El Consell creará un macroparque en la zona cero para mitigar otra dana
Un equipo de la UPV redacta la propuesta para reorganizar un espacio inundable de 3.900 hectáreas, entre el parque del Turia y la Albufera
Lo avanzó el conseller Vicente Martínez Mus durante el IV Simposio en defensa de la Albufera organizado por este diario: la propuesta de la Generalitat para dar una solución definitiva al devastado espacio arrasado el 29 de octubre pasa por dotar a la zona cero de una gran área verde, un macroparque inundable, que mitigaría el efecto de otra posible riada de esa naturaleza. Una propuesta que ya está en marcha: la desarrolla el equipo coordinado desde la UPV por Eduardo Rojas, ingeniero de montes y profesor del campus: un colectivo científico y pluridisciplinar encargado por la Conselleria de la redacción de la llamada 'Estrategia integral de los espacios rústicos' afectados por la dana.
El equipo está compuesto además por otros docentes del mismo campus: Juan Marco (ordenación del territorio), Francisco Vallés (hidrología), Javier Rivera (urbanismo y paisajismo), Tomás Ruiz (infraestructuras de transporte), Fernando Buchón (cartografía) y Rafael Delgado, que se ocupa del área de agricultura, patrimonio e infraestructuras verdes. En sus palabras, Rojas confirma que el abordaje de este desafío que supone reorganizar un territorio tan complejo, malherido tras la tragedia de hace ocho meses, equivale a un nuevo plan Sur para Valencia, incluso más ambicioso que el original que siguió a la riada del 57: el estudio que han empezado a requerimiento del Consell, cuya primera fase deberá estar redactada a finales del mes de julio, va más allá del puro desvío del Turia y de la creación del canal que desde entonces saca sus aguas del centro de la ciudad. Se trata de un ambicioso planteamiento que integra paisajismo, soluciones medioambientales, criterios de movilidad sostenible, conectividad, gestión de infraestructuras y, sobre todo, una firme apuesta por hacer realidad un amplio concepto que llama «vida sana». «Vamos a honrar la memoria de los muertos por la dana y de quienes lo perdieron todo con un espacio para vivir en mejores condiciones», promete.
Esta primera propuesta se completará hacia octubre con la entrega de otro documento más detallado. Una segunda fase de su encargo sostenida sobre un aparato cartográfico que nacerá del estudio detallado del espacio llamado coloquialmente zona cero: en realidad, una inmensa área formada por 3.900 hectáreas de suelo rústico que enlazará el parque del Turia con la Albufera. Un macroparque inundable que organizará todo ese territorio ahora mismo asilvestrado y dotado de graves deficiencias en su ordenación, a la vez que permitirá de paso mitigar el impacto de una catástrofe semejante si llegara a ocurrir: no puede prevenirse el efecto del cambio climático «que se ha exacerbado» en los últimos años, según Rojas, pero sí ofrecer soluciones ambientales que mitiguen su impacto.
El desafío que supone reordenar el territorio que arrasó la riada equivale a una especie de nuevo plan Sur, pero más ambicioso
¿Cómo? El profesor de la UPV responde que la idea base pasa por forjar una alianza en el medio natural entre los atributos de que goza ya esa zona y pasan a menudo desapercibidos. Es un área, observa, de extraordinario valor. Cerca del frente marítimo, al lado del parque de la Albufera, vecina del parque del Turia y recorrida por esa red de huertas de elevada riqueza agrícola que configuran un paisaje muy atractivo, aunque maltratado. «Es un patrimonio valiosísimo pero también degradado», señala, en alusión ese urbanismo tan atroz que preside la organización territorial de los diferentes municipios y también la malla de infraestructuras viarias que lo rodean y prácticamente colmatan. Un espacio presidido por lo que denomina «minifundio municipal», cuya particular fisonomía, muy deslavada y laberíntica, complica la gestión: nada que ver con otros ejemplos que esgrime de adecuadas actuaciones análogas esparcidas por España (cita la periferia de Madrid o el anillo verde de Vitoria), que además no sufrieron el tremendo impacto de la dana. «Es que hablamos del 10% del PIB valenciano y del 1% del PIB español», recuerda.
