Las atenciones a enfermos mentales se disparan durante la pandemia
La mayoría de pacientes se adaptan a la nueva situación, pero otros sufren delirios, temores obsesivos a contagiarse y adicciones al juego
Fobias, manías, delirios transitorios y problemas de conducta se han repetido en muchos diagnósticos de psiquiatras en tiempos de coronavirus y de emergencias sanitarias. Las atenciones psicológicas y terapéuticas a personas que padecen enfermedades mentales aumentaron hasta un 50 por ciento durante la pandemia en la Comunitat Valenciana, aunque la mayoría de pacientes recibieron asistencia especializada a través de consultas telefónicas y videollamadas, según datos facilitados por las asociaciones de familiares de enfermos.
«Esta crisis sanitaria ha supuesto un gran reto para el movimiento asociativo de personas con problemas de salud mental. Hemos tenido que reinventarnos para continuar ofreciendo una atención de calidad a través de medios telemáticos», afirma Llum Moral, coordinadora de la Federació de Salut Mental de la Comunitat Valenciana.
Aunque la mayoría de personas con trastornos mentales leves se adaptaron al obligado confinamiento en sus domicilios, con el cuidado de sus familiares y la asistencia telemática, algunos pacientes sufrieron delirios y protagonizaron episodios violentos o acciones extravagantes, pero estos incidentes fueron casos aislados.
Una manía persecutoria se apoderó, por ejemplo, de la mente de un presunto traficante de hachís. El hombre fue arrestado con 307.000 euros en un control policial en la ciudad de Valencia cuando decidió trasladar el dinero en un taxi tras sufrir un trastorno mental con delirios. El individuo estaba obsesionado con la ocurrencia de que alguien le perseguía para robarle la fortuna que había amasado con la venta de estupefacientes.
Tras varias semanas de obligado confinamiento, la idea fija que tenía en su cabeza agravó su estado de agitación y sacó el dinero que ocultaba en su casa para esconderlo en otra parte, pero la Policía Local detuvo al traficante en un control rutinario y le confiscó el dinero. Horas después, el hombre quedó en libertad y fue hospitalizado en la Unidad de Psiquiatría de La Fe.
Miedos obsesivos
Otras personas desarrollaron patologías como la agorafobia, un temor obsesivo a los espacios abiertos, después de vivir encerrados casi tres meses entre cuatro paredes. La pandemia ha tenido efectos diferentes en la salud mental según la edad. Muchas personas mayores vivieron el confinamiento con añoranza, soledad y tristeza, pero con resignación y disciplina al ser conscientes de su vulnerabilidad ante un posible contagio de Covid-19.
«El miedo es angustioso e incontrolable en algunos casos y entonces el paciente necesita una asistencia especializada. Hemos atendido a personas en sus domicilios que tenían una necesidad muy alta de contacto emocional», señala Francisco Canales, director general de Adiem Sentit, una fundación que presta asistencia psicológica y terapia ocupacional a 500 personas con problemas de salud mental.
En cuanto a los jóvenes, Canales asegura que durante los últimos meses se han incrementado los casos de adicciones al juego por internet. «El confinamiento ha empeorado este vicio social. Es un problema que va a más y tenemos que actuar desde la prevención y la ley para moderar las conductas adictivas», afirma el trabajador social.
Cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, la mayoría de los psicólogos, psiquiatras y demás profesionales que atienden a enfermos mentales comenzaron a teletrabajar y la asistencia presencial pasó a ser telemática, por lo que tuvieron que diseñar nuevas terapias para que los pacientes notaran lo menos posible el déficit del factor humano.
«Estábamos preocupados al principio de la pandemia porque no sabíamos cómo iban a afrontar esta nueva situación las personas con problemas de salud mental de nuestro movimiento asociativo, pero nos ha sorprendido gratamente que la mayor parte se ha adaptado de manera muy favorable y ha mostrando una gran resiliencia», explica la coordinadora de la Federació de Salut Mental de la Comunitat Valenciana.
«La brecha y pobreza digital es una de las mayores dificultades que hemos encontrado en el colectivo de personas con trastorno mental», añade Moral, aunque las asociaciones de familiares de enfermos ya están adoptado medidas para acabar con situaciones que generan desigualdades entre los pacientes.
