probado en alguna ocasión.

  • Hipnosedantes: Son las pastillas tranquilizantes, con o sin receta. Es la cuarta sustancia con mayor grado de consumo entre estudiantes tras el alcohol, el tabaco y el cannabis. Y su querencia repunta. Más de 14.000 menores valencianos admitió haber tomado en el último mes algún tipo de somnífero o ansiolítico.

  • Cocaína: Unos 7.000 jóvenes menores de edad ya la han esnifadoo fumado en alguna ocasión. De ellos, más de 2.000 admite una frecuencia mensual de consumo.

LP

«Perdí a mis dos hijos por culpa de la coca»

Berta (nombre con el que protegemos su identidad) camina por las mismas calles del barrio valenciano donde se forjó su adicción. «La maldita cocaína...», musita mientras fuma un cigarrillo. Es joven y empezó joven. Hoy tiene 26 años y quiere salir del pozo. Lleva ya un mes sin consumir y sigue librando la batalla de su vida. «Voy a lograrlo. Estoy haciendo entrevistas de trabajo y ójala tenga un empleo», anhela.

Cuando la droga está en cada esquina del barrio «no es fácil escapar». «Fue por culpa de mi ex», relata. «Él empezó y yo le seguí, no supe decir que no». Con 22 años se convirtió en adicta a la cocaína base fumada. «Y fue mi ruina», confiesa. Admite que ha caído muy bajo cuando el afán por conseguir la nueva dosis dirigía su voluntad y su destino. Comenzaron los continuos peregrinajes a los lugares más oscuros de la Malvarrosa. «Por conseguir droga he hecho lo indecible. Robar, engañar... Menos prostituirme, de todo», describe arrepentida. El precio más alto fue la pérdida de la tutela de sus dos hijos. «Prefiero no recordar esa etapa». Demasiado dolor. Además, añade, «perdí mi trabajo y casi acabo con mi vida».

Su mensaje a los chavales que hoy tontean con canuto o raya es directo: «La del toxicómano es una vida muy dura y muy amarga. Es arrastrarse. Podéis arruinarlo todo. Perderlo todo. Familia, amigos, hijos… Todo». Berta no tira la toalla. Quiere seguir caminando en su lado más luminoso. De hecho, mantiene intacto el amor a los pequeños que ya no puede ver. Y confía en volver a abrazarlos algún día, Todo lleva su tiempo. Sé que es complicado, pero no he perdido la esperanza».

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