Unas consecuencias para Valencia que no son sólo materiales. El elevado número de víctimas mortales anima su propuesta para la Conselleria desde un punto de vista de introducir «elementos compensatorios» que ayuden a superar ese trauma colectivo: una estrategia territorial distinguida por una coherencia superior a las intervenciones habituales en un espacio que presenta sus propias singularidades. «En esa zona vive más de medio de millón de personas y es un territorio con historia urbana desde hace 800 años», recalca Rojas. De ahí que su pretensión se dirija a generar un nuevo espacio «con otra lógica hidrológica». Nacería un territorio surcado por corredores ciclopeatonales, que enlacen los diferentes núcleos de población y ofrezcan una estampa alejada de la hoy vigente. Zonas verdes alfombradas con gramíneas, por donde una avenida de agua podría circular con una agresividad inferior a la registrada el 29-O, que regulen los flujos de las riadas y eviten desastres como el vivido entonces. Su planteamiento dibuja espacios rodeados de zonas boscosas, jardincillos que recorrerían la trayectoria del eje Poyo-Saleta y las riberas del Turia, mediante una teoría espacial distinta a la actual: manejando diferentes cotas para evitar las consecuencias dramáticas de posibles desbordamientos («No hay riesgo cero, pero sí capacidad de actuar para evacuar el agua de las avenidas que sobresalgan», dice), elevando incluso las construcciones que se erijan el día de mañana según el exitoso modelo del Ikea de Alfafar, al servicio de una pretensión muy avanzada: un criterio moderno de intervención que toma como inspiración los ejemplos semejantes abordados por otras ciudades occidentales.
LAS CLAVES DEL PLAN
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3.900 hectáreas de actuación, entre el parque del Turia y la Albufera. Un espacio equivalente aproximadamente al doble del que ocupa la laguna del parque natural valenciano.
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Nueva configuración del territorio La propuesta encargada por el Consell a la Universitat Politècnica plantea corredores ciclopeatonales que enlazarían los municipos de la zona cero entre sí.
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Siete científicos de la UPV participan en la redacción del proyecto, abordado desde su condición de expertos en materia de hidrología, movilidad, paisajismo y cartografía.
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Riberas de Turia y el eje Poyo-Saleta Los trabajos en curso prestan especial atención a las novedosas fórmulas que en las últimas décadas aplican otras metrópolis europeas en el tratamiento de las riberas de ríos.
En definitiva, su propuesta avala una organización más «armónica»·del territorio, que integre las infraestructuras de comunicación mediante un sistema que supere al vigente de carácter radial: la complejidad del conjunto que forman las localidades de la zona cero exige una mirada panorámica, que integre las decisiones pendientes de movilidad desde una perspectiva metropolitana «amigable». ¿Por ejemplo? Por ejemplo, conectando de manera «orbital» y directa los municipios de l'Horta Sud con el aeropuerto de Manises, dentro de un conjunto de actuaciones en materia de comunicación que ayude a resolver el actual entramado territorial, muy enmarañado y presidido por un atributo curioso que dificulta su gestión: en la zona metropolitana de Valencia residen más personas que en la propia capital.
A esa particularidad se añade otro fenómeno presente en el abordaje de una intervención global en esa área: las décadas de histórico abandono que sufren los municipios de la zona cero, lastrados entre otros factores por una inadecuada red de conexiones. «Nadie ha pensando en la intermodalidad», se queja al respecto el profesor Rojas. Alude a décadas de marginación en los planes de integración de todo ese espacio arrasado por la dana, cuya recuperación se basa en documentos estratégicos que su equipo ya maneja. Es el mismo grupo de investigación que, a propuesta del anterior Gobierno local de Valencia, ofreció soluciones para la zona donde el jardín del Turia llega al mar, dos kilómetros de intervención que se completa con otro informe aguas arribas, para gestionar el territorio allá donde el río llega a la ciudad a la altura del Azud del Repartiment. Reflexiones sobre la ordenación espacial que ayudarán a forjar su propuesta gracias también al apoyo que ofrece el documento elaborado por la Confederación Hidrográfica del Júcar con sus planteamientos sobre cómo intervenir en los cauces para evitar daños semejantes a los del 29-O en un futuro.
Una serie de corredores ciclopeatonales cruzarán el espacio donde se actúe, que dispondrá de amplias zonas verdes ajardinadas
Una serie de aportaciones científicas que hagan realidad la aspiración primordial del equipo de la UPV que coordina el profesor Rojas: «Queremos que esa área metropolitana deje de ser la suma de muchas cosas inconexas y tenga una lógica que resuelva los retos pendientes». O, en palabras el conseller Martínez Mus, ser capaces de entender ese espacio desde una renovada perspectiva: como «áreas de oportunidad para lograr una protección realmente efectiva frente a nuevas riadas, abriendo los tejidos urbanos a los parques naturales y la huerta colindante y paliando sus déficit en materia de espacios libres de uso público».
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