Sin calefacción en un colegio afectado por la dana: «los niños están en clase con chaquetas y bufandas»
La caldera del Ceip Vil·la Romana de Catarroja todavía no está en funcionamiento y la temperatura cae hasta los doce grados en plena jornada
La ola de frío polar que estos días azota a España, y por extensión a la Comunitat, está causando problemas añadidos a la comunidad educativa ... del colegio Vil·la Romana de Catarroja. Por si no tuvieran suficientes, pues se trata de una de las escuelas más afectadas por la dana. Y las consecuencias todavía colean.
La caída de los termómetros ha llegado sin que la caldera, que tuvo que ser sustituida al ubicarse en la planta baja y quedar anegada por la riada, se haya puesto en funcionamiento, por lo que no hay calefacción y la temperatura en las clases es cualquier cosa menos confortable. Este viernes se han llegado a marcar doce grados, que son algunos menos cuando de verdad empieza la jornada: a las 7 horas para aquellos niños que participan en la escola matinera.
«Tememos llegar a la temporada en la que el frío es más constante y encontrarnos igual, sin que los niños tengan un mínimo confort», explican fuentes de la AMPA, que ha denunciado la situación para que las administraciones implicadas, tanto la conselleria como el Ayuntamiento, tomen cartas en el asunto. Pues si bien la caldera la sustituyó la empresa pública Tragsa, en el marco de los trabajos de reparación del centro que impulsó el gobierno valenciano, la puesta en funcionamiento parece ser competencia municipal. De hecho, la asociación de madres y padres ha presentado escritos a ambas instituciones, y en caso de no que no se produzcan avances «la idea es unir a las familias e impulsar algún tipo de protesta en la calle».
Las mismas fuentes explican que este viernes por la mañana algunos familiares han podido acceder al centro, en el marco de la celebración de una carrera solidaria, por lo que han comprobado la situación. «Se estaba mejor en la calle que en las aulas, en las que podías ver a alumnos con las chaquetas puestas e incluso con las bufandas», describen.
Se da la circunstancia de que el Vil·la Romana tiene termómetros ambientales en las clases que registran la máxima y la mínima durante el periodo en el que permanecen activos (por ejemplo, desde el inicio del curso). Y las familias han podido confirmar que el mercurio había llegado a bajar hasta los 12,8 grados alrededor de las diez de la mañana.
Además, la inundación inutilizó el sistema de tratamiento de aire (UTA), un equipamiento situado en el entresuelo que favorecía la ventilación de las instalaciones y, de la mano de la calefacción, contribuía a mejorar el confort térmico de las aulas. La conselleria lo retiró con el curso ya iniciado y no ha sido repuesto. De hecho, en el centro no tienen constancia de si se restituirá o si, como se ha solicitado, se cambiará por un equipo de climatización más adecuado. Lo que se teme, a corto plazo, es que una vez activada la caldera la temperatura alcanzada no sea suficiente en un edificio que presenta carencias en cuanto a aislamiento. «En nuestro colegio la climatización brilla por su ausencia», sentencian las familias, que recuerdan que sólo hay radiadores en las clases, pero no en zonas comunes.
La comunidad educativa también está a la espera de que las administraciones les arreglen las goteras de las plantas superiores, un mal endémico previo a la dana, les adecúen una viga que quedó al descubierto, les instalen las puertas que faltan en la clase de dos años, les terminen de habilitar el patio, les instalen los extintores y les reparen el ascensor y el suministro del gas para la cocina, que dejó de funcionar esta semana y era clave para poder calentar la comida de los niños, que sigue siendo de catering porque todavía no se ha finalizado la instalación de la grifería, clave para recuperar la cocina in situ. Todas estas carencias, además de la relacionada con la calefacción, han sido trasladadas a las administraciones de manera formal, concluyen las mismas fuentes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión